¿Por qué Satanás odia a la Virgen María?
Satanás odia a la Santísima Virgen María. De hecho, él ha estado haciendo todo lo posible para desalentar la devoción a ella y a inculcar el odio hacia ella durante dos milenios.
¿Has notado que los dogmas y las devociones marianas son los que suscitan las reacciones más fuertes en aquellos que rechazan a la Iglesia? Habrás notado que las personas que cayeron en las trampas de Satanás ponen miles de excusas para no rezar el Rosario. Incluso algunos buenos católicos se sienten avergonzados por la devoción a la Virgen, y sienten que no deberíamos ser demasiado extremos en nuestra veneración por ella.
Tal vez, te has preguntado por qué la Iglesia católica tiene a la Virgen Inmaculada en tal alta estima. Tal vez te has preguntado por qué Dios ha escogido servirse de ella en la obra de la redención.
En el libro “Yo, el último exorcista” escrito por el Padre Gabriele Amorth, relata que durante un exorcismo, Satanás le dijo por medio de la persona poseída: “Cada Ave María del Rosario es para mí un golpe en la cara. Si los cristianos conocieran el poder del Rosario, sería mi fin”.
Hoy, me gustaría echar un vistazo a por qué el diablo odia tanto a la Santísima Madre, y por qué deberíamos ser sus fieles devotos.
La Virgen María aplastará su cabeza
La escena es el jardín del Edén. Los personajes son: Dios, la serpiente, Adán y Eva. El diablo está contento por su triunfo. Él acaba de engañar a Eva, y a través de ella, Adán. Él está orgulloso de sí mismo. Casi se puede sentir el orgullo demoníaco en su destrucción, porque ha estropeado la obra de Dios de la creación, y arrastró a los seres humanos -por quienes Dios tiene un amor especial- a la muerte y la miseria.
Dios ha aparecido en escena para limpiar el desorden, declarando la trágica maldición que ha surgido de pecado, pero también para proclamar el protoevangelio, el primer destello del Evangelio y la condenación del diablo.
Dios comienza dirigiéndose a Satanás, diciéndole que va a comer tierra por el resto de sus días. Luego revela algo que hace que Satanás tiemble de horror: su derrota definitiva vendrá de las manos de una mujer.
“Pondré enemistad entre ti y la mujer, entre tu linaje y el suyo. El te aplastará la cabeza y tú le acecharás el talón”. Génesis 3,15
Jesús va a aplastar a Satanás a través de María. Ella es el instrumento que Jesús va a utilizar cuando destruya a su antiguo enemigo.
Con eso en mente, es tan legítimo decir, “Él aplastará su cabeza” como decir, “ella aplastará su cabeza”.
Entonces, ¿por qué ser derrotado por María duele tanto al diablo? ¿Por qué quiere Dios utilizar a María para derrotar a Satanás? Te lo explicaré.
“Derribó a los poderosos de su trono…”
El diablo odia, me refiero a que él odia el hecho de que su derrota final vendrá de la mano de una humilde sierva. En cierto modo, su corazón orgulloso podría aceptar ser derrotado por Dios mismo, porque Dios es todopoderoso y omnipotente. ¿Pero ser aplastado por una pequeña Dama de Nazaret? Esa idea es absolutamente humillante para él. Lo vuelve loco. Porque si hay una cosa que odia la criatura más orgullosa de toda la creación, es ser humillada.
Satanás ve que su derrota por parte de la Virgen María es humillante porque ella es una mujer, y las mujeres son el sexo más débil (1 Pedro 3:7), y él desprecia a los débiles. A él le gusta ver a las mujeres ser maltratadas, degradadas y ser tratadas como objeto. Eso sin mencionar que nuestra Santísima Madre es humana, y Satanás odia a los humanos porque tenemos cuerpos, y él es un espíritu puro que desprecia a los cuerpos. Pero hay otra razón más profunda por la que Satanás odia ser derrotado por María: Ella es su reemplazo en el cielo.
Verás, Lucifer fue originalmente la mejor criatura de Dios. Era el más hermoso, más poderoso que todas las otras criaturas que Dios había creado. Y como todos sabemos, se le subió a la cabeza. Era tan hermoso, tan poderoso que realmente pensó que podía ser mejor que Dios. Las marcas que caracterizan a Satanás son el orgullo y la envidia del Todopoderoso.
