Libro de Cielo
Escrito por la Sierva de Dios Luisa Piccarreta.
Volumen 13
I. M. I.
13-1
Mayo 1, 1921
La voluntad humana hace surgir la desemejanza entre Creador y criatura.
(1) Continuando mi habitual estado, me he encontrado fuera de mí misma en medio de una multitud de personas, y estaba también la Mamá Reina, que hablaba a aquella gente y lloraba, tanto, que teniendo un ramo de rosas en su regazo, las bañaba con sus lágrimas; yo no comprendía nada de lo que decía, sólo veía que la gente quería hacer tumultos, y la Celestial Mamá les pedía llorando que se calmaran. Después ha tomado una rosa y señalándome entre tanta gente me la ha dado, yo la he mirado, y la rosa estaba adornada con las lágrimas de mi querida Mamá, y esas lágrimas me invitaban a implorar por la paz de los pueblos.
(3) Después me he encontrado con mi dulce Jesús, y le he pedido por la paz de los pueblos, y Él atrayéndome a Sí me ha hablado de su Santísima Voluntad diciéndome:
(3) “Hija mía, mi Voluntad contiene la potencia creadora, y así como mi Voluntad dio vida a todas las cosas, así también tiene el poder para destruirlas. Ahora, el alma que vive en mi Querer tiene también el poder de dar vida al bien y muerte al mal, en su inmensidad se encuentra en el pasado, y donde hay vacíos de mi gloria, ofensas no reparadas, amor que no me fue dado, ella llena los vacíos de mi gloria, me hace las reparaciones más bellas y me da amor por todos. En mi Querer se difunde al presente, se extiende a los siglos futuros, y por doquier y por todos me da lo que la Creación me debe. Yo siento en el alma que vive en mi Querer el eco de mi poder, de mi amor, de mi santidad; en todos mis actos oigo el eco de los suyos, corre dondequiera, delante, atrás y hasta dentro de Mí; dondequiera que está mi Querer está el suyo, conforme se multiplican mis actos así se multiplican los suyos. Sólo la voluntad humana pone la desarmonía entre criatura y Creador, un solo acto de voluntad humana pone el desorden entre el Cielo y la tierra, arroja desemejanza entre Creador y criatura; en cambio para quien vive en mi Querer todo es armonía, sus cosas y las mías armonizan juntas, Yo estoy con ella en la tierra y ella está Conmigo en el Cielo; uno es el interés, una es la vida, una es la Voluntad. Mira la Creación, porque en nada se ha apartado de mi Voluntad, el cielo es siempre azul y estrellado, el sol está lleno de luz y calor, toda la Creación está en perfecta armonía, una cosa es sostén de la otra, es siempre bella, fresca, joven, jamás envejece ni pierde ni un rasgo de su belleza, más bien parece que cada día surge más majestuosa, dando un dulce encanto a todas las criaturas. Tal habría sido el hombre si no se hubiera sustraído de mi Querer, y así son las almas que viven en Él, son los nuevos cielos, los nuevos soles, la nueva tierra toda florida, más multiformes en belleza y en encanto”.
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13-2
Mayo 21, 1921
Jesús encuentra reposo en las almas que viven en su Querer.
(1) Encontrándome en mi habitual estado, mi siempre amable Jesús se hacía ver en mis brazos, en actitud de tomar reposo, yo me lo he estrechado al corazón diciéndole: “Amor mío, dime una palabra, ¿por qué callas?”
(3) Y Jesús: “Querida hija mía, me es necesario el reposo después de haberte hablado tanto, quiero en ti los primeros efectos de mis palabras, tú trabaja haciendo lo que te he enseñado y Yo reposo, y cuando hayas puesto en práctica mis enseñanzas, Yo regresaré de nuevo a hablarte de cosas más altas y sublimes, para poder encontrar en ti un reposo más bello. Y además, si no reposo en las almas que viven en mi Querer, ¿en quién podría esperar reposo? Sólo las almas que viven en mi Querer son capaces de darme reposo; el vivir en mi Querer me forma la estancia, los actos hechos en mi Voluntad me forman el lecho, los actos repetidos y la constancia en repetirlos son los arrullos, la música y el opio para conciliar el sueño. Pero mientras duermo Yo te vigilo, de modo que tu voluntad no es otra cosa que el desahogo de la mía, tus pensamientos el desahogo de mi Inteligencia, tu palabra el desahogo de la mía, tu corazón el desahogo de mi corazón; así que si bien no me oyes hablar, estás tan perdida en Mí que no quieres, ni piensas, ni haces sino lo que quiero y hago Yo. Así que hasta en tanto vivas en mi Querer, puedes estar segura que todo lo que se desarrolla en ti, soy Yo”.
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13-3
Junio 2, 1921
Jesús cuando vino a la tierra habló muy poco acerca de su Voluntad.
(1) Me sentía muy oprimida porque me han dicho que quieren publicar todo lo que mi dulce Jesús me había manifestado sobre su Santísimo Querer, y era tanta la angustia que me sentía también agitada, y mi dulce Jesús en mi interior me decía:
(3) “¿Quieres tú juzgarlo todo? Bonita cosa; ¿sólo porque un maestro ha querido dictar a un alumno su doctrina, no puede volverse pública la doctrina, ni el bien que se puede hacer con ella? Esto sería absurdo y disgustar al propio maestro, y además, de ti no hay nada, todo es doctrina mía, tú no has sido otra cosa que una escribana, ¿y sólo porque te he escogido a ti, tú quisieras sepultar mis enseñanzas, y por tanto también mi gloria?”
(3) Pero a pesar de todo me sentía inquieta, y mi siempre amable Jesús, saliendo de mi interior me ha rodeado el cuello con su brazo, y estrechándome fuerte me ha dicho:
(4) “Hija amada mía, cálmate, cálmate y contenta a tu Jesús”.
(5) Y yo: “Amor mío, es demasiado duro el sacrificio, al sólo pensar que todo lo que ha pasado entre Tú y yo debe hacerse público, me siento morir, y se me rompe el corazón por el dolor. Si he escrito ha sido sólo por obedecer y por el temor de que Tú pudieras disgustarte, y ahora mira en qué laberinto me pone la obediencia. Vida mía, ten piedad de mí y pon tu santa mano en todo esto”.
(6) Y Jesús: “Hija mía, y si Yo quiero este sacrificio tú debes estar dispuesta a hacerlo, no debes negarme nada. Tú debes saber que Yo al venir a la tierra vine a manifestar mi doctrina celestial, y a hacer conocer mi Humanidad, mi patria, y el orden que la criatura debía tener para alcanzar el Cielo, en una palabra, el Evangelio; pero de mi Voluntad casi nada o poquísimo dije, casi la pasé por alto, haciendo entender que la cosa que más me importaba era la Voluntad de mi Padre. De sus cualidades, de su altura y grandeza, de los grandes bienes que la criatura recibe con vivir en mi Querer, casi nada dije, porque la criatura siendo demasiado niña en las cosas celestiales no habría entendido nada, sólo le enseñé a pedir: “Fiat Voluntas Tua, Sicut in Coelo et in Terra”, a fin de que se dispusiera a conocer mi Voluntad para amarla y hacerla, y por tanto recibir los bienes que Ella contiene. Ahora, lo que debía hacer entonces, las enseñanzas que debía haber dado a todos sobre mi Voluntad, te las he dado a ti, así que con hacerlas conocer no es otra cosa que suplir a lo que debía hacer Yo estando en la tierra, como cumplimiento de mi venida. Entonces, ¿no quieres tú que cumpla la finalidad de mi venida a la tierra? Por eso déjame hacer a Mí, Yo vigilaré todo y dispondré todo, tú sígueme y estate en paz”.
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13-4
Junio 6, 1921
El milagro más grande que Dios puede hacer, es que un alma viva de su Fiat.
(1) Estaba perdiéndome en el Santo Querer de Jesús bendito y pensaba entre mí: “¿Cuál será más grande, más variada, más múltiple, la obra de la Creación o la obra de la Redención?” Y mi siempre amable Jesús me ha dicho:
(3) “Hija mía, la obra Redimiente es más grande, más variada y múltiple que la obra de la Creación, tan es más grande, que cada acto de la obra Redimiente son mares inmensos que circundan la obra de la Creación, la cual, circundada por la obra Redimiente, no es más que pequeños riachuelos circundados por los vastísimos mares de la obra Redimiente. Ahora, quien vive en mi Voluntad, quien toma por vida mi Fiat Voluntas Tua, corre en estos mares inmensos de la obra Redimiente, se difunde y se ensancha junto, en modo que supera la misma obra de la Creación, por eso únicamente la vida de mi Fiat puede dar verdadero honor y gloria a la obra de la Creación, porque mi Fiat se multiplica, se extiende dondequiera, no tiene limites; en cambio la obra de la Creación tiene sus límites y no se puede hacer más grande de lo que es.
(3) Hija mía, el más grande milagro que puede obrar mi omnipotencia, es que un alma viva de mi Fiat. ¿Te parece poco que mi Voluntad santa, inmensa, eterna, descienda en una criatura, y poniendo juntas mi Voluntad con la suya la pierdo en Mí y me hago vida de todo el obrar de la criatura, aun de las más pequeñas cosas? Así que su latido, la palabra, el pensamiento, el movimiento, el respiro, es del Dios viviente en la criatura; esconde en ella Cielo y tierra y aparentemente se ve una simple criatura. Gracia más grande, prodigio más portentoso, santidad más heroica no podría dar que mi Fiat. Mira, la obra de la Creación es grande, la obra de la Redención es más grande aún, pero mi Fiat, el hacer vivir a la criatura en mi Voluntad supera a la una y a la otra, porque en la Creación mi Fiat creó y puso fuera mis obras, pero no quedó como centro de vida en las cosas creadas; en la Redención, mi Fiat quedó como centro de vida en mi Humanidad, pero no quedó como centro de vida en las criaturas, es más, si su voluntad no se adhiere a la mía, dejan inútiles los frutos de mi Redención; en cambio mi Fiat, al hacer vivir a la criatura en mi Querer, Yo quedo como centro de vida de la criatura, y por eso te repito, como otras veces, que mi Fiat Voluntas Tua será la verdadera gloria de la obra de la Creación, y el cumplimiento de los copiosos frutos de la obra de la Redención. He aquí la causa por la que no quiero otra cosa de ti, sino que mi Fiat sea tu vida, que no mires otra cosa que mi Querer, porque quiero ser centro de tu vida”.
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13-5
Junio 12, 1921
Donde encuentre su Vida, Dios se detendrá y morará ahí por siempre, y entonces se reposará no en la obra de la Creación, sino en su misma Vida. El alma debe ser centro del Divino Querer.
(1) Continuando mi habitual estado, mi siempre amable Jesús continúa hablándome de su Santo Querer diciéndome:
(3) “Querida hija mía, parto de mi Voluntad, Yo no te quiero cielo tachonado de estrellas, me agradaría, encontraría mi obra, pero no me satisfacería, porque no me encontraría a Mí mismo; no te quiero sol, si bien me agradaría, encontraría la sombra de mi luz y de mi calor, pero no encontrando mi Vida pasaría de largo; no te quiero tierra llena de flores, de plantas y de frutos, pues si bien me podría agradar porque encontraría el aliento de mis perfumes, las huellas de mi dulzura, la maestría de mi mano creadora, en suma, encontraría mis obras pero no mi Vida, por eso pasaría delante a todo, continuaría girando sin detenerme, ¿para encontrar qué cosa? Mi Vida. ¿Y dónde encontraré esta mi Vida? En el alma que vive de mi Voluntad. He aquí por qué no te quiero ni cielo, ni sol, ni tierra florida, sino centro de mi Querer. Donde encuentre mi Vida me detendré y ahí habitaré por siempre, y entonces estaré contento, me reposaré no en mi obra como en la Creación, sino en mi misma Vida.
(3) Has de saber que tu vida debe ser el Fiat, mi Fiat te sacó a la luz, y cual noble reina llevando en tu seno al Fiat Creador, debes caminar el campo de la vida sobre las alas del mismo Fiat, arrojando por todas partes la semilla de mi Voluntad, para poder formar otros tantos centros de mi Vida sobre la tierra, y después volver en mi mismo Fiat al Cielo. Seme fiel y mi Voluntad te será vida, mano para conducirte, pies para caminar, boca para hablar, en suma, se sustituirá a todo”.
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13-6
Junio 20, 1921
Semejanza entre el sol y quien vive del Divino Querer.
(1) Encontrándome en mi habitual estado, mi siempre amable Jesús ha venido, ero todo majestad y amor; me ha tomado la mano derecha con la suya y acercándose a mi corazón me lo ha besado; después, con ambas manos me ha tomado mi cabeza durante algunos momentos. ¿Quién puede decir lo que me sentía infundir? Sólo Él puede decir lo que infundía en mí. Después me ha dicho:
(3) “Hija de mi Querer, mi Querer te llena, y para custodiar mi Querer en ti me ofrezco Yo mismo como custodia de mi misma Voluntad. Es tan grande el don que he puesto en ti, que no quiero dejarlo a merced tuya, porque no tendrías atención suficiente para custodiarlo, por eso no sólo estaré como defensa, sino que te ayudaré a que se derrame fuera de ti, de manera que donde quiera se verá la marca de mi Voluntad”.
(3) Después ha agregado: “Quien vive en mi Querer debe ser como centro de todo; mira el sol en lo alto, en el cielo se ve el centro de su luz, su circunferencia, pero la luz y el calor que expande tocan y llenan toda la tierra, haciéndose vida y luz de toda la naturaleza; así quien vive en mi Querer debe vivir como fundido en mi mismo centro, el cual es vida de todo; estas almas son más que sol, son luz, calor y fecundidad de todos los bienes, así que quienes no viven del todo en mi Querer, se pueden llamar plantas, flores, árboles, que reciben luz, calor, fecundidad y vida de estos soles, y viviendo en lo bajo están sujetos a crecer y a decrecer, están expuestos a los vientos, a las heladas, a las tempestades, en cambio quien vive en mi Querer, como sol tiene la primacía sobre todo, triunfa y conquista todo, y mientras él toca todo y se hace vida de todo, él es intangible, no se deja tocar por ninguno, porque viviendo en lo alto ninguno lo puede alcanzar”.
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13-7
Junio 28, 1921
Las almas que viven en el Divino Querer, lo que hace Dios hacen ellas. El verdadero reinar es no estar excluido de ninguna cosa creada por Dios.
(1) Me estaba poniendo toda en el Divino Querer y mi dulce Jesús me ha dicho:
(3) “Hija mía, las almas que viven en mi Querer son el reflejo de todos y de todo, y como reflejan en todo, por consecuencia reciben el reflejo de todos, y como mi Voluntad es vida de todo, ellas en mi Querer corren a dar vida a todo, así que también las cosas inanimadas y los vegetales reciben sus reflejos, y ellas reciben el reflejo de todo lo creado, armonizan en mi Querer con todas las cosas creadas por Mí, en mi Querer dan a todos, son amigas y hermanas con todos, y reciben amor y gloria de todos. Mi Querer me las vuelve inseparables, y por eso lo que hago Yo lo hacen ellas, mi Querer no sabe hacer cosas diferentes de Mí. El reino de mi Voluntad es reinar, por eso todas ellas son reinas, pero el verdadero reinar es no estar excluido de ninguna cosa creada por Mí”.
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13-8
Julio 14, 1921
Así como el sol forma la vida de toda la naturaleza, el Divino Querer forma la vida de las almas.
(1) Mi voluntad nadaba en el Querer Eterno, y una luz incomprensible me hacía comprender y me decía:
(3) “Hija mía, para quien vive en mi Voluntad sucede como a la tierra que está expuesta al sol; el sol, rey de todo lo creado está por encima de todo, y toda la naturaleza parece que mendiga del sol lo que forma su vida, su belleza, su fecundidad: La flor mendiga del sol su belleza, su colorido, su perfume, y conforme va brotando y abriéndose, así abre la boca para recibir del sol el calor y la luz para colorearse, perfumarse y formar su vida; las plantas mendigan del sol la madurez, la dulzura, el sabor; todas las cosas mendigan del sol su vida.
(3) Mi Querer es más que sol, y conforme el alma entra en sus ardientes rayos, así recibe la vida, y al ir repitiendo sus actos en mi Querer, así recibe, ahora mi belleza, ahora mi dulzura y fecundidad, ahora mi bondad y santidad, así que cada vez que entra en los rayos de mi Querer, tantas cualidades divinas de más recibe. ¡Oh! cuántas variadas bellezas adquiere, cuánta vivacidad de colores, cuántos perfumes, si esto pudiera ser visto por las demás criaturas, formaría su paraíso en la tierra, tal es la belleza de estas almas, ellas son mis reflectores, mis verdaderas imágenes”.
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13-9
Julio 20, 1921
Semejanza entre el agua y la Divina Voluntad.
