La “Nueva Era” el engaño de Satanás que muchos ignoran
«Nuestra lucha no es contra enemigos de carne y sangre, sino contra los Principados y Potestades, contra los Soberanos de este mundo de tinieblas, contra los espíritus del mal» (cf. Efesios 6,12)
El ser humano es un ser religioso por naturaleza: «De múltiples maneras, en su historia, y hasta el día de hoy, los hombres han expresado su búsqueda de Dios por medio de sus creencias y sus comportamientos religiosos: oraciones, sacrificios, cultos, meditaciones, etc.
A pesar de las ambigüedades que pueden entrañar, estas formas de expresión son tan universales que se puede llamar al hombre un ser religioso» (Catecismo, 28); en él hay un profundo deseo de trascendencia, de inmortalidad, y una profunda atracción hacia el mundo de lo espiritual. Este deseo ha sido puesto por Dios en el hombre para que le busque, le ame y le sirva, y de esa manera encuentre su plenitud.
El Demonio, en su afán de tentar y hacer perder al hombre, en su afán por separarlo de Dios y llevarlo a la perdición, se aprovecha de este mismo deseo que está inscrito en su naturaleza. Su estrategia no es simplemente hacerle creer que Dios no existe, ni hacerlo un ser antirreligioso, pues sabe que la fe es un aspecto esencial en el hombre; su estrategia más que hacer que el hombre deje de creer es desviar su fe del verdadero Dios para ponerla en miles de objetos, personas, prácticas, y sobre todo en sí mismo.
Es decir, el demonio pone frente al hombre un mundo de espiritualidad, una explosión de creencias, ritos, prácticas, supersticiones, filosofías, lo hace un ser profundamente religioso, pero desviando su fe de Jesucristo, del verdadero Dios. Esta es la gran mentira del Demonio: La Nueva Era.
Definición
La Nueva Era es un “supermercado espiritual” que se apoya en múltiples filosofías y religiosidades, en su mayoría orientales. Reúne un sin número de creencias, ritos, cultos, prácticas, supersticiones, relativismo, etc. Algunas de sus características:
No hay un fundador reconocido, no tiene cabeza.
No tiene un libro sagrado que contenga su doctrina, pues no tiene una doctrina definida; todo entra dentro de la Nueva Era, toda creencia es válida.
No tiene una estructura jerárquica organizada: pregona una falsa tolerancia.
No tienen dogmas o mandamientos fijos: relativismo moral.
No tiene un sistema religioso o filosófico propio: reúne incluso filosofías contradictorias.
Es un mercado religioso que permea la sociedad, la cultura, la política, lo espiritual, lo individual, y al hombre mismo.
Historia
La Nueva Era tiene sus raíces en el gnosticismo; éste viene del término griego gnosis: conocimiento. Conocimiento oculto, solo para algunos, para elegidos e iluminados.
En el siglo XIII aparecerán los cátaros, que significan “los puros” -estos fueron combatidos por Santo Domingo de Guzmán- , quienes continuarán con la herejía del gnosticismo.
A finales del siglo XX explota la corriente que nosotros vamos a llamar “Nueva Era”; nace en un contexto deprimente: acaban de pasar dos guerras mundiales, la guerra de Vietnam…el mundo tiene sed de cambio y renovación y por ello se habla de un nuevo orden mundial: “la religión nos divide, son fronteras… una sola religión, un sólo orden mundial, un solo Dios, sin jerarquías”. La humanidad quiere pasar de una era donde todo es fijo, donde hay dogmas, verdad, reglas, autoridad, diferencias, a una nueva era donde todo fluye, donde se exalta la libertad, donde hay pluralismo, diversidad, “tolerancia”, etc. He ahí el contexto perfecto, el caldo de cultivo, para este engaño de Satanás:
“El trasfondo filosófico de todo este movimiento se halla en el fenómeno de la postmodernidad que niega el principio de la razón, por eso abunda la explosión de irracionalismos... ahora cuenta la intuición, el deseo, la pasión, la fantasía”.