La palabra Lucifer es una palabra latina que significa Estrella de la mañana. Nadie tiene que extrañarse de que un ser maligno, ahora ya monstruoso, tenga un nombre tan bello, pues éste fue el nombre que el Padre de los ángeles le puso a esta criatura al crearlo. Lo cierto es que éste era su nombre antes de caer. Se da por supuesto que Lucifer era la más alta naturaleza angélica creada por Dios.
Hay que decir que la naturaleza más excelsa creada por Dios fue la de Lucifer. La Virgen se santificó día a día con esfuerzo. Ella con su sacrificio y sus obras y la gracia de Dios logró ser la criatura más excelsa. Pero su excelsitud no fue un acto de creación de Dios, sino de santificación.
María, al nacer, recién salida de las manos de Dios, era sólo un ser humano. Es seguro que el Creador, incluso nada más nacer, le debió conceder grandes perfecciones a su alma, pero esas perfecciones estaban lejos del inmenso poderío que tuvo la cúspide de la Creación, el más alto espíritu angélico. Mientras que la naturaleza más grandiosa que ha creado Dios, la más alta de las criaturas angélicas, era la coronación de la obra de Dios. Dios creó magnífico a Lucifer en su naturaleza, y él se corrompió. Dios creó humilde a María en su naturaleza, mera mujer y por tanto inferior a los ángeles, y ella fue la que se santificó. Como se ve, hay un gran paralelismo entre ambas figuras, sólo que es un paralelismo inverso:
- Uno es la criatura más perfecta por la naturaleza, la otra por la gracia.
- Uno se corrompe, ella se santifica.
- Uno quiere ser rey y no servir, y al final no es nada. Ella quiere ser nada y servir, y al final es Reina.
- Uno fue creado para ser la Estrella de la mañana angélica (Lucifer). Ella (María) acabó siendo la Estrella de la Mañana de la Redención, es decir, la estrella que en el firmamento anuncia la nueva era del Mesías.
- La primera estrella cayó del firmamento angélico, la segunda estrella se elevó en el firmamento de los santos.
- La primera estrella (que era espíritu) cayó a tierra, la segunda estrella (que era corporal) ascendió a los Cielos.
- Lucifer no quiso aceptar al Hijo de Dios hecho hombre, la Virgen no sólo lo aceptó sino que lo acogió en su seno.
- Lucifer era un ser espiritual que finalmente se hizo peor que una bestia (sin dejar de ser espiritual). Ella era un ser material que finalmente se hizo mejor que un ángel (sin dejar de ser material).
- Lucifer se bestializó, ella se espiritualizó.
Ahora ya sólo hay una única estrella de la mañana que es la Virgen. Pues además de que la primera estrella cayó, la segunda estrella de la mañana brilló con la luz de la gracia, luz mucho más bella e intensa que la luz del primer astro, que brilló sólo con la luz de su naturaleza. Los ángeles, los miles de millones de ángeles, recuerdan perfectamente el poder y belleza de la luz de la primera estrella antes de su oscurecimiento. Sin embargo, el nuevo lucero con su luz purísima ha eclipsado completamente el recuerdo de esa luminaria angélica. Ahora, Lucifer es la estrella de la oscuridad. En el firmamento de la desdicha, él destaca por el brillo de su luz oscura. Sigue siendo la estrella de la mañana, pero no de la mañana de luz, sino la estrella que anuncia la mañana de una eterna noche, una mañana que no ha hecho más que comenzar.
¿Y cuáles son las características que definen a la Virgen María? Primero y ante todo, ella es sumamente humilde. De hecho, es la criatura más humilde que ha existido.
- Por cada gramo de orgullo que tiene el diablo, María tiene el doble de humildad.
- Por cada gota de envidia llena de odio y amargura en el corazón negro de Satanás, el corazón de María está lleno de el doble de alabanza, adoración y amor.
- Por cada parte corrompida y depravada en el alma del diablo, el corazón de María está lleno de más pureza y fecundidad.
- Y por gracia, Dios ha hecho que la Virgen María sea la criatura más exquisita y gloriosa de todo el universo, el título que el diablo solía reclamar para sí.