(1) Continuando mi habitual estado me sentía muy amargada y decía entre mí: “Sólo tu Querer me queda, no tengo nada más, todo ha desaparecido”. Y mi dulce Jesús moviéndose en mi interior me ha dicho:
(3) “Hija mía, mi Voluntad es lo único que te debe quedar, Ella está simbolizada por el agua, que mientras se ve abundante en los mares, en los ríos, en los pozos, en el resto de la tierra se ve como si el agua no estuviera, sin embargo no hay punto de la tierra que no esté impregnado por el agua, no hay edificios en los cuales el agua no haya sido el primer elemento para edificarlos, no hay alimento en el que el agua no tenga su lugar primario, de otra manera sería alimento árido que el hombre ni siquiera podría deglutir. Es tal y tanta la fuerza que contiene el agua, que si tuviera el campo libre para salir del lecho del mar, devastaría y abatiría toda la tierra. Más que agua es mi Voluntad; es verdad que en ciertos puntos, épocas y circunstancias ha estado como represa en vastísimos mares, ríos y pozos, pero no hay cosa, de la más grande a la más pequeña, en la cual mi Voluntad no corra y no tenga el puesto primario, pero como escondida, como está escondida el agua en la tierra, que aunque no aparece, es ella la que hace vegetar las plantas y da la vida a las raíces. Pero cuando mi amor haga despuntar la era de mi Voluntad, la nueva era del máximo beneficio sobre las criaturas, entonces se desbordarán los mares, los ríos de mi Querer, y poniendo fuera sus olas gigantescas arrollarán todo en mi Querer, pero no más como escondido, sino que sus olas fragorosas se harán ver por todos y tocarán a todos, y quien quiera resistir a la corriente estará en peligro de perder su vida.
(3) Ahora, habiéndote quedado sólo mi Querer, eres como el agua que tiene su lugar primario sobre todos los bienes, y en todas las cosas, en el Cielo y en la tierra, y cuando mi Querer salga de sus playas, tu querer fundido en el mío tendrá su primado. ¿Qué más quieres?”
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13-10
Julio 26, 1921
El Querer Divino es más que vida del alma.
(1) Mi dulce Jesús continúa hablándome de su Santo Querer:
(3) “Hija mía, si el sol es el rey del universo, si con su luz simboliza mi majestad y con su calor mi amor y mi justicia, que cuando encuentra la tierra que no quiere prestarse a su fecundidad, con su aliento ardiente la termina de secar y volverla estéril; el agua se puede decir reina de la tierra, porque simbolizando a mi Voluntad no hay punto donde no entre, ni hay criatura que pueda estar sin Ella; tal vez sin el sol se pueda vivir, pero sin el agua ninguno, ella entra en todo, hasta en las venas, en las vísceras humanas, como en las profundas entrañas de la tierra, ella en mudo silencio hace su curso continuado, se puede decir que el agua no sólo es reina, sino que es como el alma de la tierra, sin el agua la tierra sería como un cuerpo muerto. Tal es mi Voluntad, no sólo es reina, sino es más que alma de todas las cosas creadas, es vida de cada latido, de cada fibra del corazón. Mi Querer, como agua corre en todo, ahora silencioso y escondido, ahora palpitante y visible. El hombre se puede sustraer de mi luz, de mi amor, de mi gracia, pero de mi Voluntad jamás, sería como uno que quisiera vivir sin agua, es verdad que puede haber algún loco que odie el agua, pero a pesar de que la odie, que no la ame, estará obligado a beberla, o el agua o la muerte. Así es de mi Voluntad, siendo vida de todo, las criaturas, o la tendrán con ellas con amor o con odio, pero a pesar de todo estarán obligadas a hacer correr mi Querer en ellas, como la sangre en las venas, y quien quisiera sustraerse de mi Querer sería como suicidar la propia alma; pero mi Querer no lo dejaría, seguiría sobre él el curso de la justicia, no habiendo podido seguir sobre él el curso de los bienes que contiene mi Querer. Si el hombre supiera qué significa hacer o no hacer mi Voluntad, todos temblarían de espanto al solo pensamiento de sustraerse por un solo instante de mi Querer”.
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13-11
Agosto 9, 1921
Efectos de los actos hechos en el Divino Querer.
(1) Continuando mi habitual estado, me he encontrado fuera de mí misma en medio de un vastísimo mar y veía una máquina, que conforme se movía el motor, así el agua brotaba por todas las partes de la máquina, que elevándose hasta el cielo estas oleadas de agua cubrían a todos los santos y ángeles, y llegando hasta el trono del Eterno se derramaban con ímpetu a sus pies y después descendían de nuevo al fondo del mismo mar. Yo he quedado maravillada al ver esto y decía entre mí: “¿Qué será esta máquina?” Y una luz que venía del mismo mar me ha dicho:
(3) “El mar es mi Voluntad, la máquina es el alma que vive en mi Querer, el motor es la voluntad humana que obra en el Divino Querer. Cada vez que el alma hace sus intenciones especiales en mi Querer, el motor pone en movimiento la máquina, y como mi Voluntad es vida de los bienaventurados, como también lo es de la máquina, no es maravilla que mi Voluntad, que brota de esta máquina, entre en el Cielo y resplandezca de luz, de gloria, derramándose sobre todos, hasta en mi trono y después descienda de nuevo en el mar de mi Voluntad en la tierra para bien de los viadores. Mi Voluntad está por todas partes, y los actos hechos en mi Voluntad corren por todas partes, en el Cielo y en la tierra; corren al pasado, porque mi Voluntad existía; al presente, porque nada ha perdido de su actividad; al futuro, porque existirá eternamente. Cómo son bellos los actos en mi Voluntad, y así como mi Voluntad contiene siempre nuevos contentos, así estos actos son los nuevos contentos de los mismos bienaventurados, son los suplentes de los actos de los santos que no han sido hechos en mi Querer, son las nuevas gracias de todas las criaturas”.
(3) Después he quedado toda afligida porque no había visto a mi dulce Jesús, y Él, moviéndose en mi interior, me ha estrechado en sus brazos diciéndome:
(4) “Hija mía, ¿por qué tan afligida? ¿No soy Yo mismo el mar?”
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13-12
Agosto 13, 1921
La tristeza no entra en la Divina Voluntad. La Divina Voluntad contiene la sustancia de todas las alegrías, la fuente de todas las felicidades.
(1) Me sentía muy afligida, y mi amable Jesús moviéndose en mi interior me ha dicho:
(3) “Hija mía, ánimo, no te quiero afligida, porque en quien vive en mi Voluntad aflora sobre todo su ser la sonrisa del Cielo, el contento de los bienaventurados, la paz de los santos. Mi Voluntad contiene la sustancia de todas las alegrías, la fuente de todas las felicidades, y quien vive en mi Querer, aun en el dolor siente mezclados juntos, dolor y alegría, lágrimas y sonrisas, amargura y dulzura; el contento es inseparable de mi Voluntad. Tú debes saber que conforme piensas en mi Voluntad, conforme hablas, conforme obras, conforme amas, etc., tantos hijos pares a mi Querer por cuantos pensamientos haces, por cuantas palabras dices, por cuantas obras y actos de amor emites; estos hijos se multiplican al infinito en mi Querer y giran por el Cielo y por toda la tierra, llevando al Cielo nueva alegría, nueva gloria y contento, y a la tierra nueva gracia, girando por todos lo corazones les llevan mis suspiros, mis gemidos, las súplicas de su Madre que los quiere salvos y que les quiere dar su Vida. Ahora, estos hijos, partos de mi Querer, para ser reconocidos como hijos míos, deben semejar, tener los mismos modos de la Madre que los ha parido; si se ven tristes serán echados fuera del Cielo y se les dirá: “En nuestra morada no entra la tristeza”. Y a las criaturas no les harán impresión, porque viéndolos tristes dudarán que sean verdaderos hijos legítimos de mi Querer, y además, quien es triste no tiene la gracia de insinuarse en los demás, de vencerlos y dominarlos; quien es triste no es capaz de heroísmo ni de darse para bien de todos. Muchas veces estos hijos quedan abortados o mueren en el parto, sin salir a la luz del Divino Querer”.
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13-13
Agosto 20, 1921
Los actos hechos en el Divino Querer son nuevos cielos de amor y de gloria.
(1) Continuando mi estado de privación y de amargura indecible, mi amado Jesús ha venido y circundándome con sus brazos me ha dicho:
(3) “Hija mía, hija de mi Querer, Yo amo tanto a quien vive en mi Voluntad, que me hago custodio y lo tengo defendido en mis mismos brazos. Soy celoso de que ni siquiera uno de sus actos quede perdido, porque en cada acto está comprometida mi misma Vida. El Fiat hizo salir la Creación y del Fiat recibe continua conservación, si mi Fiat se retirara se resolvería en la nada, y si se conserva íntegra, sin cambiarse, es porque del Fiat no se ha salido, pero Yo un nuevo Fiat no lo he repetido, de otra manera saldrían otros nuevos cielos, otros nuevos soles y estrellas, uno diferente del otro; pero en el alma que vive en mi Querer no es un solo Fiat, sino repetidos Fiat, por lo cual conforme el alma obra en mi Querer, Yo repito el Fiat y se extienden nuevos cielos, nuevos soles y estrellas, y como el alma contiene una inteligencia, estos cielos son nuevos cielos de amor, de gloria, de luz, de adoración, de conocimiento, que forman tal variedad de bellezas que Yo mismo quedo raptado; todo el Cielo, los santos, los ángeles, no saben separar la mirada, porque mientras están mirando la variedad de los cielos que contiene, otros nuevos se extienden, el uno más bello que el otro, ven la patria celestial reproducida en el alma que vive en mi Querer, la multiplicidad de las cosas nuevas se multiplican al infinito. ¿Cómo no debo tener custodiada esta alma y ser sumamente celoso de ella, si uno solo de sus actos vale mucho más que la misma Creación? Porque el cielo, el sol, son sin inteligencia, por eso, por parte de ellos no tienen ningún valor, todo el valor es mío; en cambio para quien vive en mi Querer, conteniendo una inteligencia, está su querer que corre en el mío, y la potencia de mi Fiat se sirve de él como materia para extender estos nuevos cielos, así que, conforme el alma obra en mi Querer, me da el deleite de formar nuevas creaciones. Estos actos son el cumplimiento, el desarrollo de la Vida de mi Voluntad, los prodigios de mi Querer, mi Fiat repetido, ¿cómo no debo amar a esta alma?
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13-14
Agosto 25, 1921
Por cuanto más conocimiento se tiene del Divino Querer, tanto más valor adquieren los actos.
(1) Estaba toda fundiéndome en el Santo Querer Divino, y mi Jesús me ha dicho:
(3) “Hija de mi Querer, cuantas veces de más te sumerges en mi Querer, tanto más se ensancha el círculo de tu voluntad en la mía. Es verdad que los actos hechos en mi Querer llenan todo, como la luz del sol llena la tierra, pero con el repetir los actos en mi Querer se ensancha la circunferencia del mismo sol, y el alma adquiere mayor intensidad de luz y de calor; y conforme repite sus actos en mi Querer, tantas veces queda anudada su voluntad a la mía, y estos nudos hacen correr tantos ríos divinos sobre toda la tierra, que impiden el libre curso a la justicia”.
(3) Y yo: “Sin embargo, oh mi Jesús, muchos flagelos llenan la tierra, tanto de hacer estremecer”.
(4) Y Él: “¡Ah, hija mía, sin embargo se puede decir que es nada aún! Y si no fuera por estos ríos, por estos nudos de la voluntad humana hechos en la Voluntad Divina, Yo miraría la tierra como si no me perteneciera más, y entonces haría abrir vorágines por todas partes para tragársela. ¡Oh, cómo me pesa la tierra!”
(5) Pero lo decía con tal amargura de hacer llorar a las piedras. Luego ha agregado:
(6) “Cada vez que te hablo de mi Querer y tú adquieres nuevos conocimientos, tanto más valor tiene tu acto en mi Querer y más riquezas inmensas adquieres. Sucede como con alguno que tiene una joya y sabe que ésta tiene un valor de un centavo; él es rico en un centavo. Ahora, sucede que hace ver su joya por un experto, y éste le dice que su joya tiene un valor de cinco mil liras; entonces ya no posee un centavo, sino que es rico en cinco mil liras. Después de algún tiempo tiene ocasión de hacer ver su joya por otro perito más experto, y él le asegura que su joya tiene un valor de cien mil liras y que está dispuesto a comprarla si es que la quiere vender; ahora es rico en cien mil liras. Según conoce el valor de su joya, así se hace más rico y siente mayor amor y estima por su joya; la tiene guardada con mayor cuidado sabiendo que es toda su fortuna, mientras que antes la tenía como una cosa de nada. No obstante la joya no ha cambiado, ha quedado tal como era, el cambio se ha realizado en él con saber el valor que la joya contiene. Así sucede de mi Voluntad, como también de las virtudes, según el alma comprende su valor, adquiere mayor conocimiento sobre ella, así viene a adquirir nuevos valores y nuevas riquezas en sus actos. Así que por cuanto más conozcas de mi Voluntad, tanto más tu acto adquirirá su valor. ¡Oh, si supieras qué mares de gracias Yo abro entre tú y Yo cada vez que te hablo de los efectos de mi Querer, te morirías de felicidad y harías fiesta como si hubieses adquirido nuevos reinos para dominar!”
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13-15
Septiembre 2, 1921
Quien sale del Divino Querer va al encuentro de todas las miserias. Un conocimiento de más prepara al alma a un conocimiento mayor.
(1) Me estaba lamentando con mi dulce Jesús por estos benditos escritos que quieren divulgar, y me sentía como si quisiera sustraerme de su Querer, y mi dulce Jesús me ha dicho:
(2) “Hija mía, ¿cómo? ¿Quisieras sustraerte de mi Querer? Demasiado tarde, después de haberte atado tú misma en mi Voluntad, Ella para tenerte más segura te ha atado con dobles cadenas. Has vivido como reina en mi Voluntad, te has habituado a vivir con alimentos delicadísimos y sustanciosos, no dominada por ninguno sino dominadora de todo, hasta de ti misma; estás habituada a vivir con todas las comodidades, inmersa en inmensas riquezas. Si tú sales de mi Voluntad, de inmediato sentirías la miseria, el frío, el dominio perdido, todos los bienes te desaparecerán y de reina te convertirás en vilísima sierva. Así que tú misma, advirtiendo el gran contraste que hay entre el vivir en mi Querer y el salir fuera de Él, te arrojarías más al fondo de mi Voluntad, por eso te digo: “Demasiado tarde”. Además me quitarías un gran contento; tú debes saber que Yo he hecho contigo como un rey que quiere amar a un amigo muy desemejante de él en la condición, pero es tanto su amor, que ha decidido hacerlo semejante a él. Ahora, este rey no puede hacer todo de un solo golpe y hacer al amigo rey como él mismo, sino que lo hace poco a poco, primero le prepara la morada real semejante a la suya, después le manda los ornamentos para adornar el palacio, le forma un pequeño ejército, a continuación le da la mitad del reino, de modo que puede decir: “Lo que posees tú poseo yo, rey soy yo, rey eres tú”. Pero cada vez que el rey le daba sus dones, veía su fidelidad, y el darle el don le era ocasión de nuevo contento, de mayor gloria suya y honor, y de una nueva fiesta. Si el rey hubiera querido dar al amigo de un solo golpe todo lo que le ha dado poco a poco, habría incomodado y turbado al amigo porque no estaba adiestrado a saber dominar, pero poco a poco, con su fidelidad, ha venido instruyéndose y todo le resulta fácil.
(3) Así he hecho contigo. Habiéndote elegido en modo especial a vivir en la altura de mi Voluntad, poco a poco te he instruido haciéndotela conocer, y conforme te la hacía conocer ensanchaba tu capacidad y la preparaba a un conocimiento mayor, y cada vez que te manifiesto un valor, un efecto de mi Querer, Yo siento por ello un contento mayor y junto con el Cielo hago fiesta. Ahora, conforme salen fuera estas mis verdades, tú duplicas mis contentos y mis fiestas, por eso déjame hacer a Mí, tú profundízate más en mi Querer”.
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13-16
Septiembre 6, 1921
Conforme se conocen las verdades, así se forma nueva unión con Jesús. Jesús quiere hacer conocer lo que hacía su Voluntad en su Humanidad para hacer herederas a las nuevas generaciones de su Voluntad, de los efectos, del valor que Ella contiene.
(1) Estaba fundiéndome toda en el Santo Querer de mi dulce Jesús, y le decía: “Amor mío, entro en tu Querer y aquí encuentro todos los pensamientos de tu mente y todos los de las criaturas, y yo hago corona con mis pensamientos y con los de todos mis hermanos en torno a los tuyos, y después los uno todos y hago de todos uno solo, para darte el homenaje, la adoración, la gloria, el amor, la reparación de tu misma inteligencia”. Y mientras esto decía, mi Jesús se ha movido en mi interior y poniéndose de pie me ha dicho:
(3) “Hija inseparable de mi Voluntad, cómo estoy contento al oír repetir lo que hacía mi Humanidad en mi Voluntad, y Yo beso tus pensamientos en los míos, tus palabras en las mías, tu latido en el mío”.
(3) Y mientras esto decía me cubría toda de besos. Luego le dije: “Vida mía, ¿por qué gozas tanto y haces fiesta cada vez que manifiestas otro efecto de tu Voluntad?”