La Nueva Era se sustenta en la constelación zodiacal, los signos, de ahí que sus promotores hablen de cuatro grandes eras; eras que, según ellos, se rigen por las estrellas y la posición de los astros:
Era de Tauro (4230 a.C): época en que los Israelitas adoraban becerros, por ello recibe este nombre.
Era de Aries (2160 a.C): el pueblo de Israel empieza a ofrecer corderos en sacrificio.
Era de Piscis (Año 0): dominada por el cristianismo.
Era de Acuario o Nueva Era (2026 d.C): esta era se encuentra representada por el signo zodiacal de Acuario, cuyo símbolo es un hombre con un cántaro de agua, la cual se esta derramando, de manera que forma una corriente. Esto quiere decir, que la Era de Acuario o Nueva Era, es un tiempo donde todo fluye, todo cambia, donde no hay más cosas fijas, y donde desaparecerá el cristianismo. Este es su objetivo.
“El dragón vomitó de su boca como un río de agua, detrás de la mujer, para arrastrarla con su corriente” (Ap 12,15). La Nueva Era es esa corriente de agua que quiere arrasar con la Iglesia Católica, y así, con la fe en nuestro Señor Jesucristo.
Mentiras de la Nueva Era
La Nueva Era consiste en la misma tentación que puso Satanás a nuestros primeros padres, Adán y Eva. A ellos les engañó con cuatro grandes mentiras para hacerles comer del fruto; mentiras que repite al hombre de hoy: “y le dijo la serpiente a la mujer: no moriréis, es que sabe Dios que el día que comáis del fruto del árbol se os abrirán los ojos y seréis como dioses, también conoceréis el bien y el mal” (Gén 3,4-6).
Primera mentira: “no moriréis”: la Nueva Era entre sus muchas creencias, incluye la fe en la reencarnación, enseñanza totalmente opuesta a la resurrección y a la fe cristiana, pues enseña que cuando el hombre muere su alma pasa a otro cuerpo, ya sea humano o animal, y así muere varias veces hasta llegar al Nirvana o estado de fusión con dios. La fe cristiana enseña que “el hombre muere una sola vez y después viene para él el juicio” (Heb 9,27).
La Nueva Era pregona la salud y vida dorada, es decir, todo en términos de bienestar. Para ellos la medicina tradicional se queda en lo físico y no trasciende al espíritu, no es integral. Aparece pues la medicina holística, alternativa (acupuntura, radiestesia, homeopatía), la creencia de que la mente puede sanar el cuerpo. La enfermedad y el sufrimiento se ve como algo que va en contra de la naturaleza.
Segunda mentira: “se os abrirán los ojos”: la Nueva Era recurre grandemente al esoterismo, el espiritismo, la adivinación; hay una fascinación en el hombre por conocer lo oculto, lo pasado, lo futuro, con el fin de manipularlo y cambiarlo. “Todas las formas de adivinación deben rechazarse: el recurso a Satán o a los demonios, la evocación de los muertos, y otras prácticas que equivocadamente se supone “desvelan” el porvenir (cf. Dt 18, 10; Jr 29, 8). La consulta de horóscopos, la astrología, la quiromancia, la interpretación de presagios y de suertes, los fenómenos de visión, el recurso a “mediums” encierran una voluntad de poder sobre el tiempo, la historia y, finalmente, los hombres, a la vez que un deseo de granjearse la protección de poderes ocultos. Están en contradicción con el honor y el respeto, mezclados de temor amoroso, que debemos solamente a Dios” (Catecismo, 2116).
Tercera mentira: “seréis como dioses”: la Nueva Era relaciona a Dios con una energía, hablando de “energías positivas” y “energías negativas”, hasta llegar a enseñar que todo es dios (panteísmo). Difiere de la doctrina católica que nos enseña que Dios no es una energía impersonal, sino un Ser personal que nos ama; y que Dios no es todo, sino el creador de todo.