En todos los sentidos, la Inmaculada es el polo opuesto de Satanás. En todos los sentidos, ella es su reemplazo, y él lo sabe. Este intercambio divino de María por Satanás se revela en el himno de alabanza de la Virgen, el Magnificat:
«Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi salvador, porque el miró con bondad la pequeñez de tu servidora. En adelante todas las generaciones me llamarán feliz, porque el Todopoderoso he hecho en mí grandes cosas: ¡su Nombre es santo! Su misericordia se extiende de generación en generación sobre aquellos que lo temen. Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los soberbios de corazón. Derribó a los poderosos de su trono y elevó a los humildes. Colmó de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos con las manos vacías. Socorrió a Israel, su servidor, acordándose de su misericordia, como lo había prometido a nuestros padres, en favor de Abraham y de su descendencia para siempre» (Lc 1, 46-55).
En el Magnificat, vemos el papel de María en la salvación resumido maravillosamente:
- La humildad de María “el miró con bondad la pequeñez de tu servidora”
- La maravillosa obra de gracia de Dios en ella: “el Todopoderoso he hecho en mí grandes cosas”
- Dios expulsa a Satanás: “dispersó a los soberbios de corazón. Derribó a los poderosos de su trono”
- Dios exalta a María en lugar de Satanás: “elevó a los humildes”.
Lo peor de todo para Satanás, es que su reemplazo en el cielo no es otra que la Madre de la Palabra Eterna, Jesucristo, cuya pasión y muerte redimió a la humanidad, que con mucho esfuerzo Satanás quiso destruir. El «Sí» de María a Dios deshizo de desobediencia de Eva, allanando el camino para la obra salvadora del Nuevo Adán. La misma debilidad de Eva que Satanás despreció fue reemplazada por la humilde obediencia de María, una obediencia a la voluntad de Dios que la ha hecho poderosa más allá de los límites.
Este es el plan divino para la derrota del enemigo. Esta es la humillación y condenación de Satanás.
Hasta la vista, Satanás
En caso de que no te dieras cuenta, Satanás te odia. Su amarga envidia lo inspira a destruir la creación de Dios, a arrastrarla hasta el abismo del infierno. No le gustaría nada más que tú —hecho a imagen de Dios— te unas a él en las llamas eternas del lago de fuego, porque a la miseria le gusta la compañía.
Pero no temas, recordemos que la Virgen María nos dijo en su tercera aparición en Fátima, lo siguiente: “Cuando recéis el Rosario, decid después de cada misterio: «Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno, lleva al cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de tu misericordia»”.
La antigua serpiente no tiene poder contra la Inmaculada Virgen María, porque en el plan de Dios, ella es el instrumento que Jesús utiliza para humillarlo y demolerlo. ¿Quieres aplastar la cabeza del diablo en tu vida? ¿Quieres pasar con seguridad las pruebas, tentaciones y tormentas de la vida, hacia nuestro hogar eterno? La respuesta es simple: Recurre a María. Ámala, sé su fiel devoto. Sé su defensor, su apóstol. Consagra tu vida a ella total y completamente, porque nada de lo que le pertenezca se perderá. Como san Juan Damasceno dijo de una manera tan bella: “Ser devoto de ti, oh Santa Virgen, es un brazo de salvación que Dios da a aquellos a quienes Él desea salvar”.
Satanás está violento, causando tantos estragos como pueda, porque sabe que su tiempo se está acabando. Tiene miedo y está enojado, porque sabe que un día muy pronto, será aplastado por la mujer que hace su corazón tiemble, la mujer «que surge como la aurora, bella como la luna, resplandeciente como el sol, imponente como escuadrones con sus insignias» (cf. Cantar de los Cantares 6:10).
«Oh María, sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a vos.»
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Fuente
• Why the Devil Hates the Blessed Virgin So Much (And Why You Should Love Her). Sam Guzman.
• Por qué el demonio odia a la Virgen María y por qué tú deberías amarla. Manuel Rivas.
• Suma de cuestiones relativas al demonio. Exorcista Padre José Antonio Fortea.
• Yo, el último exorcista. Exorcista Padre Gabriele Amorth.
• El mensaje de la Virgen de Fátima sobre el poder del Santo Rosario. ACI Prensa. Agencia Católica de Informaciones.
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