(4) Y Jesús: “Tú debes saber que cada vez que te manifiesto una verdad de más sobre mi Voluntad, es una unión de más que formo entre tú y Yo y con toda la familia humana; es una unión mayor, un vínculo más estrecho, es un mayor participar en mi herencia, y conforme las manifiesto formo la escritura de donación, y viendo a mis hijos más ricos y que toman parte en la herencia, siento nuevos contentos y hago fiesta. Me sucede a Mí como a un padre, el cual posee muchas posesiones, pero estas posesiones no son conocidas por los hijos, así que no saben que son hijos de un padre tan rico. Ahora, el padre, llegados los hijos a edad mayor, día tras día les va diciendo que posee tal y tal hacienda; los hijos al oírlo hacen fiesta y se estrechan con un mayor vínculo de amor en torno al padre; éste, al ver la fiesta de los hijos, hace también fiesta y les prepara una sorpresa mayor y les dice: Tal provincia es mía, luego tal reino. Los hijos quedan encantados y no sólo hacen fiesta, sino que se sienten afortunados de ser hijos de un tal padre. Pero el padre no sólo hace conocer sus posesiones a los hijos, sino que los constituye herederos de sus bienes. Así me sucede a Mí, hasta ahora he hecho conocer lo que hizo mi Humanidad, sus virtudes, sus penas, para constituir a la familia humana heredera de los bienes de mi Humanidad, pero ahora quiero ir más allá, quiero hacerles conocer lo que hacía mi Voluntad en mi Humanidad para constituir herederas de mi Voluntad, de los efectos, del valor que Ella contiene a las nuevas generaciones, por eso sé atenta en escucharme y no pierdas nada de los efectos y del valor de mi Voluntad, para que puedas ser fiel relatora de estos bienes y primer vínculo de unión con mi Querer y de comunicación para las demás criaturas”.
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13-17
Septiembre 14, 1921
Cada vez que el alma hace sus actos en la Divina Voluntad, así crece siempre más en santidad.
(1) Continuando mi habitual estado, mi siempre amable Jesús al venir me ha dicho:
(2) “Hija mía, cada vez que el alma hace sus actos en mi Voluntad, crece siempre más ante Mí en sabiduría, en bondad, potencia y belleza, porque conforme va repitiendo los actos en mi Voluntad, tantos bocados toma de sabiduría, de bondad, etc., y el alma crece de aquel alimento del cual se alimenta, por eso de Mí está escrito en el santo Evangelio que crecía en sabiduría ante Dios y ante los hombres; como Dios no podía ni crecer ni decrecer, mi crecer no era otra cosa que mi Humanidad, que conforme crecía en los años venía a multiplicar mis actos en el Querer Supremo, y un acto de más que hacía era un crecer de más en la Sabiduría de mi Padre Celestial, y era tan verdadero este mi crecimiento, que aun las criaturas lo notaban. Cada acto mío corría en el mar inmenso de la Voluntad Divina, y conforme obraba me nutría de este alimento celestial; sería demasiado extenso el decirte los mares de sabiduría, de bondad, de belleza, de potencia que recibía mi Humanidad en cada acto de más que hacía, así le sucede al alma. Hija mía, la santidad en mi Voluntad crece a cada instante, no hay cosa que se escape del crecer y que el alma no pueda hacer correr en el mar infinito de mi Voluntad; las cosas más indiferentes, el sueño, el alimento, el trabajo, etc., pueden entrar en mi Querer y tomar en Él su puesto de honor como obras de mi Querer; sólo conque el alma lo quiera, y todas las cosas, desde las más grandes hasta las más pequeñas pueden ser ocasiones para entrar en mi Querer, lo que no sucede con las virtudes, porque las virtudes si se quieren ejercitar, muchas veces falta la ocasión, si se quiere ejercitar la obediencia, se necesita a alguien que dé órdenes, y puede suceder que por días y por semanas falte quien dé nuevas órdenes para hacerla obedecer, y entonces, por cuanta buena voluntad tenga de obedecer, la pobre obediencia quedará ociosa; así de la paciencia, la humildad y todas las demás virtudes, pues como son virtudes de este bajo mundo, se necesita a las otras criaturas para ejercitarlas, en cambio mi Voluntad es virtud de Cielo, y Yo solo basto para tenerla a cada instante en continuo ejercicio, para Mí es fácil mantenerla tan elevada, así de noche o de día, para tenerla ejercitada en mi Querer”.
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13-18
Septiembre 16, 1921
Jesús al obrar formaba nuestras obras en el Divino Querer.
(1) Estaba haciendo la hora de la Pasión cuando mi dulce Jesús se encontraba en el palacio de Herodes vestido de loco, recibiendo burlas, y mi siempre amable Jesús, haciéndose ver me ha dicho:
(2) “Hija mía, no solamente en aquel momento fui vestido de loco, escarnecido y recibí burlas, sino que las criaturas continúan dándome estas penas, más bien estoy bajo continuas burlas y por toda clase de personas. Si una persona se confiesa y no mantiene sus propósitos de no ofenderme, es una burla que me hace; si un sacerdote confiesa, predica, administra Sacramentos, y su vida no corresponde a las palabras que dice y a la dignidad de los Sacramentos que administra, tantas burlas me hace por cuantas palabras dice, por cuantos Sacramentos administra; y mientras Yo en los Sacramentos les doy la vida nueva, ellos me dan escarnios, burlas, y al profanarlos me preparan la vestidura para vestirme de loco; si los superiores ordenan a sus inferiores sacrificios, oración, virtud, desinterés, y ellos llevan una vida cómoda, viciosa, interesada, son tantas burlas que me hacen; si las cabezas civiles y eclesiásticas quieren la observancia de las leyes, y ellos son los primeros transgresores, son burlas que me hacen. ¡Oh, cuántas burlas me hacen! Son tantas que estoy cansado de ellas, especialmente cuando bajo apariencia de bien ponen el veneno del mal, ¡oh! cómo hacen de Mí un juego, como si Yo fuera su juguete y su pasatiempo, pero mi justicia tarde o temprano se burlará de ellos castigándolos severamente. Tú reza y repárame estas burlas que tanto me duelen, y que son la causa por la que no puedo hacer conocer quién soy Yo”.
(3) Después, habiendo venido nuevamente, y como yo estaba fundiéndome toda en el Divino Querer, me ha dicho:
(4) “Hija queridísima de mi Querer, Yo estoy esperando con ansia tus fusiones en mi Voluntad; tú debes saber que conforme Yo pensaba en mi Voluntad, así iba modelando tus pensamientos en Ella, preparándoles su lugar; al obrar, modelaba tus obras en mi Querer, y así de todo lo demás. Ahora, lo que Yo hacía no lo hacía para Mí, porque no tenía necesidad, sino para ti, y por eso te espero en mi Voluntad para que vengas a tomar los lugares que te preparó mi Humanidad, y sobre las obras que preparé ven a hacer las tuyas, y entonces por ello estaré contento y recibiré completa gloria cuando te vea hacer lo que Yo hice”.
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13-19
Septiembre 21, 1921
Dios quiere dar sus bienes a sus hijos. El obrar en la Divina Voluntad es día.
(1) Encontrándome en mi habitual estado, mi siempre amable Jesús al venir me ha dicho:
(2) “Hija mía, en qué dolorosas condiciones me ponen las criaturas. Yo soy como un padre riquísimo y que ama sumamente a sus hijos, pero sus hijos son sumamente ingratos, porque mientras el padre quiere vestirlos, éstos rechazan las vestiduras y quieren quedar desnudos; el padre les da el alimento, y éstos quieren quedar en ayunas, y si comen, se alimentan de alimentos sucios y viles; el padre les dona sus riquezas, los quiere tener a su alrededor, les da su misma habitación, y los hijos nada quieren aceptar y se contentan con andar errantes, sin techo y pobres. ¡Pobre padre, cuántos dolores, cuántas lágrimas no derrama! Sería menos infeliz si no tuviera qué dar, pero el tener los bienes y no tener qué hacer con ellos, y ver perecer a sus hijos, esto es un dolor que supera a cualquier dolor. Tal soy Yo, quiero dar y no hay quién tome, así que las criaturas son causa de hacerme derramar lágrimas amargas y de tener un dolor continuo; ¿pero sabes tú quién enjuga mis lágrimas y me cambia el dolor en alegría? Quien quiere estar siempre junto Conmigo, quien toma con amor y con filial confianza mis riquezas, quien se alimenta a mi misma mesa y quien se viste con mis mismos vestidos; a estos Yo doy sin medida, son mis confidentes y los hago reposar sobre mi mismo seno”.
(3) Después de esto me he encontrado fuera de mí misma, y veía surgir nuevas revoluciones entre partidos y partidos, y cómo estas serán causa de mayores combates, y mi dulce Jesús me ha dicho:
(4) “Hija mía, si no se forman los partidos no pueden suceder las verdaderas revoluciones, especialmente contra la Iglesia, porque si no estuviera el partido faltaría el elemento contra el cual se quisiera combatir; pero cuántos de este partido que aparentemente se dice católico son verdaderos lobos cubiertos con el manto de corderos, y darán muchos dolores a mi Iglesia; muchos creen que con este partido será defendida la religión, pero será todo lo contrario, y los enemigos se servirán de él para maldecir mayormente contra Ella”.
(5) Después he regresado en mí misma, y era la hora cuando mi amado Jesús salía de la prisión y era llevado de nuevo ante Caifás, [1] yo he tratado de acompañarlo en este misterio, y Jesús me ha dicho:
(6) “Hija mía, cuando fui presentado ante Caifás era pleno día, y era tanto el amor que Yo tenía hacia las criaturas, que salía en este último día ante el pontífice todo deformado, llagado, para recibir la condena de muerte; pero cuantas penas debía costarme esta condena, y Yo estas penas las convertía en días eternos, con los cuales circundaba a cada una de las criaturas, a fin de que alejándole las tinieblas, cada una encontrara la luz necesaria para salvarse y ponía a su disposición mi condena de muerte para que encontraran en ella su vida. Así que cada pena y cada bien que Yo hacía, era un día de más que daba a la criatura; y no sólo Yo, sino también el bien que hacen las criaturas es siempre día que forman, así como el mal es noche. Sucede como cuando una persona tiene una luz y se encuentran cerca de ella diez, veinte personas, a pesar de que la luz no es de todas, sino de una sola, las otras gozan de la luz, pueden trabajar, leer, y mientras ellas se aprovechan de la luz, no hacen ningún daño a la persona que la posee. Así sucede con el bien obrar, no sólo es día para ella, sino que puede hacer el día a quién sabe cuántas otras; el bien es siempre comunicativo y mi amor no sólo me incitaba a Mí, sino que daba la gracia a las criaturas que me aman de formar tantos días en provecho de sus hermanos, por cuantas obras buenas van haciendo”.
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13-20
Septiembre 28, 1921
Jesús es luz y todo lo que de Él sale es luz, que difundiéndose en medio de todas las criaturas se sustituye como vida de cada una de ellas.
(1) Continuando mi habitual estado, mi siempre amable Jesús se hacía ver junto a mí, con el corazón todo en llamas, y de cada latido que daba su corazón salía una luz, estas luces me circundaban toda y se difundían sobre toda la Creación. Yo he quedado sorprendida, y Jesús me ha dicho:
(2) “Hija mía, Yo soy luz eterna, y todo lo que sale de Mí es luz, así que no es solamente mi latido el que emana luz, sino cada pensamiento mío, respiro, palabra, paso, cada gota de mi sangre es luz que se desprende de Mí, y que difundiéndose en medio de todas las criaturas, se sustituye como vida de cada una de ellas, queriendo la correspondencia de sus pequeñas luces, porque también ellas son luz, pues también ellas han salido de dentro de mi misma luz, pero el pecado convierte en tinieblas el obrar de la criatura.
(3) Hija mía, amo tanto a la criatura, que la concebí en mi aliento y la parí sobre mis rodillas, para hacerla reposar sobre mi seno y tenerla al seguro, pero la criatura me huye, y Yo, no sintiéndola en mi aliento ni encontrándola sobre mis rodillas, mi aliento la llama continuamente, y mis rodillas están cansadas de esperarla y la voy buscando por todas partes para tenerla Conmigo de regreso. ¡Ah, en qué estrecheces de dolor y de amor me ponen las criaturas!”
(4) Después de esto, habiendo yo oído hablar de la humildad, estoy convencida de que esta virtud no existe en mí, ni yo pienso en ella jamás; y al venir mi dulce Jesús le he dicho mi pena, y Él me ha dicho:
(5) “Hija mía, no temas, Yo te he crecido en el mar, y quien vive en el mar no se entiende de la tierra. Si se quisiera preguntar a los peces cómo es la tierra, cómo son sus frutos, las plantas, las flores, si tuvieran razón responderían: “Nosotros hemos nacido en el mar, vivimos en el mar, el agua nos nutre, y si los demás quedarían ahogados en él, nosotros nos movemos en él y él nos da la vida, y si a los demás seres les helaría la sangre en las venas, a nosotros nos da el calor, el mar es todo para nosotros, nos sirve de habitación, de cama, paseamos en él, somos los únicos seres afortunados que no debemos fatigarnos para encontrar el alimento; lo que queremos, todo está pronto a nuestra disposición, así que podemos platicar del mar, no de la tierra; el agua nos sirve para todo y en ella encontramos todo”. Pero si en cambio se les preguntara a los pájaros, éstos responderían: “Conocemos las plantas, la altura de los árboles, las flores, los frutos; dirían cuántas fatigas pasan para encontrar una semilla para alimentarse, un escondite para protegerse del frío, de la lluvia”.
(6) Similitud del mar es para quien vive en mi Voluntad; similitud de la tierra es para quien camina por el camino de las virtudes. Por eso viviendo tú en el mar de mi Voluntad, no es maravilla el que sólo mi Voluntad te baste para todo; si el agua sirve y hace tantos oficios diversos a los peces: de alimento, de calor, de lecho, de habitación, de todo, mucho más lo puede hacer y en modo más admirable mi Voluntad, es más, en mi Voluntad las virtudes son en el grado más heroico y divino. Mi Voluntad absorbe todo y licua todo en Sí, y el alma queda absorbida en mi Voluntad, de Ella se alimenta, en Ella camina, sólo a Ella conoce y le basta para todo, se puede decir que entre todas las criaturas es la única afortunada que no debe mendigar un pan, no, sino que el agua de mi Voluntad la inunda por encima, por debajo, a la derecha, a la izquierda, y si quiere el alimento come, si quiere la fuerza la encuentra, si quiere dormir encuentra la cama más suave para reposarse, todo está pronto y a su disposición”.
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13-21
Octubre 6, 1921
El pecado es el punto negro del hombre, el estado de gracia es el punto luminoso del hombre.
(1) Estaba rezando y adorando las llagas de mi crucificado Jesús, y pensaba entre mí: “Cómo es feo el pecado, que ha reducido a mi sumo bien a un estado tan desgarrador”. Y mi siempre amable Jesús, apoyando su santísima cabeza sobre mi hombro, suspirando me ha dicho:
(3) “Hija mía, el pecado no sólo es feo, sino horrible, es el punto negro del hombre. Mientras peca sufre una transformación brutal, todo lo bello que le he dado se cubre de una fealdad horrible al verse, y no solamente el sentido que peca, sino todo el hombre corre junto, así que pecado el pensamiento, el latido, el respiro, el movimiento, el paso; la voluntad ha arrastrado al hombre a un solo punto, y de todo su ser salen densas tinieblas que lo ciegan y un aire venenoso que lo envenena, todo es negro en torno a él, todo es mortal, y cualquiera que se acerca a él se pone en un estado de peligro, horrible y espantoso, tal es el hombre en el estado de pecado”.
(3) Yo he quedado aterrorizada y Jesús ha continuado:
(4) “Si horrible es el hombre en el estado de culpa, en el estado de gracia y de obrar el bien es bello; el bien, aunque sea el más pequeño, es el punto luminoso del hombre, mientras hace el bien sufre una transformación celestial, angélica y divina; su buen querer arrastra todo su ser a un solo punto, así que bien es el pensamiento, la palabra, el latido, el movimiento, el paso, todo es luz dentro y fuera de él, su aire es balsámico y vital, y cualquiera que se acerca se pone al seguro. Cómo es bella, graciosa, atrayente, amable, hermosa, el alma en gracia al hacer el bien, tanto que Yo mismo quedo enamorado, cada bien que hace es un matiz de belleza de más que adquiere, es una semejanza de más con su Creador que la hace distinguir por hija suya, es una posesión divina que pone en comercio. Cada bien que hace son los portavoces entre el Cielo y la tierra, son los postes, los hilos eléctricos que mantienen las comunicaciones con Dios”.
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13-22
Octubre 9, 1921
La voluntad en el hombre es lo que más semeja a su Creador. La voluntad humana es el depósito de todo el obrar del hombre.