“La Nueva Era suele presentarse a través de muchos rostros, muchas formas, infinidad de manifestaciones que buscan un objetivo común: lograr que el hombre se autoidolatre, que el hombre sea Dios por su propia cuenta... La Nueva Era propone una simetría diametralmente opuesta que es la siguiente: ‘A la religión del Dios que se hace hombre, curiosamente tenemos hoy la religión del hombre que pretende ser Dios’“.
Como consecuencia, pregona la auto salvación, la cual se consigue gracias al propio esfuerzo de superación; aquí entra todo lo relacionado con auto superación, auto realización, etc. Esta enseñanza es contraria a la fe cristiana, pues la salvación es un don de Dios, que nos es dado en Jesucristo.
Cuarta mentira: “conoceréis el bien y el mal”: la Nueva Era se caracteriza por un profundo relativismo moral. Esta “espiritualidad” no tiene una exigencia moral, no exige cambio ni conversión. No se habla aquí de pecado, es el hombre el que decide lo que es bueno y lo que es malo; lo importante no es la verdad, es sentirse bien. Así las cosas, la Nueva Era se convierte en un excelente refugio para aquellas personas que tienen una situación moral difícil y no quieren salir de ella, pues se pueden convertir en personas “profundamente espirituales” sin tener que salir de su pecado.
Etapas de penetración
Iglesia no - Cristo sí: con pensamientos como: “la religión divide”, “paz y amor”, “tolerancia”, busca quitar a la Iglesia de en medio. La Nueva Era quita a las personas la protección y orientación de su Madre la Iglesia, para luego confundirlas y enredarlas.
Cristo no - Dios sí: la Nueva Era pregona que Cristo es un maestro, un iluminado que descubrió que podía ser Dios; lo toma como un profeta de la talla de Mahoma, Gandi, Buda. En cambio, te invita a creer en un Dios difuso, impersonal, cósmico, un Dios a tu manera y según tus necesidades.
Dios no - “Yo si”: como lo vimos es una de las grandes mentiras de Satanás, con la cual la Nueva Era quiere llevar al hombre a auto idolatrarse, a descubrir que la divinidad reside en él y que él lo puede todo.
Cuando el hombre pretende ser dios y se estrella contra la realidad, con la infinitud de sus limitaciones e impotencias, comprende que ha fracasado y que ha sido víctima del engaño, y de la fantasía.
“La nueva era se debe juzgar en su totalidad. No es posible aislarla o aceptar algunos de sus elementos o prácticas por insignificante que parezcan ya que esta pretende abarcarlo todo, permearlo todo, construir un nuevo orden mundial.”
Ante el engaño de Satanás, los que recurren a la Virgen María, se refugian en una buena madre que los libra de caer en tal error y seducción, porque como lo afirma San Luis María Grignon de Montfort en el Tratado de la Verdadera Devoción “Donde está María no puede estar el espíritu del maligno [...] Siendo así que -según dicen la Iglesia y el Espíritu Santo que la dirige- María sola ha dado muerte a todas las herejías, -por más que los críticos murmuren-, jamás un fiel devoto de María caerá en herejía o ilusión, al menos formales. Podrá, tal vez -aunque más difícilmente que los otros-, errar materialmente, tomar la mentira por la verdad y el mal espíritu por el bueno... pero, tarde o temprano, conocerá su falta y error material, y cuando lo conozca, no se obstinará en creer y defender lo que había tenido por verdadero.”
Práctica
Renunciar totalmente al espíritu de la Nueva Era, erradicando de mi vida: libros, medicinas, amuletos, música, supersticiones, prácticas, mantras, etc. que estén relacionados con esta malsana corriente.
Con la ayuda de Dios, analizar el grado de penetración que tuvo la Nueva Era en mi vida, en mis familiares y amigos. Orar por los que se alejaron de Dios.
¿Qué se debe hacer frente a la “Nueva Era”?
1. Darnos cuenta de que "nuestra lucha no es contra fuerzas humanas ... nos enfrentamos con los espíritus y las fuerzas sobrenaturales del mal. Por esta razón, tomemos las armaduras de Dios para poder resistir las maniobras del Diablo" (Ef. 6, 10-13).