(1) Estaba pensando en el momento en el que mi dulce Jesús tomaba la última cena con sus discípulos, y mi amable Jesús en mi interior me ha dicho:
(3) “Hija mía, mientras cenaba con mis discípulos, no era sólo a ellos a quienes tenía a mi alrededor, sino a toda la familia humana, una por una las tenía junto a Mí, las conocí todas, las llamé por su nombre; también te llamé a ti y te di el puesto de honor entre Juan y Yo y te constituí pequeña secretaria de mi Querer, y mientras dividía el cordero ofreciéndolo a mis apóstoles, lo daba a todos y a cada uno. Aquel cordero desvenado, asado, cortado en pedazos, hablaba de Mí, era el símbolo de mi Vida y de cómo debía reducirme por amor de todos, y Yo quise darlo a todos como alimento exquisito que representaba mi Pasión, porque todo lo que hice, dije y sufrí, mi amor lo convertía en alimento del hombre, ¿pero sabes tú por qué llamé a todos y les di el cordero a todos? Porque también Yo quería el alimento de ellos, cada cosa que hicieran quería que fuese alimento para Mí, quería el alimento de su amor, de sus obras, de sus palabras, de todo”.
(3) Y yo: “Amor mío, ¿cómo puede ser que se convierta en alimento para Ti nuestro obrar?”
(4) Y Jesús: “No es sólo de pan que se puede vivir, sino de todo aquello a lo que mi Voluntad da la virtud de poder hacer vivir, y si el pan alimenta al hombre es porque Yo lo quiero. Ahora, lo que la criatura dispone con su voluntad formarme con su obrar, esa forma toma su obrar, si de su obrar quiere formarme el alimento, me forma el alimento; si de su obrar quiere formarme amor, me da el amor; si reparación, me forma la reparación; y si en su voluntad me quiere ofender, con su obrar me forma el cuchillo para herirme, y tal vez aun para matarme”.
(5) Después ha agregado: “La voluntad en el hombre es lo que más lo asemeja a su Creador, en la voluntad humana he puesto parte de mi inmensidad y de mi Potencia, y dándole el puesto de honor la he constituido reina de todo el hombre y depositaria de todo su obrar. Así como las criaturas tienen cajas para conservar sus cosas para tenerlas custodiadas, así el alma tiene su voluntad para conservar y custodiar todo lo que piensa, lo que dice y lo que obra, ni siquiera un pensamiento perderá. Lo que no puede hacer con el ojo, con la boca, con las obras, lo puede hacer con la voluntad; en un instante puede querer mil bienes o mil males, la voluntad hace volar el pensamiento al Cielo, en las partes más lejanas y hasta en los abismos; a la criatura se le puede impedir que obre, que vea, que hable, pero todo esto lo puede hacer en la voluntad, y todo lo que hace y quiere forma un acto y lo deja en depósito en su mismo querer; y como la voluntad se puede extender, ¿cuántos bienes y cuántos males no puede contener? Por eso, entre todo quiero el querer del hombre, porque si tengo esto, la fortaleza está vencida”.
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13-23
Octubre 13, 1921
Todas las palabras de Jesús son fuentes que llevan y brotan hacia la Vida eterna.
(1) Estaba oprimida al pensar que estoy obligada a decir y a escribir aun las más pequeñas cosas que el buen Jesús me dice, y al venir me ha dicho:
(3) “Hija mía, cada vez que Yo te hablo intento abrir una fuentecita en tu corazón, porque todas mis palabras son fuentes que llevan y brotan a la vida eterna, pero para formarse estas fuentes en tu corazón, tú debes poner también de lo tuyo, es decir, debes masticarlas muy bien para poderlas poner en tu corazón y abrir en él la fuente; con pensarlas y repensarlas tú formas la masticación; con decirlas a quien tiene autoridad sobre ti y siéndote asegurado que es palabra mía, tú sin duda la pasas y abres la fuente para ti, y según las ocasiones de tus necesidades, te sirves de ella y bebes a grandes sorbos en la fuente de mi verdad; con escribirlas abres los canales que pueden servir a cualquiera que quiera quitarse la sed para no dejarlo morir de sed. Ahora, con no decirlas tú no las piensas, y al no masticarlas no puedes pasarlas, por eso corres peligro de que la fuente no se forme y que el agua no brote, y cuando tengas necesidad de aquella agua, la primera en sufrir la sed serás tú, y si no escribes, no abriendo los canales, ¿de cuántos bienes no privarás a los demás?
(3) Ahora, mientras escribía pensaba entre mí: “Hace ya algún tiempo que mi dulce Jesús no me habla de su Santísima Voluntad, sino de otras verdades; yo me siento más llevada a escribir sobre su Santísimo Querer, siento más gusto y siento como si fuera cosa exclusivamente mía, y su Querer me basta para todo”. Y mi siempre benigno Jesús al venir me ha dicho:
(4) “Hija mía, no te debes maravillar si sientes más gusto y te sientes más llevada a escribir sobre mi Querer, porque oír, decir, escribir sobre mi Querer es la cosa más sublime que pueda existir en el Cielo y en la tierra, es lo que más me glorifica y toma todos los bienes juntos y toda la santidad de un solo golpe, en cambio las otras verdades encierran cada una su bien distinto, se beben de sorbo en sorbo, se suben escalón por escalón, se adaptan al modo humano, en cambio mi Voluntad, es el alma la que se adapta al modo divino, no son sorbos que se beben, sino mares; no escalones que se suben, sino vuelos que en un abrir y cerrar de ojos toman el Cielo, ¡oh, mi Voluntad, mi Voluntad! Sólo al oírla de ti me trae tanta alegría y dulzura, y sintiéndome circundado por mi Voluntad que contiene la criatura, como por otra inmensidad mía, siento tanto gusto que me hace olvidar el mal de las otras criaturas, por eso debes saber que grandes cosas te he manifestado de mi Voluntad, pero que aun no las has masticado bien y no las has digerido, de modo de tomar toda la sustancia para formar la sangre de tu alma. Cuando hayas formado toda la sustancia, regresaré de nuevo y te manifestaré otras cosas más sublimes de mi Voluntad, y mientras espero que las digieras bien, te tendré ocupada con otras verdades que me pertenecen, para que si las criaturas no se quieren servir del mar, del sol de mi Voluntad para venir a Mí, se puedan servir de las fuentecitas, de los canales para venir a Mí y tomar para su bien las cosas que me pertenecen”.
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13-24
Octubre 16, 1921
En cuanto Jesús fue concebido, hizo renacer todas las criaturas en Él.
(1) Encontrándome en mi habitual estado, mi siempre amable Jesús me hacía ver cómo de dentro de su Santísima Humanidad salían todas las criaturas, y todo ternura me ha dicho:
(3) “Hija mía, mira el gran prodigio de la encarnación, en cuanto fui concebido y se formó mi Humanidad, así hacía renacer a todas las criaturas en Mí, así que en mi Humanidad, mientras renacían en Mí, sentía todos sus actos distintos: En la mente contenía cada pensamiento de criatura, buenos y malos, los buenos los confirmaba en el bien, los rodeaba con mi gracia, los investía con mi luz, a fin de que renaciendo de la santidad de mi mente, fueran dignos partos de mi inteligencia; los malos los reparaba, hacía la penitencia que les correspondía, multiplicaba mis pensamientos al infinito para dar al Padre la gloria por cada pensamiento de las criaturas. En mis miradas, en mis palabras, en mis manos, en mis pies y hasta en mi corazón, contenía las miradas, las palabras, las obras, los pasos, los corazones de cada uno, y renaciendo en Mí todo quedaba confirmado en la santidad de mi Humanidad, todo reparado, y por cada ofensa sufrí una pena especial. Y habiéndolos hecho renacer a todos en Mí, los llevé en Mí todo el tiempo de mi Vida, ¿y sabes cuando los parí? Los parí sobre la cruz, en el lecho de mis acerbos dolores, entre espasmos atroces, en el último suspiro de mi Vida, y en cuanto morí, así renacían todos a nueva vida, todos sellados y marcados con todo el obrar de mi Humanidad; y no contento con haberlos hecho renacer, a cada uno le daba todo lo que Yo había hecho para tenerlos defendidos y seguros. ¿Ves qué santidad contiene el hombre? La santidad de mi Humanidad, jamás habría podido dar a luz hijos indignos y desemejantes de Mí, por eso amo tanto al hombre, porque es parto mío, pero el hombre es siempre ingrato y llega a no conocer al Padre que lo ha parido con tanto amor y dolor”.
(3) Después de esto se hacía ver todo en llamas, y Jesús quedaba quemado y consumido en aquellas llamas, y no se veía más, no se veía otra cosa que fuego, pero después se veía renacer de nuevo, y después quedaba otra vez consumido en el fuego. Entonces ha agregado:
(4) “Hija mía, Yo ardo, el amor me consume, es tanto el amor, las llamas que me queman, que muero de amor por cada criatura. No fue solamente por las penas por lo que morí, sino que las muertes de amor son continuas, no obstante no hay quien me dé su amor por refrigerio”.
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13-25
Octubre 18, 1921
La turbación del alma es noche e impide que despunte el Sol Jesús. La turbación no es otra cosa que falta de abandono en Dios.
(1) He pasado el día distraída por algunas cosas que he escuchado y que no es necesario decirlas aquí, y también un poco turbada, y por cuanto me esforzaba no lograba liberarme. Por todo el día no he visto a mi dulce Jesús, la vida de mi alma, como si la turbación fuese un velo que poniéndose entre Él y yo impedía el poderlo ver. Entonces, ya avanzada la noche, mi mente cansada se ha calmado, y mi amable Jesús, como si estuviera esperando, se ha hecho ver y doliente me ha dicho:
(3) “Hija mía, hoy con tu turbación has impedido que el sol de mi Persona despuntara en ti, la turbación es nube entre tú y Yo que impide que los rayos desciendan en ti, y si no descienden los rayos, ¿cómo puedes ver el sol? Si supieras qué significa no hacer despuntar mi sol, el gran mal para ti y para todo el mundo, estarías muy atenta a no turbarte jamás, porque para las almas turbadas es siempre noche, y en la noche no surge el sol; en cambio para las pacíficas es siempre día, y Yo, a cualquier hora que quiera surgir mi sol, el alma está siempre pronta a recibir el bien de mi venida. Además, la turbación no es otra cosa que falta de abandono en Mí, y Yo te quiero tan abandonada en mis brazos, que ni siquiera un pensamiento debes tener de ti, Yo pensaré en todo. No temas, tu Jesús no puede hacer menos que tomar cuidado de ti, tenerte defendida de todos, me cuestas mucho, mucho he puesto en ti, sólo Yo tengo derecho sobre ti. Entonces, si los derechos son míos, la custodia será toda mía, por esto estate en paz y no temas”.
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13-26
Octubre 21, 1921
Todo lo que Jesús hizo y sufrió está en continuo acto de darse al hombre
(1) Estaba pensando en la Pasión de mi dulce Jesús, entonces Él, al venir me ha dicho:
(3) “Hija mía, cada vez que el alma piensa en mi Pasión, recuerda lo que he sufrido o me compadece, en ella se renueva la aplicación de mis penas, surge mi sangre para inundarla y mis llagas se ponen en camino para sanarla si está llagada, o para embellecerla si está sana, y todos mis méritos para enriquecerla. El negocio que hace es sorprendente, es como si pusiera en el banco todo lo que hice y sufrí, y de ello obtiene el doble, porque todo lo que hice y sufrí está en continuo acto de darse al hombre, así como el sol está en continuo acto de dar luz y calor a la tierra; mi obrar no está sujeto a agotarse, solamente conque el alma lo quiera, y por cuantas veces lo quiera, recibe el fruto de mi Vida, así que si se recuerda veinte, cien, mil veces de mi Pasión, tantas veces de más gozará los efectos de Ella, pero qué pocos son los que de Ella hacen tesoro. Con todo el bien de mi Pasión se ven almas débiles, ciegas, sordas, mudas, cojas, cadáveres vivientes que dan repugnancia, porque mi Pasión ha sido puesta en el olvido. Mis penas, mis llagas, mi sangre, son fuerza que quita las debilidades, luz que da vista a los ciegos, lengua que desata las lenguas y abre el oído, es medio que endereza a los cojos, vida que resucita los cadáveres. Todos los remedios necesarios a la humanidad están en mi Vida y en mi Pasión, pero la criatura desprecia la medicina y no pone atención a los remedios, por eso se ve que con toda mi Redención, el hombre perece en su estado como afectado por una tisis incurable. Pero lo que más me duele es ver a personas religiosas que se fatigan para hacer adquisición de doctrinas, de especulaciones, de historias, pero de mi Pasión, nada, así que mi Pasión muchas veces está desterrada de las iglesias, de la boca de los sacerdotes, así que su hablar es sin luz, y las gentes se quedan más en ayunas que antes”.
(3) Después de esto me he encontrado de frente a un sol, cuyos rayos llovían todos sobre mí, me penetraban dentro; me sentía investida de modo que me sentía en poder del sol, su luz vibrante no me impedía mirarlo, y cada vez que lo veía sentía una alegría y una felicidad mayor; entonces, de dentro de aquel sol ha salido mi dulce Jesús y me ha dicho:
(4) “Amada hija de mi Querer, como sol te inunda mi Querer, tú no eres otra cosa que la presa, el entretenimiento, el contento de mi Querer, y conforme te sumerges en Él, así mi Querer, como rayos solares derrama en ti los perfumes de mi santidad, de mi potencia, sabiduría, bondad, etc., y como mi Querer es eterno, por cuanto más tratas de estar en Él, y hacer de Él más que vida propia, vienes a absorber en ti mi inmutabilidad e impasibilidad. La eternidad como círculo gira en torno a ti para hacer que tomes parte en todo y que nada se te escape, y esto para hacer que mi Voluntad en ti quede honrada y plenamente glorificada. A la primera hija de mi Querer quiero que nada le falte, que no le falte ningún distintivo que me pertenece y que la haga distinguirse por todo el Cielo como el primer inicio de la santidad del vivir en mi Querer. Por eso sé atenta, de mi Querer no salgas jamás, a fin de que recibas todos lo perfumes de mi Divinidad, y haciendo salir todo lo tuyo, confirme todo lo que es mío, y mi Voluntad quede como centro de vida en ti”.
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13-27
Octubre 23, 1921
Las verdades acerca del Divino Querer, son canales que se abren desde el mar de la Divina Voluntad para provecho de todas las criaturas.
(1) Me sentía toda inmersa en el Querer Divino, y mi amable Jesús al venir me ha dicho:
(3) “Hija de mi Querer, mira en tu interior como corre pacífico el mar inmenso de mi Voluntad, pero no creas que este mar corre en ti desde hace poco tiempo sólo porque ahora me oyes hablar frecuentemente de mi Voluntad, sino desde hace mucho, mucho, siendo mi costumbre primero hacer y después hablar. Es verdad que tu principio fue el mar de mi Pasión, porque no hay santidad que no pase por el puerto de mi Humanidad; hay santos que quedan en el puerto de mi Humanidad, otros pasan más allá. Pero después injerté inmediatamente el mar de mi Voluntad, y cuando te vi dispuesta y me cediste tu querer, el mío tomó vida en ti y este mar corría y crecía siempre, cada acto tuyo de más hecho en mi Querer era un crecimiento mayor; Yo poco te hablé de esto, pero nuestros quereres estaban unidos juntos y se comprendían sin hablarse, y además, con sólo vernos nos comprendíamos. Yo me hacía feliz en ti, sentía las delicias del Cielo en nada diferentes de las que me dan los santos, que mientras Yo los felicito a ellos, ellos me felicitan a Mí; porque estando inmersos en mi Querer no pueden hacer menos que darme alegrías y delicias. Pero mi felicidad no estaba completa, quería que también mis otros hijos participaran de un bien tan grande, por eso empecé a hablarte de mi Querer en modo sorprendente, y por cuantas verdades, por cuantos efectos y valores te decía, tantos canales abría desde el mar de mi Voluntad en favor de ellos, a fin de que estos canales dieran agua abundante a toda la tierra. Mi obrar es comunicativo y siempre está en acto sin jamás detenerse, pero estos canales de las criaturas muchas veces son ensuciados, en otros arrojan piedras y el agua no corre, corre con dificultad; no es que el mar no quiera dar el agua, ni porque no esté limpia pueda penetrar en todas partes, sino que es la parte de las criaturas que se opone a tan gran bien; por eso si leen estas verdades y no están dispuestos no entenderán nada, quedarán confundidos y deslumbrados por la luz de mis verdades; para los dispuestos será luz que los iluminará y agua que, quitándoles la sed, no querrán separarse jamás de estos canales por el gran bien que sienten y por la nueva vida que corre en ellos. Por eso también tú deberías estar contenta en abrir estos canales en favor de tus hermanos, no descuidando nada de mis verdades, ni la más pequeña, porque por más pequeña que sea puede servir a un hermano tuyo para tomar agua. Así que sé atenta en abrir estos canales y en contentar a tu Jesús que tanto ha hecho por ti”.
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13-28
Octubre 27, 1921
La Divina Voluntad debe ser como alma al cuerpo.
(1) Estaba diciendo a mi siempre amable Jesús: “Hace ya mucho tiempo que no me pones dentro de Ti, yo ahí me sentía más segura, participaba más de tu Divinidad, y era como si la tierra no me perteneciera, y el Cielo fuera mi morada; ¿cuántas lágrimas no derramaba cuando tu Querer me ponía fuera de Ti? El sólo sentir el aire de la tierra me era de peso insoportable, pero tu Querer vencía y yo inclinando la frente me resignaba. Ahora te siento siempre dentro de mí, y cuando deliro por verte, sólo con moverte en mi interior, o bien sacando un brazo me calmas y me das la vida; dime, ¿cuál es la causa?”
(3) Y Jesús: “Hija mía, es justo, después de haberte llevado en mi interior toda mi Vida, es tu deber que me lleves a Mí en tu interior toda tu vida; y si te ponía en mi interior era para perfumar tu alma y extender en ti un nuevo cielo para volverla digna habitación de mi persona. Es verdad que te sentías más segura, y las alegrías llovían sobre ti, pero la tierra no es lugar de delicias, sino que el dolor es su herencia, y la cruz es el pan de los fuertes. Mucho más que debiendo establecer en ti el centro de mi Querer, era necesario que viviera en ti y que te sirviera como alma al cuerpo. Mi Voluntad jamás podía descender en un alma en modo singular y fuera de lo ordinario, si no tuviera sus prerrogativas distintas, como con mi amada Mamá, no podía descender Yo, Verbo Eterno, si Ella no hubiese tenido sus prerrogativas distintas y el soplo divino no hubiera soplado en Ella como a nueva creación, para volverla admirable a todos y superior a todas las cosas creadas. Así en ti, primero mi Humanidad ha querido hacer estable morada en ti para prepararte, y después te está dando la Vida de mi Voluntad como alma al cuerpo. Tú debes saber que mi Voluntad debe ser como alma al cuerpo; mira, también en Nosotros sucede esto, entre las Tres Divinas Personas, nuestro amor es grande, infinito, eterno, pero si no tuviéramos una Voluntad que anima y da vida a este amor, nuestro amor estaría sin vida, sin obras; nuestra sabiduría llega a lo increíble, nuestro poder puede pulverizar todo en un minuto, y en otro minuto puede rehacerlo todo, pero si no tuviéramos una Voluntad que quisiera manifestar la maestría de nuestra sabiduría, como la manifestó en la Creación, en la cual todo ordenó y armonizó junto, y con su poder le dio su lugar en tal modo que no puede apartarse ni un tantito, tanto mi sabiduría como mi poder habrían estado sin hacer nada, y así de todos nuestros demás atributos.
(3) Ahora, así lo quiero, que mi Voluntad sea como alma al cuerpo; el cuerpo sin el alma está sin vida, a pesar de que contiene todos los sentidos, pero no ve, ni habla, ni siente, ni obra, es casi una cosa inservible y tal vez aún insoportable, pero si está animado, ¿cuántas cosas no puede hacer? Y ¡oh! cuántos se vuelven inservibles e insoportables porque no están animados por mi Voluntad, parecen como instalaciones eléctricas sin luz, como máquinas sin movimiento, cubiertas de herrumbre y de polvo y casi impotentes al movimiento, ¡ah, cómo dan piedad! Entonces, cada cosa que no está animada por mi Voluntad es una vida de santidad que viene a faltar, por eso quiero ser en ti como alma al cuerpo, y mi Voluntad hará nuevas sorpresas de creaciones, da nueva vida a mi amor, nuevas obras y maestría de mi sabiduría, y da nuevo movimiento a mi poder, por eso sé atenta y déjame hacer, a fin de que cumpla mi gran designio: Que la criatura sea animada por mi Voluntad”.
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13-29
Octubre 29, 1921
Las penas que sufrió Jesús en las tres horas de prisión.
(1) Esta noche la he pasado en vigilia, y mi mente frecuentemente volaba a mi Jesús atado en la prisión, quería abrazarme a aquellas rodillas que temblaban por la cruel y dolorosa posición en la que los enemigos lo habían atado, quería limpiarlo de aquellos salivazos con los que lo habían ensuciado. Pero mientras esto pensaba, mi Jesús, mi vida, se ha dejado ver como entre densas tinieblas, en las cuales apenas se descubría su adorable persona, y sollozando me ha dicho:
(3) “Hija, los enemigos me dejaron solo en la prisión, atado horriblemente y en la oscuridad, así que en torno a Mí todo era densas tinieblas; ¡oh!, cómo me afligía esta oscuridad, tenía las vestiduras bañadas por las sucias aguas del torrente cedrón, sentía la peste de la prisión y de los salivazos con los que estaba cubierto, tenía los cabellos en desorden, sin una mano piadosa que me los quitara de los ojos y de la boca, las manos atadas por las cadenas, y la oscuridad no me permitía ver mi estado, ay de Mí, demasiado doloroso y humillante. ¡Oh, cuántas cosas decía este mi estado tan doloroso en esta prisión! En la prisión estuve tres horas, con esto quise rehabilitar las tres edades del mundo: La de la ley natural, la de la ley escrita, y la de la ley de la gracia; quería liberarlos a todos, reuniéndolos a todos juntos y darles la libertad de hijos míos. Con estar tres horas quise también rehabilitar las tres edades del hombre: La niñez, la juventud y la vejez, quise rehabilitarlo cuando peca por pasión, por voluntad y por obstinación. ¡Oh! cómo la oscuridad que veía en torno a Mí me hacía sentir las densas tinieblas que produce la culpa en el hombre, ¡oh! cómo lo lloraba y le decía: “Oh hombre, son tus culpas las que me han arrojado en estas densas tinieblas, las cuales sufro para darte la luz, son tus infamias quienes así me han ensuciado, a las cuales la oscuridad no me permite ni siquiera ver; mírame, soy la imagen de tus culpas, si quieres conocerlas míralas en Mí”.
(3) También debes saber que en la última hora que estuve en la prisión despuntó el alba, y por las fisuras entró algún resplandor de luz, ¡oh! cómo respiró mi corazón al poderme ver, mi estado tan doloroso, pero esto significaba cuando el hombre cansado de la noche de la culpa, la gracia como alba se pone en torno a él, mandándole resplandores de luz para llamarlo, por eso mi corazón dio un suspiro de alivio, y en esta alba te vi a ti, mi amada prisionera, a quien mi amor debía atar en este estado, y que no me habrías dejado solo en la oscuridad de la prisión, sino que esperando el alba a mis pies, y siguiendo mis suspiros, habrías llorado Conmigo la noche del hombre; esto me alivió y ofrecí mi prisión para darte la gracia de seguirme. Pero otro significado contenía esta prisión y esta oscuridad, y era mi larga permanencia en la prisión en los tabernáculos, la soledad en la cual soy dejado, en la que muchas veces no tengo a quién decir una palabra o darle una mirada de amor; otras veces siento en la santa hostia la impresión de los toques indignos, la peste de manos purulentas y enfangadas, y no hay quien me toque con manos puras y me perfume con su amor, y cuántas veces la ingratitud humana me deja en la oscuridad, sin la mísera luz de una lamparita, así que mi prisión continúa y continuará. Y como ambos somos prisioneros, tú prisionera en tu lecho sólo por amor a Mí, y Yo prisionero por ti, atemos, con las cadenas que me tienen atado, a todas las criaturas con mi amor, así nos haremos compañía recíprocamente y me ayudarás a extender las cadenas para atar todos los corazones a mi amor”.
(4) Después estaba pensando para mí: “Qué pocas cosas se saben de Jesús, mientras que ha hecho tanto, ¿por qué han hablado tan poco de todo lo que mi Jesús hizo y sufrió? Y regresando de nuevo ha agregado:
(5) “Hija mía, todos son avaros Conmigo, aun los buenos, cuánta avaricia tienen Conmigo, cuántas restricciones, cuántas cosas no manifiestan de lo que les digo y comprenden de Mí, y tú, ¿cuántas veces no eres avara Conmigo? Cuantas veces no escribes lo que te digo o no lo manifiestas, es un acto de avaricia que haces Conmigo, porque cada conocimiento de más que se tiene de Mí, es una gloria y un amor de más que recibo de las criaturas. Por tanto sé atenta, y sé más liberal Conmigo, y Yo seré más liberal contigo”.
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13-30
Noviembre 4, 1921
La santidad en la criatura debe ser entre ella y Jesús, Él, dando su Vida y como fiel compañero comunicándole su Santidad, y ella como fiel e inseparable compañera recibiéndola.
(1) Me sentía toda fundida con mi dulce Jesús, y al venir me he arrojado en sus brazos, abandonándome toda en Él como a mi centro; sentía una fuerza irresistible de estarme en sus brazos y mi dulce Jesús me ha dicho:
(3) “Hija mía, es la criatura que busca el seno de su Creador y reposarse en sus brazos. Es tu deber venir a los brazos de tu Creador y reposarte en aquel seno de donde saliste, porque tú debes saber que entre la criatura y el Creador corren muchos hilos eléctricos de comunicación y de unión, que la vuelven casi inseparable de Mí, siempre que no se haya sustraído de mi Querer, porque sustraerse no es otra cosa que romper los hilos de comunicación, despedazar la unión; la Vida del Creador, más que electricidad corre en la criatura y ella corre en Mí, mi Vida está esparcida en la criatura; al crearla encadené mi sabiduría a su inteligencia, a fin de que no fuese otra cosa que el reflejo de la mía, y si el hombre llega a tanto con su ciencia, que de en lo increíble, es el reflejo de la mía que se refleja en la suya; si su ojo es animado por una luz, no es otra cosa que el reflejo de mi luz eterna que se refleja en su ojo.
(3) Entre las Divinas Personas no tenemos necesidad de hablarnos para entendernos, en la Creación quise usar la palabra y dije Fiat, y las cosas fueron hechas; a este Fiat ataba y daba el poder para que las criaturas tuvieran la palabra para entenderse, así que también las voces humanas están unidas como hilos eléctricos a mi primera palabra, de la que todas las demás descienden; y mientras creé al hombre lo animé con mi aliento, infundiéndole la vida, pero en esta vida que le infundí puse toda mi Vida según la capacidad humana podía contener, pero todo puse, no hubo cosa mía de la que no lo hiciera partícipe. Mira, también su aliento es el reflejo de mi aliento, con el cual doy vida continua, y el suyo se refleja en el mío y lo siento continuamente en Mí. Ve entonces cuántas relaciones hay entre la criatura y Yo, por eso la amo mucho, porque la veo como parto mío, exclusivamente mío. Y después, ¿cómo ennoblecí la voluntad del hombre? La encadené con la mía, dándole todas mis prerrogativas, la hice libre como la mía, y si al cuerpo le había dado dos pequeñas luces, limitadas, circunscritas, que partían de mi luz eterna, a la voluntad humana la hice toda ojo, así que cuantos actos hace la voluntad humana, tantos ojos puede decir que posee, ella mira a la derecha y a la izquierda, hacia adelante y hacia atrás, y si la vida humana no está animada por esta Voluntad, no hará nada de bien; Yo al crearla le dije: “Tú serás mi hermana en la tierra, mi Querer desde el Cielo animará el tuyo, estaremos en continuos reflejos, y lo que haré Yo lo harás tú, Yo por naturaleza y tú por gracia de mis continuos reflejos; te seguiré como sombra, no te dejaré jamás. Al crear a la criatura mi única finalidad fue que ella hiciera en todo mi Querer, con esto quería dar a la existencia nuevos partos de Mí mismo; quería hacer de ella un prodigio portentoso, digno de Mí y todo semejante a Mí; pero, ¡ay de Mí, la primera en ponerse contra Mí debía ser la voluntad humana! Mira un poco, todas las cosas se hacen entre dos: Tú tienes un ojo, pero si no tuvieras una luz externa que te iluminara nada podrías ver; tú tienes manos, pero si no tuvieras las cosas necesarias para formar los trabajos nada harías, y así de todo lo demás. Ahora, así quiero la santidad en la criatura, entre ella y Yo, entre dos, Yo por una parte y ella por la otra, Yo a dar mi Vida y como fiel compañero a comunicarle mi santidad, y ella como fiel e inseparable compañera a recibirla. Así, ella sería el ojo que ve, y Yo el sol que le doy la luz; ella la boca, y Yo la palabra; ella las manos, y Yo que le suministro el trabajo para obrar; ella el pie, y Yo el paso; ella el corazón, y Yo el latido. ¿Pero sabes tú quién forma esta santidad? Mi Voluntad, es la única que mantiene en orden la finalidad de la Creación, la santidad en mi Querer es la que mantiene el perfecto equilibrio entre criaturas y Creador, porque son las verdaderas imágenes salidas de Mí”.
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13-31
Noviembre 8, 1921
Vivir en el Divino Querer significa multiplicar la Vida de Jesús con todo el bien que contiene.
(1) Encontrándome en mi habitual estado, mi siempre amable Jesús se ha hecho ver tomando una luz que estaba en mi interior y se la llevaba. Yo he gritado: “Jesús, ¿qué haces, me quieres dejar a oscuras?” Y Él con toda dulzura me ha dicho:
(3) “Hija mía, no temas, me llevo tu pequeña luz y te dejo la mía. Esta pequeña luz no es otra cosa que tu voluntad, que habiéndose puesto de frente a la mía ha recibido el reflejo de mi Voluntad, por eso se ha hecho luz. Yo me la llevo para hacerla girar, la llevaré al Cielo como la cosa más rara y más bella, cual es la voluntad humana que ha recibido el reflejo de la Voluntad de su Creador; la haré girar entre las Divinas Personas, a fin de que reciban los homenajes, las adoraciones de sus reflejos, sólo dignos de Ellas, y después la mostraré a todos los santos, a fin de que también ellos reciban la gloria de los reflejos de la Voluntad Divina en la voluntad humana, y después la haré correr por toda la tierra, a fin de que todos tomen parte en tan gran bien”.
(3) Yo en seguida he añadido: “Amor mío, perdóname, creía que me querías dejar a oscuras, por eso he dicho ¿qué haces? Pero tratándose de mi voluntad llévatela y haz lo que quieras”. Ahora, mientras Jesús se llevaba esta pequeña luz en sus manos, no sé decir lo que sucedía, me faltan las palabras para expresarme, sólo recuerdo que la pequeña luz la ponía de frente a su persona, y la pequeña luz recibía todos sus reflejos, de modo que formaba otro Jesús, y cada vez que mi voluntad repetía los actos, tantos Jesús se multiplicaban. Y mi Jesús me ha dicho:
(4) “¿Ves qué significa vivir en mi Querer? Es multiplicar mi Vida por cuantas veces se quiere, es repetir todo el bien que mi Vida contiene”.
(5) Después de esto estaba diciendo a mi Jesús: “Vida mía, entro en tu Querer para poderme extender en todos y a todo, desde el primero al último pensamiento, de la primera a la última palabra, de la primera a la última acción y paso que se han hecho, se hacen y se harán; quiero sellar todo con tu Querer a fin de que recibas de todo la gloria de tu santidad, de tu amor, de tu potencia, y todo lo que es humano quede cubierto, escondido, marcado por tu Querer, a fin de que nada, nada quede de humano en lo cual Tú no recibas gloria divina”.
(6) Mientras esto y otras cosas hacía, mi dulce Jesús ha venido todo jubiloso, acompañado de innumerables bienaventurados, y Él me ha dicho:
(7) “Toda la Creación me dice gloria mía, gloria mía”.
(8) Y todos los santos han respondido: “He aquí, oh, Señor, que por todo te damos gloria divina”. Se oía un eco por todas partes que decía: “De todo te damos amor y gloria divina”. Y Jesús ha agregado:
(9) “Bendita tú eres, y todas las generaciones te llamarán bienaventurada. Mi brazo hará obras de potencia en ti; serás el reflejo divino, que llenando toda la tierra me harás rescatar de todas las generaciones la gloria que ellas me niegan”.
(10) Yo he quedado confundida y aniquilada al oír esto, y no quería escribir; y Él acariciándome me ha dicho:
(11) “No, no, lo harás, lo quiero Yo; lo que he dicho servirá para honor de mi Voluntad, he querido Yo mismo rendir el homenaje justo que conviene a la santidad en mi Querer; más bien no he dicho nada en comparación de lo que podría decir”.
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13-32
Noviembre 12, 1921
La santidad en el Divino Querer no tiene confines, es la santidad que más se acerca al Creador; tendrá el primado sobre todas las demás santidades y será su vida.
(1) Escribo sólo por obedecer, de otra manera no habría sido buena para poner una sola palabra, sólo el temor de poder entristecer a mi dulce Jesús si no lo hiciera, me da aliento y fuerza. Ahora continúa hablando de su Santísimo Querer, y al venir me ha dicho:
(3) “Hija mía, la santidad en mi Querer no es conocida aún, es por esto por lo que se maravillan, porque cuando una cosa es conocida los asombros cesan. Todas las santidades simbolizan alguna cosa de las que están esparcidas en la creación: Están las santidades que simbolizan los montes, otras los árboles, otras las plantas, la pequeña flor, las estrellas, y tantas otras similitudes. Todas estas santidades tienen su bien limitado e individual, tienen su principio y su fin, no pueden abrazar todo y hacer bien a todos, como no lo puede hacer un árbol y una flor. Ahora, la santidad en mi Querer simbolizará al sol; el sol ha estado y estará siempre, y si bien tuvo un principio en iluminar al mundo, siendo él luz que tuvo origen de mi luz eterna, se puede decir que no tiene principio. El sol hace bien a todos, se extiende a todos con su luz, no hace particularidad con ninguno; con su majestad y con su dominio impera sobre todo y da vida a todo, aún a la más pequeña flor, pero silencioso, sin hacer ruido y casi inobservado. ¡Oh! si una planta hiciera una pequeña cosa, una sombra de lo que hace el sol, como dar calor a otra planta, gritarían todos diciendo que es un milagro, todos lo quisieran ver, hablarían de ella con asombro. En cambio del sol que da vida y calor a todo y que es milagro continuado, ninguno habla de él, ningún asombro, y esto sucede porque el hombre tiene siempre los ojos en lo bajo y a las cosas terrenas, jamás en lo alto y a las cosas celestiales.