2. La “Nueva Era” no se puede combatir principalmente con ideas y discusiones, aunque es bueno organizar conferencias, distribuir material escrito y grabado, sobre todo para aquellos que desean realmente buscar la verdad.
3. Una de las "armaduras de Dios", tal vez la más importante es la oración, especialmente la oración mística o contemplativa.
Hay que "desengavetar" y redescubrir a los Místicos de la Iglesia, principalmente a Santa Teresa, San Juan de la Cruz, Santa Teresita del Niño Jesús, por nombrar sólo los Carmelitas. Ha habido por años el concepto errado de que la Contemplación es sólo para unas poquísimas almas escogidas. Pero dice Santa Teresa de Jesús, que la oración contemplativa es la "Fuente de Agua Viva" que promete Jesús a todos en el pasaje con la samaritana. Dice la Santa Carmelita, Doctora de la Iglesia, que no dijo Jesús vengan que a unos daré de beber y a otros no, sino que dijo: "Todo el que beba de esta agua que Yo le daré no volverá a tener sed ... y se hará en él manantial de agua que brotará para darle vida eterna" (Jn. 4, 13).
4. El Rosario como arma. El Rosario es la cadena con la cual la Santísima Virgen María encadena a Satanás, es decir, lo disminuye, lo debilita, lo hace inofensivo. Por eso es tan importante esta oración diariamente y preferiblemente en familia o por lo menos entre dos personas en el hogar. Donde hay Rosario no puede penetrar el Demonio, por aquello que dijo el Creador a la Serpiente: "Pondré enemistad entre tí y la Mujer ..." (Gen. 3, 15).
5. Misa y Comunión frecuentes, de ser posible, diarias.
6. Confesión al menos mensual y, por supuesto, cuando se esté en pecado grave.
7. Consagración diaria a los Sagrados Corazones de Jesús y de María, cuidando consagrar especialmente la libertad, para que Dios Nuestro Señor pueda hacer en nosotros según Su Voluntad.
8. Penitencia y Ascetismo: La Virgen está pidiendo el ayuno a pan y agua, preferiblemente los días Miércoles y Viernes. También se puede ayunar en otras formas: de dulce, de cigarrillos, de TV, de gustos y deseos, etc.
9. Lectura de la Biblia todos los días. Es conveniente tener la Biblia en un lugar visible para que nos estimule siempre a leer y orar.
10. Oración en Grupos: Hay que fomentar la oración en grupos dentro de las comunidades eclesiales: en los grupos de apostolado, en las Iglesias, en las Parroquias, entre los vecinos y entre los amigos. Preferiblemente esta oración debe estar centrada alrededor del Rosario y de la Consagración a los Sagrados Corazones, y dejando un rato de silencio para la Oración de Contemplación, sabiendo que la Contemplación es un don de Dios y que lo más que podemos hacer de nuestra parte es desearla y buscarla en el silencio, pero Dios la da cómo quiere y cuándo quiere.
En la Oración en Grupo se mueve el Espíritu Santo con gran vigor. El Señor suele derramarse con la gracia de la Contemplación. También pueden darse gracias carismáticas, las cuales no hay que buscar, pero tampoco hay que rechazar si Dios, en su Infinita Sabiduría y Amor, las regala. Siempre habrá que discernirlas, pero no hay que "apagar el Espíritu", sino "examinar todo quedándonos con lo bueno" (1a. Tes. 5, 19-21).