(3) Ahora, la santidad en mi Querer, simbolizando al sol, saldrá del centro de mi santidad, será un rayo parido por mi santidad que no tiene principio, así que estas almas existían en mi santidad, existen y existirán; estaban junto Conmigo en el bien que hacía, jamás salían del rayo en el cual las había hecho salir a la luz, no alejándose jamás de mi Querer Yo me entretenía con ellas y me entretengo todavía ahora. Mi unión con ellas es permanente; las veo sobrevolar sobre todo; los apoyos humanos para ellas no existen, igual que el sol no se apoya en ningún punto, vive en lo alto como aislado, pero con su luz todo encierra en sí. Así estas almas, viven en lo alto como el sol, pero su luz desciende hasta lo más bajo, se extiende a todos. Yo me sentiría como si las defraudara si no las hiciera partícipes, y no las hiciera hacer lo que hago Yo, así que no hay bien que de ellas no descienda. En esta santidad Yo veo mis sombras, mis imágenes sobrevolar sobre toda la tierra, en el aire, en el Cielo, y por esto amo y amaré al mundo, porque espero que mi santidad tenga su eco sobre la tierra, que mis rayos salgan fuera, a la luz, y me den gloria completa, restituyéndome el amor, el honor que los demás no me han dado. Pero al igual que el sol serán las más inobservadas, sin ningún estrépito, pero si las querrán mirar, será tanto mi celo, que correrán peligro de quedar cegadas y estarán obligados a bajar la mirada para recuperar la vista. ¿Ves cómo es bella la santidad en mi Querer? Es la santidad que más se acerca a tu Creador, por eso tendrá el primado sobre todas las demás santidades, encerrará en sí todas las otras santidades juntas, y será vida de todas las otras santidades.
(4) ¡Qué gracia para ti el conocerla! ¡Ser la primera, como rayo solar, en salir del centro de mi Santidad sin separarse jamás! Gracia más grande no podría hacerte, milagro más portentoso no podría obrar en ti; sé atenta hija mía, rayo mío, porque cada vez que entras en mi Querer y obras, sucede como el sol cuando toca los cristales, tantos soles en ellos se forman, así tantas veces repites mi Vida, la multiplicas, das nueva vida a mi amor”.
(5) Después de esto estaba pensando entre mí: “En esta Santa Voluntad no se ven milagros, cosas portentosas de las que las criaturas son tan ávidas e irían por medio mundo con tal de tener alguno, sino que todo pasa entre el alma y Dios, y si las criaturas reciben el bien, no saben de donde ha venido el bien. Verdaderamente son como el sol, que mientras da vida y calor a todo, nadie lo señala”. Ahora, mientras esto pensaba, mi Jesús regresando ha agregado, pero con aspecto imponente:
(6) “¡Qué milagros, qué milagros! ¿No es tal vez el más grande milagro el hacer mi Voluntad? Mi Voluntad es eterna y es milagro eterno que jamás termina, es milagro de cada instante el que la voluntad humana tenga conexión continua con la Voluntad Divina. El resucitar muertos, dar vista a los ciegos y todo eso, no son cosas eternas, están sujetas a perecer, por eso se pueden llamar sombras de milagros, milagros fugaces comparados al milagro grande y permanente de vivir en mi Voluntad. Tú no pongas atención a estos milagros, Yo sé cuándo convienen y cuándo se necesitan”.
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13-33
Noviembre 16, 1921
El pecado es cadena que ata al hombre, y Jesús quiso ser atado para romper sus cadenas.
(1) Esta mañana, mi siempre amable Jesús se hacía ver todo atado, atadas las manos, los pies, la cintura; del cuello le descendía una doble cadena de fierro, pero estaba atado tan fuertemente, que le quitaba el movimiento a su Divina Persona. Qué dura posición era ésta, de hacer llorar aun a las piedras, y mi sumo bien Jesús me ha dicho:
(3) “Hija mía, en el curso de mi Pasión todas las otras penas hacían competencia entre ellas, pero una cedía el lugar a la otra, y se mantenían vigilantes para hacerme sufrir lo peor, para darse la vanagloria de que una había sido más dura que las demás, pero las cuerdas no me las quitaron jamás, desde que me apresaron hasta el monte calvario estuve siempre atado, es más, agregaban siempre más cuerdas y cadenas por temor de que pudiese huir, y para hacer más burla y juego de Mí; cuántos dolores, confusiones, humillaciones y caídas me causaron estas cadenas. Pero debes saber que en estas cadenas había un gran misterio y una gran expiación: El hombre, al empezar a caer en el pecado queda atado con las mismas cadenas de su pecado, si es grave son cadenas de fierro, si venial son cuerdas; entonces, si quiere caminar en el bien, siente las trabas de las cadenas y queda obstaculizado en su paso, el estorbo que siente lo agota, lo debilita, y lo lleva a nuevas caídas; si obra siente el impedimento en las manos y casi queda como si no tuviera manos para hacer el bien; las pasiones, viéndolo tan atado hacen fiesta y dicen: “Es nuestra la victoria”. Y de rey que es el hombre, lo vuelven esclavo de pasiones brutales. Cómo es abominable el hombre en el estado de culpa, y Yo para romper sus cadenas quise ser atado, y no quise estar en ningún momento sin cadenas, para tener siempre listas las mías para romper las suyas, y cuando los golpes, los empujones me hacían caer, Yo le extendía las manos para desatarlo y hacerlo libre de nuevo”.
(3) Pero mientras esto decía, yo veía a casi todas las gentes atadas por cadenas, que daban piedad, y rogaba a Jesús que tocara con sus cadenas las cadenas de ellas, a fin de que por el toque de las suyas quedaran rotas las de las criaturas.
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13-34
Noviembre 19, 1921
Los dos apoyos. Para conocer las verdades es necesario que esté la voluntad y el deseo de conocerlas. Las verdades deben ser simples.
(1) Estaba haciendo compañía a mi Jesús agonizante en el Huerto de Getsemaní, y por cuanto me era posible lo compadecía, lo estrechaba fuerte a mi corazón tratando de secarle el sudor mortal, y mi doliente Jesús, con voz apagada y agonizante me ha dicho:
(3) “Hija mía, dura y penosa fue mi agonía en el Huerto, quizá más penosa que la de la cruz, porque si ésta fue el cumplimiento y el triunfo sobre todos, aquí en el Huerto fue el principio, y los males se sienten más al principio que cuando están por terminar, en esta agonía la pena más desgarradora fue cuando se me hicieron presentes uno por uno todos los pecados, mi Humanidad comprendió toda la enormidad de ellos y cada delito llevaba el sello de “muerte a un Dios”, y estaba armado con espada para matarme. Delante a la Divinidad la culpa me aparecía tan horrenda y más horrible que la misma muerte; sólo al comprender qué significa pecado, Yo me sentía morir y moría en realidad, grité al Padre y fue inexorable, no hubo uno solo que al menos me diera una ayuda para no hacerme morir, grité a todas las criaturas que tuvieran piedad de Mí, pero en vano, así que mi Humanidad languidecía y estaba por recibir el último golpe de la muerte, pero ¿sabes tú quién impidió la ejecución y sostuvo mi Humanidad para no morir? Primero fue mi inseparable Mamá, Ella al oírme pedir ayuda voló a mi lado y me sostuvo, y Yo apoyé mi brazo derecho en Ella, la miré casi agonizante y encontré en Ella la inmensidad de mi Voluntad íntegra, sin haber habido nunca ruptura alguna entre mi Voluntad y la suya. Mi Voluntad es Vida, y como la Voluntad del Padre era inamovible, y la muerte me venía de las criaturas, otra criatura que encerraba la Vida de mi Voluntad me daba la vida. Y he aquí que mi Mamá, que en el portento de mi Voluntad me concibió y me hizo nacer en el tiempo, y ahora me da por segunda vez la vida para hacerme cumplir la obra de la Redención. Después miré a la izquierda y encontré a la pequeña hija de mi Querer, te encontré a ti como primera, con el séquito de las otras hijas de mi Voluntad, y así como a mi Mamá la quise Conmigo como primer eslabón de la misericordia, con el cual debíamos abrir las puertas a todas las criaturas, por eso quise apoyar en Ella la derecha; a ti te quise como primer eslabón de la justicia, para impedir que se descargase sobre todas las criaturas como se merecen, por eso quise apoyar la izquierda, a fin de que la sostuvieras junto Conmigo. Entonces, con estos dos apoyos Yo me sentí dar nuevamente la vida, y como si nada hubiera sufrido, con paso firme fui al encuentro de mis enemigos, y en todas las penas que sufrí en mi Pasión, muchas de ellas capaces de darme la muerte, estos dos apoyos no me dejaban jamás, y cuando me veían a punto de morir, con mi Voluntad que contenían me sostenían y me daban como tantos sorbos de vida. ¡Oh! los prodigios de mi Querer, ¿quién puede jamás numerarlos y calcular su valor? Por eso amo tanto a quien vive de mi Querer, reconozco en ella mi retrato, mis nobles rasgos, siento en ella mi mismo aliento, mi voz, y si no la amase me defraudaría a Mí mismo, sería como un padre sin generación, sin el noble cortejo de su corte y sin la corona de sus hijos, y si no tuviera la generación, la corte, la corona, ¿cómo podría llamarme Rey? Así que mi reino es formado por aquellos que viven en mi Voluntad, y de este reino escojo la Madre, la Reina, los hijos, los ministros, el ejército, el pueblo, Yo soy todo para ellos y ellos son todos para Mí”.
(3) Después estaba pensando en lo que Jesús me decía, y decía entre mí: “¿Cómo se hace para poner en práctica esto?” Y Jesús regresando ha agregado:
(4) “Hija mía, las verdades para conocerlas, es necesario que haya voluntad y el deseo de conocerlas. Supón una estancia con las persianas cerradas, por cuanto sol haya afuera la estancia está siempre en oscuridad; ahora, abrir las persianas significa querer la luz, pero esto no basta si no se aprovecha la luz para reordenar la estancia, sacudirla, ponerse a trabajar, porque si no, es como matar esa luz y hacerse ingrato por la luz recibida. Así no basta tener voluntad de conocer las verdades, si a la luz de la verdad que lo ilumina no busca sacudirse de sus debilidades y reordenarse según la luz de la verdad que conoce, y junto con la luz de la verdad ponerse a trabajar haciendo de ella sustancia propia, en modo de trasparentar por su boca, por sus manos, por su comportamiento, la luz de la verdad que ha absorbido, entonces sería como si asesinara la verdad, y con no ponerla en práctica sería estarse en pleno desorden delante de esa luz. Pobre estancia, llena de luz pero toda desordenada, trastornada y en pleno desorden, y una persona dentro que no se preocupa de reordenarla, ¿qué compasión no daría? Tal es quien conoce las verdades y no las pone en práctica.
(5) Has de saber que en todas las verdades, como primer alimento entra la simplicidad, si las verdades no fueran simples, no serían luz y no podrían penetrar en las mentes humanas para iluminarlas, y donde no hay luz no se pueden distinguir los objetos; la simplicidad no sólo es luz, sino es como el aire que se respira, que aunque no se ve da la respiración a todo, y si no fuese por el aire, la tierra y todos quedarían sin movimiento, así que si las virtudes, las verdades, no llevan la marca de la simplicidad, serán sin luz y sin aire”.
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13-35
Noviembre 22, 1921
Los actos hechos en la Divina Voluntad son luz. La pena que más traspasó a Jesús en su Pasión fue el fingimiento.
(1) Continuando mi habitual estado y pasando casi toda la noche en vela, mi pensamiento frecuentemente volaba a mi prisionero Jesús, y Él haciéndose ver entre densas tinieblas, tanto, que oía su respiro afanoso, sentía la proximidad de su persona, pero no lo veía; entonces he buscado fundirme en su Santísima Voluntad haciendo mis acostumbradas compasiones y reparaciones, y un rayo de luz más luminoso que el sol ha salido de dentro de mi interior e iluminaba el rostro de Jesús. Con esta luz su santísimo rostro se ha iluminado, y haciéndose de día se han disipado las tinieblas y yo he podido abrazarme a sus rodillas, y Él me ha dicho:
(3) “Hija mía, los actos hechos en mi Voluntad son días para Mí, y si el hombre con sus culpas me circunda de tinieblas, estos actos, más que rayos solares me defienden de las tinieblas y me circundan de luz, y me dan la mano para hacer conocer a las criaturas quién soy Yo. Por eso amo tanto a quien vive en mi Querer, porque en mi Voluntad puede darme todo y me defiende de todos, y Yo me siento llevado a darle todo y a encerrar en ella todos los bienes que debería dar a todos los demás. Supón que el sol tuviese razón, y que las plantas fueran racionales, y que voluntariamente rechazaran la luz y el calor del sol, que no desearan ni fecundar ni producir frutos; sólo una planta recibe con amor la luz del sol y quisiera dar al sol todos los frutos que las otras plantas no quieren producir, ¿no sería justo que el sol retirando de todas las demás plantas su luz, hiciera llover sobre esta planta toda su luz y su calor? Creo que sí. Ahora, lo que no sucede al sol porque está privado de razón, puede suceder entre el alma y Yo”.
(3) Dicho esto ha desaparecido. Después ha regresado y ha agregado:
(4) “Hija mía, la pena que más me traspasó en mi Pasión fue el fingimiento de los fariseos, fingían justicia y eran los más injustos; fingían santidad, legalidad, orden, y eran los más perversos, fuera de toda regla y en pleno desorden, y mientras fingían honrar a Dios, se honraban a sí mismos, su propio interés, su propia conveniencia, por eso la luz no podía entrar en ellos, porque sus modos fingidos les cerraban las puertas, y el fingimiento era la llave que a doble giro de cerradura, cerrándola a muerte, obstinadamente impedía aun cualquier resplandor de luz, tanto que Pilatos, idólatra, encontró más luz que los mismos fariseos, porque todo lo que él hizo y dijo no partía del fingimiento, sino a lo más del temor, y Yo me siento más atraído hacia el pecador más perverso, no fingido, que hacia aquellos que son más buenos, pero fingidos. ¡Oh!, cómo me da repugnancia quien aparentemente hace el bien, finge ser bueno, reza, pero por dentro anida el mal, el propio interés, y mientras los labios rezan su corazón está lejano de Mí, y en el mismo acto de hacer el bien piensa cómo satisfacer sus pasiones brutales. Además, el hombre fingido en el bien que aparentemente hace y dice, no es capaz de dar luz a los demás, habiéndole cerrado las puertas a la luz, así que obran como demonios encarnados, que muchas veces bajo aspecto de bien atraen al hombre, y éstos viendo el bien se dejan atraer, pero cuando van en lo mejor del camino los precipitan en las culpas más graves. ¡Oh! cómo son más seguras las tentaciones bajo aspecto de culpa, que aquellas bajo aspecto de bien, así es más seguro tratar con personas perversas, que con personas buenas pero fingidas, ¿cuánto veneno no esconden, cuantas almas no envenenan? Si no fuera por los fingimientos y todos se hicieran conocer por lo que son, se quitarían la raíces del mal de la faz de la tierra, y todos quedarían desengañados”.
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13-36
Noviembre 26, 1921
Concentración de la finalidad de la Creación, Redención y Glorificación.
(1) Estaba pensando en lo que está escrito el pasado día 19 y decía entre mí: “¿Cómo puede ser posible que después de mi Mamá pueda ser yo el segundo apoyo?” Y mi dulce Jesús, atrayéndome a Él dentro de una luz inmensa me ha dicho:
(3) “Hija mía, ¿por qué lo dudas? ¿Cuál es el motivo?”
(3) Y yo: “Mi gran miseria”.
(4) Y Él: “Esto hazlo a un lado; y además, si no te elegía a ti, ciertamente debía elegir a otra de la familia humana, porque ésta se rebeló a mi Voluntad, y con el rebelarse me quitó la finalidad de la gloria y del honor que la Creación debía darme, por lo tanto, otra de la misma familia humana, con tener una continua conexión con mi Querer, con vivir más con mi Voluntad que con la suya, abrazando todo en mi Querer debía elevarse sobre todo para poner a los pies de mi trono la gloria, el honor, el amor que todos los demás no me han dado.
(5) Única finalidad de la Creación fue que todos cumplieran mi Querer; no fue que el hombre hiciera cosas grandes, más bien, éstas las veo como una nada y con desprecio si no son frutos de mi Voluntad, y por eso muchas obras en su mejor momento se deshacen, porque la Vida de mi Voluntad no estaba dentro. Entonces el hombre, habiendo roto su voluntad con la mía, me destruyó lo más bello, la finalidad para la que lo había creado; él se arruinó completamente y me negó todos los derechos que me debía dar como a su Creador. Pero mis obras llevan el sello de lo eterno, y mi infinita sabiduría y mi eterno amor no podían dejar la obra de la Creación sin sus efectos y los derechos que me correspondían; he aquí el por qué de la Redención. Quise expiar con tantas penas las culpas del hombre, y con no hacer jamás mi voluntad sino siempre la de la Divinidad, y aun en las cosas más pequeñas, como el respirar, el mirar, el hablar, etc.; mi Humanidad no se movía, ni tenía vida si no era animada por la Voluntad de mi Padre, me habría contentado con morir miles de veces antes que dar un respiro sin su Querer, con esto anudé de nuevo la voluntad humana con la Divina, y en mi persona, siendo Yo verdadero hombre y verdadero Dios, daba a mi Padre toda la gloria y los derechos que le correspondían. Pero mi Querer y mi amor no quieren estar solos en mis obras, quieren hacer otras imágenes semejantes a Mí, y habiendo mi Humanidad rehecho la finalidad de la Creación, vi por la ingratitud del hombre, peligrar la finalidad de la Redención, y para muchos quedar casi arruinada, por esto para hacer que la Redención me diera gloria completa y me diera todos los derechos que se me debían, tomé otra criatura de la familia humana, la cual fue mi Mamá, copia fiel de mi Vida, en quien mi Voluntad se conservaba íntegra, y concentré en Ella todos los frutos de la Redención, así puse a salvo la finalidad de la Creación y Redención, y mi Mamá, si ninguno hubiese aprovechado la Redención, me daría Ella todo lo que las criaturas me habrían dado.
(6) Ahora vengo a ti; Yo era verdadero Hombre y verdadero Dios, mi querida Mamá era inocente y santa, y nuestro amor nos llevó más allá, queríamos otra criatura, que concebida como todos los demás hijos de los hombres tomara el tercer puesto a mi lado, no estaba contento de que sólo Yo y mi Mamá fuéramos íntegros con la Voluntad Divina, queríamos a los otros hijos que a nombre de todos, viviendo en pleno acuerdo con nuestra Voluntad, nos dieran gloria y amor divino por todos, por eso te llamé a ti “ab eterno”, cuando nada existía aún acá abajo, y así como cortejaba a mi querida Mamá, deleitándome, acariciándola y haciendo llover sobre Ella a torrentes todos los bienes de la Divinidad, así te cortejaba a ti, te acariciaba, y los torrentes que llovían sobre mi Mamá te inundaban a ti, por cuanto eras capaz de contener, y te preparaban, te prevenían y embelleciéndote te daban la gracia de que mi Voluntad fuera íntegra en ti, y que no la tuya, sino la mía, animara aun tus más pequeños actos; en cada acto tuyo corría mi Vida, mi Querer y todo mi amor. ¡Qué contento, cuántas alegrías no sentía Yo! He aquí por qué te llamo segundo apoyo después de mi Mamá, no sobre de ti me apoyaba, porque tú eras nada y no podía apoyarme, sino sobre mi Voluntad que tú debías contener. Mi Voluntad es vida, y quien la posee, posee la vida y puede sostener al autor de la misma vida. Entonces, así como en Mí concentré la finalidad de la Creación, en mi Mamá concentré los frutos de la Redención, así en ti concentré la finalidad de la gloria, como si en todos fuera íntegro mi Querer, y de aquí vendrá la corte de las otras criaturas. No terminarán las generaciones si no obtengo mi intento”.
(7) Entonces yo, asombrada he dicho: “Amor mío, ¿es posible que tu Voluntad esté íntegra en mí, y que en toda mi vida no haya habido ninguna rotura entre tu Voluntad y la mía? Parece que te burlas de mí”. Y Jesús con acento más dulce aun:
(8) “No, no bromeo, es verdad que no ha habido ruptura, a lo más leves lesiones alguna vez, pero mi amor como fuerte cemento ha reparado estas lesiones y ha hecho aun más fuerte la integridad. Yo he estado a guardia de cada acto tuyo, y rápidamente hacía correr mi Querer a su punto de honor en cada uno de ellos, Yo sabía que muchas gracias se necesitaban, debiendo hacer el más grande milagro que existe en el mundo, como es el vivir continuado en mi Querer, en que el alma debe absorber a todo un Dios en su acto para darlo de nuevo íntegro como lo ha absorbido, y luego absorberlo de nuevo, por eso sobrepasa al mismo milagro de la Eucaristía, donde los accidentes no tienen razón, ni voluntad, ni deseos que puedan oponerse a mi Vida Sacramental, así que nada pone la hostia, todo el obrar es mío, si lo quiero lo hago, en cambio para realizar el milagro de vivir en mi Querer, debo plegar una razón, una voluntad humana, un deseo, un amor puramente libre, ¿y cuánto no se necesita? Por eso abundan almas que comulgan y participan en el milagro de la Eucaristía, porque para esto se sacrifican menos, pero debiéndose sacrificar más en el hacer que se realice el milagro de que mi Voluntad tenga vida en ellas, poquísimas son las que se disponen”.
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13-37
Noviembre 28, 1921
El mar de la Divina Voluntad y la barquita de luz.
(1) Continuando mi habitual estado, me he encontrado en un mar inmenso de luz, no se veía ni donde terminaba ni donde comenzaba, había una barquita, pero formada también ella de luz, de luz era el fondo de la barca, de luz las velas, en suma toda era luz, sin embargo las diversas partes que se necesitaban para formar la barca se distinguían entre ellas por la diversidad de la luz, una más resplandeciente que la otra; esta barquita navegaba este mar de luz con una velocidad increíble. Yo he quedado encantada, y mucho más al ver que la barquita ahora se perdía en el mar y no aparecía más, ahora salía y mientras estaba lejana, sumergiéndose en el mar se encontraba en el mismo punto donde había salido antes. Por esto mi siempre amable Jesús se divertía mucho al ver a esta barquita, y llamándome me ha dicho:
(3) “Hija mía, el mar que tú ves es mi Voluntad, Ella es luz y nadie puede navegar este mar sino quien quiere vivir de luz. La barca que ves con tanta gracia navegar este mar es el alma que vive en mi Querer; con su continuo vivir en mi Querer ha respirado el aire de mi Voluntad y mi Voluntad la ha vaciado de la madera, de las velas, del ancla, del mástil y la ha convertido toda en luz, así que el alma, conforme va haciendo sus actos en mi Querer, se vacía de sí y se llena de luz. El capitán de esta barca soy Yo, Yo la guío de acuerdo a su velocidad, Yo la sumerjo para darle reposo y tener tiempo para confiarle los secretos de mi Querer, ninguno podría ser hábil en guiarla, porque no conociendo el mar no pueden conocer el modo como guiarla, ni Yo me fiaría de ninguno, a lo más escojo una guía como espectador y oyente de los grandes prodigios que hace mi Querer. ¿Quién puede ser hábil para guiar la carrera en mi Querer? En cambio Yo, en un solo instante la hago hacer la carrera que otro guía la haría hacer en un siglo”.
(3) Luego agregó: “Mira como es bella, corre, se sumerge y se encuentra al principio, es el ámbito de la eternidad que la envuelve, siempre detenida en un punto solo; es mi Voluntad inmutable la que la hace correr en su ámbito que no tiene principio ni fin, que mientras corre se encuentra en aquel punto fijo de mi inmutabilidad. Mira el sol, está fijo, no se mueve, pero su luz en un instante recorre toda la tierra, así esta barca, ella es inmutable Conmigo, no se mueve de aquel punto de donde mi Querer la sacó, de un punto eterno salió y ahí está fija, y si se le ve correr, son sus actos los que corren, que como luz solar corren por todas partes y dondequiera, esta es la maravilla, correr y estar fija, así soy Yo y así debo volver a quien vive en mi Querer, ¿pero quieres saber quién es esta barca? Es el alma que vive en mi Querer, ella conforme hace sus actos en mi Querer hace sus carreras, da la ocasión a mi Voluntad de hacer salir de dentro de su centro tantos otros actos vitales de gracia, de amor, de gloria, y Yo, su capitán, guío ese acto, corro junto a fin de que sea un acto al cual nada le falte y que sea digno de mi Querer; en estas cosas Yo me divierto mucho, veo a la pequeña hija de mi Querer que junto Conmigo corre y está detenida, no tiene pies pero es el paso de todos, no tiene manos y es el movimiento de todas las obras, no tiene ojos y en la luz de mi Querer es más que ojo y luz de todo. ¡Oh, cómo imita bien a su Creador! ¡Cómo se hace semejante a Mí! Sólo en mi Querer puede haber verdadera imitación, siento resonar en mi oído mi voz dulcísima y creadora: “Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza”. Y con gozo interminable exclamo: “He aquí a mis imágenes, los derechos de la Creación me son dados nuevamente, la finalidad para la que he creado al hombre está cumplida”. Cómo estoy contento, y llamo a todo el Cielo a hacer fiesta”.
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13-38
Diciembre 3, 1921
La Redención es salvación, la Divina Voluntad es Santidad.
(1) Me sentía aniquilada y con dudas sobre todo lo que mi Jesús dice de su Divino Querer, y pensaba entre mí: “¿Será posible que haya dejado pasar tantos siglos sin hacer conocer estos prodigios del Divino Querer, y que no haya elegido entre tantos santos uno donde dar principio a esta Santidad toda divina? Estuvieron los apóstoles, tantos otros grandes santos que han asombrado a todo el mundo”. Ahora, mientras esto pensaba, no dándome tiempo e interrumpiendo mi pensamiento, ha venido y me ha dicho:
(3) “La pequeña hija de mi Querer no quiere persuadirse, ¿por qué dudas aún?”
(3) “Porque me veo mala, y por cuanto más dices tanto más me siento aniquilar”.
(4) Y Jesús: “Y esto quiero Yo, tu aniquilamiento, y por cuanto más te hablo de mi Querer, siendo mi palabra creadora, crea mi Querer en el tuyo, y el tuyo ante la potencia del mío queda aniquilado y perdido, he aquí el por qué de tu aniquilamiento. Debes saber que tu querer debe deshacerse en el mío, como viene deshecha la nieve bajo los rayos de un sol ardiente. Ahora, debes saber que por cuanto más grande es la obra que quiero hacer, tantos más preparativos se necesitan. ¿Cuántas profecías, cuántos preparativos, cuántos siglos no precedieron mi Redención? ¿Cuántos símbolos y figuras no previnieron la Concepción de mi Celestial Mamá? Ahora, después de cumplida la Redención debía reafirmar al hombre en los bienes de la Redención, y para esto escogí a los apóstoles como confirmadores de los frutos de la Redención, donde con los Sacramentos debían buscar al hombre perdido y ponerlo a salvo, así que la Redención es salvación, es salvar al hombre de cualquier precipicio, por eso en una ocasión te dije que el hacer vivir al alma en mi Querer es cosa más grande que la misma Redención, porque salvarse, con hacer una vida mediana, ahora caer y ahora levantarse, no es tan difícil y esto lo consiguió mi Redención, porque quería salvar al hombre a cualquier costo y esto lo confié a mis apóstoles como depositarios de los frutos de la Redención. Así que debiendo hacer lo menos en ese entonces, dejé para ahora lo más, reservándome otras épocas para el cumplimiento de mis altos designios.
(5) Ahora, el vivir en mi Querer no es sólo salvación, sino es santidad que debe elevarse sobre todas las demás santidades, que debe llevar el sello de la santidad de su Creador, por eso debían primero venir las santidades menores como cortejo, como precursoras, como mensajeras, como preparativos de esta santidad toda Divina. Y así como en la Redención elegí a mi inigualable Madre como eslabón de unión Conmigo, del cual debían descender todos los frutos de la Redención, así te he elegido a ti como eslabón de unión, del cual debía tener principio la santidad del vivir en mi Querer, y habiendo salido de mi Voluntad para traerme la gloria completa del fin por el cual fue creado el hombre, debía retornar sobre el mismo camino de mi Querer para volver a su Creador. ¿Cuál es entonces tu asombro? Estas son cosas establecidas “ab eterno” y nadie me las podrá cambiar. Y como la cosa es grande, es establecer mi reino en el alma aún en la tierra, he hecho como un rey cuando debe tomar posesión de un reino, él no va primero, sino que antes se hace preparar la morada real, después envía a sus soldados a preparar el reino y a disponer a los pueblos a que se sujeten, después siguen las guardias de honor, los ministros y el último es el rey; esto es decoroso para un rey. Así lo he hecho Yo, me he hecho preparar mi morada real, que es la Iglesia; los soldados han sido los santos, para hacerme conocer por los pueblos; después han llegado los santos que han sembrado milagros, como mis ministros más íntimos; ahora como rey vengo Yo para reinar, por lo que debía elegir un alma donde hacer mi primera morada y fundar este reino de mi Voluntad. Por eso hazme reinar y dame plena libertad”.
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13-39
Diciembre 5, 1921
Quien no recibe los bienes de Dios es un ingrato. Dudas y dificultades.
(1) Después de haber escrito lo que esta dicho arriba me sentía toda compenetrada y más que nunca aniquilada, y habiéndome puesto a rezar, mi siempre amable Jesús ha venido y estrechándome fuerte a su corazón me ha dicho:
(3) “Hija de mi Querer, ¿por qué no quieres reconocer los dones que tu Jesús quiere darte? Esta es suma ingratitud. Supón un rey rodeado por sus fieles ministros, y que un pobre joven descalzo, andrajoso, que llevado por amor de ver al rey va al palacio y haciéndose más pequeño de lo que es, por detrás de los ministros mira al rey y luego se esconde temiendo ser descubierto, pero el rey poniendo en él su atención, mientras el muchacho se está agazapado tras los ministros, lo llama, lo conduce aparte; el pequeño tiembla, enrojece, teme ser castigado, pero el rey se lo estrecha al corazón y le dice: “No temas, te he llamado aparte para decirte que quiero elevarte por encima de todos, todos los dones que he dado a mis ministros quiero que tú los superes, no quiero que salgas de mi palacio”. Si el muchacho es bueno aceptará con amor la propuesta del rey, dirá a todos cuan bueno es el rey, lo dirá a los ministros, llamando a todos para agradecer al rey, pero si es ingrato se negará a aceptar diciendo: “¿Qué quieres de mí? Soy un pequeño pobre, andrajoso, descalzo, no son para mí esos dones”. Y guardará en su corazón el secreto de su ingratitud; ¿no es ésta una horrenda ingratitud? ¿Y qué será de este muchacho? Así eres tú, porque te ves indigna quieres desembarazarte de mis dones”.
(3) Y yo: “Amor mío, Tú tienes razón, pero lo que me causa más impresión es que siempre quieres hablar de mí”.
(4) Y Él: “Es justo, es necesario que hable de ti. ¿Sería correcto que un esposo que quiere casarse con su esposa deba tratar con los otros y no con ella? Mientras que es necesario que se confíen sus secretos, que uno sepa lo que tiene el otro, que los papás den la dote a estos esposos y que anticipadamente uno se habitúe a los modos del otro”.
(5) Y yo he agregado: “Dime vida mía, ¿quién es mi familia? ¿Cuál es mi dote y la tuya?” Y sonriendo ha continuado:
(6) “Tu familia es la Trinidad. ¿No te acuerdas que en los primeros años de cama te llevé al Cielo, y ante la Trinidad Sacrosanta nos unimos? Y Ella te dotó de tantos dones que tú misma no los has conocido aún, y conforme te hablo de mi Querer, de sus efectos y de su valor, son descubiertos los dones con que desde entonces fuiste dotada. De mi dote no te hablo, porque lo que es mío es tuyo. Y además, después de pocos días descendimos del Cielo y las Tres Divinas Personas tomamos posesión de tu corazón y formamos nuestra perpetua morada; Nosotros tomamos el gobierno de tu inteligencia, de tu corazón, de toda tú, y cada cosa que tú hacías era un desahogo de nuestra Voluntad Creadora en ti, eran confirmaciones de que tu querer estaba animado de un Querer Eterno. El trabajo ya está hecho, sólo queda hacerlo conocer para hacer que no sólo tú, sino también otros puedan tomar parte en estos tan grandes bienes, y esto lo estoy haciendo llamando ahora a un ministro mío, y ahora a otro, y hasta ministros de lugares lejanos para hacerles conocer estas grandes verdades. La cosa es mía, no tuya, así que déjame hacer; es más, debes saber que cada vez que manifiestas un valor de más de mi Querer, me siento tan contento que te amo con amor multiplicado”.
(7) Y yo enrojeciendo por mis dificultades he dicho: “Mi sumo y único Bien, mira cómo me he hecho más mala, antes no tenía dudas en lo que Tú me decías, pero ahora no, cuántas dudas, cuántas dificultades, yo misma no sé de dónde las saco”.
(8) Y Jesús: “No te aflijas ni siquiera por esto, soy Yo mismo quien muchas veces suscito estas dificultades para responder no sólo a ti y confirmarte las verdades que te digo, sino para responder a todos aquellos que leyendo estas verdades puedan encontrar dudas y dificultades, y Yo les respondo desde antes, a fin de que puedan encontrar la luz y la respuesta a todas sus dificultades. Críticas no faltarán, por eso todo es necesario”.
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13-40
Diciembre 10, 1921
La fecundidad de un acto en el Divino Querer.