11. Fomentar la Oración ante el Santísimo Sacramento del Altar, reanudando la Adoración al Santísimo.
12. Fomentar la Comunión Reparadora de los Primeros Viernes y la Oración y Comunión Reparadora de los Primeros Sábados.
13. Orar por las personas que han caído en algunas de las manifestaciones de la “Nueva Era”.
14. Oración y ayuno para luchar contra los errores y herejías que integran la “Nueva Era”:
La oración es el medio adecuado para vencer las malas intenciones del Enemigo. Estos errores y herejías están llevando a muchos a perder la Fe que nos dejó Jesucristo, y con su difusión se quiere socavar los fundamentos mismos de la Iglesia. Es necesario orar por todas las personas que han caído y por las que siguen cayendo en esta trampa del Demonio, para que el Todopoderoso en Su Infinito Amor y Misericordia se apiade de ellos. Debemos estar seguros en que la victoria final es de Jesucristo "Tú eres Pedro -piedra, roca- y sobre esta piedra edificaré Mi Iglesia, y las fuerzas del Infierno no la podrán vencer" (Mt. 16, 18).
El ayuno es un ingrediente adicional y necesario. Ayunar, no por mero ascetismo o como penitencia. Ayunar por amor: amor a los que están cayendo en estos errores, almas que son de Dios y que pueden perderse, sabiendo que el ayuno -más que una ofrenda que nosotros damos a Dios- es una gracia que Él nos otorga, si la deseamos, si se la pedimos. De esta manera nuestro ayuno se convierte en un acto de amor a nuestro Creador y Señor y a nuestros hermanos.
Adicionalmente, o como alternativa, sería muy conveniente ofrecer al menos un Padre Nuestro, Ave María y Gloria diariamente para la conversión, salvación y santificación de todas las personas que fueron engañadas por los errores y herejías que se propagan a través de la “Nueva Era”.
Conclusión
Todas estas armas nos servirán de coraza en este combate, nos darán la Sabiduría para poder discernir dónde está Dios y dónde no, y la Fortaleza para no sentirnos débiles.
Los Católicos estamos bajo el peligro inmediato de caer, y de hecho muchos -inocentemente y sin darse cuenta, sino tal vez por la novedad de seguir modas actuales- están cayendo, en la “Nueva Era”, y en el error básico de esta peligrosa corriente, el cual es creer que podemos "ser como dioses", al tratar de desarrollar un supuesto potencial ilimitado que se nos dice tenemos dentro. Pero ... ¡no somos dioses! Somos hijos de Dios y estamos llamados a esta elevada dignidad. No somos dioses, ni podemos ser como Dios, ni podemos llegar a ser dioses: no podemos llegar a la propia divinización.
Todo lo que somos o tenemos nos viene de Dios, nuestro Padre y Creador, el Dios Único y Verdadero, Dios Uno y Trino: Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo: la Santísima y Divina Trinidad, a Quien adoramos, de Quien dependemos y a Quien tratamos de amar con toda nuestra alma, con toda nuestra fuerza y con todo nuestro corazón.
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
Como era en el principio ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.
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Anexo
Prácticas y oraciones
Acto de Reparación y Desagravio
Divino Redentor y Salvador nuestro, Jesucristo:
Queremos desagraviarte, implorando tu perdón por todos los que te niegan y te blasfeman, así como tu Misericordia infinita para todos los que rechazan el tesoro incalculable de tus gracias, al dejarse arrastrar por esta creciente ola de errores que avanza sobre la humanidad en esta hora difícil de su historia. Imploramos la luz de tu Santo Espíritu para que todos en tu Iglesia podamos darnos cuenta de estos errores y herejías, y te pedimos la fortaleza para poder combatirlos con firmeza y valor.
Por pretender sustituirte a Ti, nuestro Dios Único y Verdadero, Dios que eres Persona, que eres todo Amor, por mera energía, principio o fuerza impersonal...
¡Perdón Señor, perdón!
Por pretender sustituir tu Única y Verdadera Divinidad, por falsos dioses y divinidades...
¡Perdón Señor, perdón!
Por pretender sustituirte a Ti, Jesucristo, Nuestro Dios y Señor, Camino, Verdad y Vida, por falsos maestros y gurúes...
¡Perdón Señor, perdón!
Por pretender sustituir tu Nombre, que está por sobre todo nombre: Jesucristo; por un supuesto «principio crístico»...
¡Perdón Señor, perdón!
Por pretender sustituir la fe en la Resurrección y en la Vida Eterna, que has prometido a los que te aman, por el mito de la re-encarnación...
¡Perdón Señor, perdón!
Por pretender sustituir tu Redención, por una supuesta auto-redención, a través de la creencia pagana de la re-encarnación...
¡Perdón Señor, perdón!
Por pretender sustituir la Fe en Tí, por el racionalismo...
¡Perdón Señor, perdón!
Por pretender sustituir a la Santísima Virgen María, tu Madre y Madre nuestra, por un supuesto «principio femenino» y por querer despojarla de su Maternidad Divina...
¡Perdón Señor, perdón!
Por pretender sustituir a tus Santos Ángeles por espíritus malignos engañosos y complacientes...
¡Perdón Señor, perdón!
Por pretender renovar la tentación original haciendo creer a los seres humanos que podemos “ser como Dios” y que podemos lograr cualquier cosa con tal de que nos la propongamos...
¡Perdón Señor, perdón!
Por pretender sustituir la oración y meditación cristianas por formas paganas de invocación...
¡Perdón Señor, perdón!
Por pretender sustituir el carisma profético por nuevas formas de espiritismo, ahora llamado «canalización»...
¡Perdón Señor, perdón!
Por pretender sustituir el carisma de sanación por la «canalización» de la llamada «Energía Universal»...
¡Perdón Señor, perdón!
Por pretender sustituir tu Divina Providencia por la Astrología, Adivinación, Hechicería, Brujería, Santería, Poder Mental, Metafísica, Espiritismo y Satanismo...
¡Perdón Señor, perdón!
Por pretender sustituir nuestra confianza en Ti por amuletos, pirámides, metales, piedras y cristales...
¡Perdón Señor, perdón!
Por la profanación de tus Templos, el Santísimo Sacramento del Altar, tus sagradas imágenes y las de tu Madre y tus Santos...
¡Perdón Señor, perdón!
Por la idolatría escondida en el culto fingido a las imágenes de tu Madre y de tus Santos en la Santería...
¡Perdón Señor, perdón!
Por pretender ocultar la acción maligna del Demonio y de las huestes del mal bajo apariencia de bien...
¡Perdón Señor, perdón!
Por pretender sustituir el advenimiento de tu Reino por la llegada de la llamada «Era de Acuario»...
¡Perdón Señor, perdón!
Por pretender desvirtuar la verdad contenida en las Sagradas Escrituras...
¡Perdón Señor, perdón!
Por pretender atraer adeptos a movimientos paganos, utilizando un lenguaje engañoso que aparenta ser cristiano...
¡Perdón Señor, perdón!
Por la promoción de prácticas y creencias contra la Fe, difundidas a través de los medios de comunicación social y en libros, revistas, folletos y medios audio-visuales...
¡Perdón Señor, perdón!
Por pretender destruir tu Iglesia al difundir estos errores y herejías...
¡Perdón Señor, perdón!
Oración Final
Acepta, Señor, las súplicas que te dirigimos, con las que hemos querido reparar en parte, por todos esos intentos de profanar tu Nombre y tu Divinidad, tu Verdad y tu doctrina.
Te afirmamos como nuestro Único y Verdadero Dios, Creador y Padre, Redentor y Salvador, Señor y Dador de Vida, Dios Uno y Trino:
Dios Padre, Dios Hijo, Dios Espíritu Santo: Santísima y Divina Trinidad.
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
Como era en el principio ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.
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Fuente
• Los Católicos y el impacto de la Nueva Era. Marino Restrepo.
• Jesucristo Portador de Agua Viva. Una reflexión cristiana sobre la Nueva Era. Consejo Pontificio de la Cultura. Consejo Pontificio para el diálogo interreligioso, 2003.
• Tratado de la Verdadera Devoción. San Luis María Grignon de Montfort.
• Consagración Total a Jesús por María. Lazos de Amor Mariano.
• Alerta New Age. Homilías para cada Domingo
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