(1) Encontrándome en mi habitual estado, mi siempre amable Jesús ha venido diciéndome:
(3) “Hija mía, cómo es grande un acto hecho en mi Querer. Mira, si tú preguntaras al sol, ¿cuántas semillas has fecundado? ¿Cuántas has multiplicado desde que surgiste sobre nuestro horizonte? Ni el sol, ni ninguna criatura, por muy docta que fuera te podría responder, ni siquiera con un número aproximado, ni cuantas semillas ha fecundado, ni cuantas ha multiplicado. Ahora, un acto hecho en mi Querer es más que sol, que multiplica las semillas, no humanas sino divinas, al infinito. ¡Oh! cómo sobrepasa a la fecundidad y la multiplicidad de las semillas que ha fecundado el sol, sucede una innovación en el mundo espiritual, una armonía por la cual todos son atraídos. Los más dispuestos al oír la armonía se enfervorizan, miles y miles de efectos surgen como tantas semillas, y como el acto hecho en mi Querer lleva consigo la potencia creadora, fecunda esas semillas en modo incalculable para la mente limitada, así que los actos hechos en mi Querer son semillas divinas que llevan consigo la potencia creadora, que más que sol fecundan, no sólo eso, sino que crean las semillas y las multiplican a lo infinito. Estos actos me dan lugar para nuevas creaciones, ponen en movimiento mi potencia, son los portadores de la Vida Divina”.
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13-41
Diciembre 15, 1921
Sólo los actos hechos en el Divino Querer se restituyen al principio donde el alma fue creada, y toman vida en el ámbito de la eternidad.
(1) Encontrándome en mi habitual estado, mi siempre amable Jesús al venir me ha dicho:
(3) “Hija mía, reordénate en Mí, ¿pero sabes cómo puedes reordenarte en Mí? Fundiéndote enteramente en mi Querer; aun el respiro, el latido, el aire que respiras, no deben ser otra cosa que fusiones en mi Querer, así entra el orden entre Creador y criatura y ésta regresa al principio de donde salió. Todas las cosas están en el orden, tienen su lugar de honor, son perfectas, cuando no se apartan del principio de donde han salido; separadas de este principio todo es desorden, deshonor e imperfección. Sólo los actos hechos en mi Querer se restituyen al principio en donde el alma fue creada, y toman vida en el ámbito de la eternidad, llevando a su Creador los homenajes divinos, la gloria de su mismo Querer, todos los demás actos quedan en lo bajo, esperando la última ora de la vida para sufrir cada uno su juicio y la pena que merece, porque no hay acto hecho fuera de mi Voluntad, aun bueno, que pueda decirse puro, solamente con no tener por objeto a mi Voluntad es echar lodo sobre las obras más bellas, y además, con el solo separarse de su principio merece una pena. La Creación salió sobre las alas de mi Querer, y sobre las mismas alas quisiera que regresara a Mí, pero en vano la espero, he aquí por qué todo es desorden y confusión. Por eso ven en mi Querer, para darme a nombre de todos la reparación de tanto desorden”.
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13-42
Diciembre 18, 1921
La paz es la primavera del alma.
(1) Me sentía muy oprimida y angustiada por la privación de mi dulce Jesús. Entonces, después de una jornada de pena, ya avanzada la noche ha venido, y poniéndome sus brazos al cuello me ha dicho:
(3) “Hija mía, ¿qué hay? Veo en ti un humor, una sombra que te vuelven desemejante de Mí y rompen la corriente de la bienaventuranza que entre Yo y tú casi siempre ha existido. Todo es paz en Mí, por eso no soporto en ti ni siquiera una sombra que pueda opacar tu alma; la paz es la primavera del alma, todas las virtudes nacen, crecen y sonríen, como las plantas y las flores, a los rayos del sol primaveral, que disponen a toda la naturaleza a producir su fruto. Si no fuera por la primavera, que con su sonrisa encantadora sacude a las plantas del entumecimiento del frío y viste la tierra como de un manto florido, que llama a todos con su dulce encanto para hacerse mirar, la tierra sería horrible y las plantas acabarían secándose. Así que la paz es la sonrisa divina que sacude al alma de todo entumecimiento, que como primavera celestial sacude al alma del frío de las pasiones, de las debilidades, de las ligerezas, etc., y con su sonrisa hace surgir, más que campo florido, todas las flores y hace crecer todas las plantas, entre las cuales el Agricultor Celestial se digna pasear y tomar de ellas los frutos para hacer de ellos su alimento, así que el alma pacífica es mi jardín, en el cual Yo me recreo y me entretengo. La paz es luz, y todo lo que el alma piensa, habla y obra, es luz que emite y el enemigo no puede acercarse porque se siente golpeado por esta luz, herido y deslumbrado, y para no quedar ciego está obligado a huir. La paz es dominio, no sólo de sí mismo, sino de los demás, así que delante a un alma pacífica quedan, o conquistados, o confundidos y humillados, por esto, o se hacen dominar haciéndose amigos, o se van confundidos no pudiendo sostener la dignidad, la imperturbabilidad, la dulzura de un alma que posee la paz; aun los más perversos sienten la potencia que esa alma contiene. Por eso me glorío tanto en hacerme llamar Dios de la paz, Príncipe de paz, y no hay paz sin Mí, sólo Yo la poseo y la doy a mis hijos como a hijos legítimos, los cuales quedan vinculados como herederos de todos mis bienes.
(3) El mundo, las criaturas, no tienen esta paz, y lo que no se tiene no se puede dar, a lo más pueden dar una paz aparente, que por dentro los desgarra, una paz falsa, que contiene dentro una bebida venenosa, y este veneno adormece los remordimientos de la conciencia y la conduce al reino del vicio, por eso la verdadera paz soy Yo, y quiero mantenerte a la sombra de mi paz, para hacer que jamás estés turbada, y la sombra de mi paz, como luz deslumbrante, pueda mantener lejos de ti cualquier cosa, o a cualquiera que quisiera ensombrecer tu paz”.
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13-43
Diciembre 22, 1921
La finalidad de amar a Dios, abre al alma para recibir la corriente de todas sus gracias. La Divina Voluntad es la más grande de todas las virtudes.
(1) Continuando mi habitual estado, mi siempre amable Jesús se hacía ver dentro de una luz deslumbrante, y esta luz deshaciéndose en lluvia de luz caía sobre las almas, pero muchas no recibían esta corriente de luz porque estaban como cerradas, y la corriente corría hasta donde encontraba almas abiertas para recibirla, y mi dulce Jesús me ha dicho:
(3) “Hija mía, la corriente de mi gracia entra en las almas que obran por puro amor, la sola finalidad de amarme tiene abiertas a las almas para recibir la corriente de todas mis gracias. Amor soy Yo, amor son ellas, así que ellas están en continuas corrientes hacia Mí y Yo hacia ellas; en cambio quienes obran por fines humanos están cerradas para Mí, su corriente está abierta a todo lo que es humano, y la corriente de lo que es humano reciben; quien obra con el fin de pecar recibe la corriente de la culpa, y quien obra por fines diabólicos recibe la corriente del infierno. La finalidad del obrar da las diversas tintas al hombre, que lo transforma, o en bello o en horrible, o en luz o en tinieblas, o en santidad o en pecado; cual es la finalidad del obrar, tal es el hombre, por eso mi corriente no a todos entra, y como es rechazada por las almas que están cerradas a _Mí, entonces se descarga con más ímpetu y abundancia a las almas abiertas a Mí”.
(3) Dicho esto ha desaparecido, pero después ha regresado y ha agregado:
(4) “¿Me sabrías decir por qué el sol ilumina toda la tierra? Porque es mucho más grande que la tierra, y como es más grande tiene la capacidad de tomar en su luz toda la circunferencia de la tierra.; si fuera más pequeño iluminaría una parte, pero no toda, así que las cosas más pequeñas son envueltas y absorbidas por las cosas más grandes. Ahora, mi Voluntad es la más grande de todas las virtudes, por eso todas las virtudes quedan empequeñecidas y perdidas en mi Querer, es más, ante la virtud de la santidad de mi Querer, las otras virtudes tiemblan por reverencia ante mi Querer, sin Él, las virtudes creen hacer algo grande, pero al contacto con la santidad y potencia de la virtud de mi Voluntad, ven que no han hecho nada, y para darles el sello de virtud estoy obligado a sumergirlas en el mar inmenso de mi Voluntad. Mi Voluntad no sólo tiene el primado sobre todo, sino que da las diferentes tintas de belleza a las virtudes, pone en ellas las tintas divinas, el esmalte celestial, su luz deslumbrante; entonces, si las virtudes no son recubiertas por mi Querer, serán buenas, pero no bellas con la belleza que arrebata, que encanta, que enamora a Cielo y tierra”.
(5) Después mi dulce Jesús me ha transportado fuera de mí misma, y me hacía ver que bajo el mar se abrían canales de agua, que haciéndose camino bajo tierra inundaban los cimientos de las ciudades, y en algunas partes se derrumbaban edificios, en otras los hacían desaparecer, abriéndose estas vorágines de agua se tragaban todo bajo tierra, y Jesús todo afligido me dijo:
(6) “El hombre no quiere corregirse y mi justicia es obligada a golpearlo, muchas serán las ciudades que serán castigadas por el agua, por el fuego, por terremotos”.
(7) Y yo: “Amor mío, ¿qué dices? No lo harás”. Y mientras quería rogarle desapareció”.
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13-44
Diciembre 23, 1921
Quien obra y vive en el Querer Divino le da el campo a Jesús para hacer salir nuevas obras, nuevo amor y nueva potencia. Efectos del sueño de Jesús.
(1) Me sentía toda sumergida en el Divino Querer, y mi dulce Jesús al venir me ha dicho:
(3) “Hija de mi Querer, conforme obras y vives en mi Querer, así haces salir de mi Voluntad otros actos nuevos de dentro de Ella, me das el campo para nuevas obras, para nuevo amor, y para nueva potencia. Cómo me siento feliz de que la criatura viviendo en mi Querer me da el campo para obrar, en cambio quien no vive en mi Voluntad me ata las manos y hace inútil mi Querer para ella, mientras que mi Ser es llevado por la fuerza irresistible de mi amor al movimiento, a la obra, y sólo quien vive en mi Voluntad me da libre campo, y Yo animo hasta sus más pequeños actos con mi Querer Divino, no desdeño ni las cosas más bajas para poner en ellas el sello de virtud divina. He aquí por qué amo tanto a quien vive en mi Querer, y circundo cada uno de sus actos con tanta gracia, con tanta dignidad y decoro, porque quiero el honor, la gloria de mi obrar divino, por eso sé atenta y piensa bien que si todo lo que haces no lo haces en mi Voluntad, darás la inutilidad a tu Jesús. ¡Ah!, si supieras cuánto me pesa el ocio, cómo me contrista, estarías más atenta, ¿no es verdad?”
(3) Después de esto estaba por cerrar los ojos al sueño y decía para mí: “También mi sueño en tu Querer, es más, mi respiro se transforme en el tuyo, a fin de que lo que hacía Jesús cuando dormía lo haga también yo, pero, ¿verdaderamente mi Jesús dormía? Y Jesús ha regresado y ha agregado:
(4) “Hija mía, brevísimo era mi sueño, pero dormía, pero no dormía para Mí sino para las criaturas. Yo, como cabeza representaba a toda la familia humana y debía extender mi Humanidad sobre todos, para darles reposo. Yo veía a todas las criaturas cubiertas por un manto de turbaciones, de luchas, de inquietudes; quién caía en la culpa y quedaba triste, quién dominado por tiránicas pasiones a las que quería vencer y quedaba turbado, quién quería hacer el bien y luchaba por hacerlo; en suma, no había paz, porque la verdadera paz se posee cuando la voluntad de la criatura regresa a la Voluntad de su Creador, de donde salió; fuera de su centro, separada de su principio no hay paz. Entonces, mi Humanidad durmiendo se extendía sobre todos, envolviéndolos como dentro de un manto, como la gallina cuando llama a sus pollitos bajo sus alas maternas para hacerlos dormir; así, extendiéndome sobre todos, llamaba a todos mis hijos bajo mis alas para dar, a quién, el perdón de la culpa, a quién la victoria sobre las pasiones, a quién la fuerza en la lucha, para dar a todos la paz y el reposo, y para no darles temor y darles ánimo lo hacía durmiendo, ¿quién teme de una persona que duerme?
(5) Ahora, el mundo no ha cambiado, es más, está más que nunca en luchas y por eso quiero a quien duerma en mi Querer, para poder repetir los efectos del sueño de mi Humanidad”.
(6) Luego con acento afligido ha repetido: “¿Y mis demás hijos dónde están? ¿Por qué no vienen todos a Mí para recibir el reposo y la paz? Llámamelos, llámamelos juntos”.
(7) Y parecía que Jesús los llamaba por nombre, uno por uno, pero pocos eran los que venían.
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13-45
Diciembre 25, 1921
Cómo la Humanidad de Jesús fue alimentada por su Querer. Quien vive en la Divina Voluntad es la más inmediata a Jesús.
(1) Encontrándome en mi habitual estado, mi dulce Jesús se hacía ver como niño, temblando de frío y arrojándose a mis brazos me ha dicho:
(3) “¡Qué frío, qué frío! Caliéntame por piedad, no me dejes más helar”.
(3) Yo me lo he estrechado al corazón diciéndole: “En mi corazón poseo tu Querer, así que el calor de Él es más que suficiente para calentarte”. Y Jesús todo contento:
(4) “Hija mía, mi Querer contiene todo, y quien lo posee todo puede darme. Mi Voluntad fue todo para Mí, me concibió, me formó, me hizo crecer y me hizo nacer, y si mi amada Mamá contribuyó dándome la sangre, lo pudo hacer porque contenía mi Voluntad absorbida en Ella, si no hubiera tenido mi Querer, no habría podido contribuir a formar mi Humanidad, así que mi Voluntad directamente y mi Voluntad absorbida en mi Mamá me dieron la vida. Lo humano no tenía poder sobre de Mí para darme nada, sino sólo el Querer Divino con su aliento me alimentó y me hizo nacer. ¿Pero crees tú que fue el frío del ambiente lo que me heló? ¡Ah, no! Fue el frío de los corazones lo que me hizo temblar de frío, y la ingratitud de ellos la que al salir a la luz me hizo llorar amargamente. Pero mi querida Mamá me calmó el llanto, si bien lloró también Ella, y nuestras lágrimas se mezclaron, y dándonos los primeros besos nos desahogamos en amor. Pero nuestra vida debía ser el dolor y el llanto, y me hice poner en el pesebre para volver al llanto y llamar con mis sollozos y con mis lágrimas a mis hijos, quería enternecerlos con mis lágrimas y con mis gemidos para hacerme escuchar, ¿pero sabes tú quién fue la primera después de mi Mamá a quien llamé con mis lágrimas junto a Mi en el mismo pesebre para desahogarme en amor? Fuiste tú, la pequeña hija de mi Querer, tú eras tan pequeña que superaste a mi amada Mamá, [2] pero en la pequeñez, tanto que te pude tener junto a Mí en el mismo pesebre y pude derramar mis lágrimas en tu corazón, estas lágrimas sellaron en ti mi Querer y te constituían hija legítima de mi Voluntad. Mi corazón se alegró, viendo regresar en ti, íntegro en mi Voluntad, lo que en la Creación mi Querer había hecho salir, esto para Mí era importante e indispensable; debía, al salir a la luz de este mundo, consolidar los derechos de la Creación y recibir la gloria como si la criatura no se hubiera salido nunca de mi Querer. Así que para ti fue el primer beso y los primeros dones de mi edad infantil”.
(5) Y yo: “Amor mío, ¿cómo podía haber sido esto si yo no existía entonces?”
(6) Y Jesús: “En mi Voluntad todo existía y todas las cosas eran para Mí un punto solo, te veía entonces como te veo ahora, y todas las gracias que te he dado no son otra cosa que la confirmación de lo que “ab eterno” te había sido dado, y no solamente te veía a ti, sino que veía en ti a mi pequeña familia que viviría en mi Querer. ¡Cómo estuve contento! Todas estas almas me calmaban el llanto, me calentaban y haciéndome corona alrededor mío me defendían de la perfidia de las demás criaturas”.
(7) Yo he quedado pensativa y dudosa.
(8) Y Jesús: “¿Cómo, lo dudas? No te he dicho nada aún de las relaciones que hay entre Yo y el alma que vive en mi Querer. Te diré por ahora que mi Humanidad vivía del continuo desahogo de la Voluntad Divina, si hubiera hecho un solo respiro que no fuera animado por el Querer Divino, habría sido un degradarme y un desnoblecerme. Ahora, quien vive en mi Voluntad es la más inmediata a Mí, y de todo lo que hizo y sufrió mi Humanidad, es la primera entre todas en recibir los frutos y los efectos que Ella contiene”.
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13-46
Diciembre 27, 1921
El alma que vive en la Divina Voluntad pone en vigor la finalidad de la Creación, y en cada cosa que hace es un desahogo de Jesús que le viene.
(1) Continuando mi habitual estado, mi dulce Jesús al venir me ha dicho:
(3) “Hija mía, cada vez que el alma entra en mi Querer viene a reflejarse en el espejo de mi Divinidad, y reflejándose recibe los rasgos divinos, y estos rasgos la vinculan a la Divinidad, y encontrando en ella su misma fisonomía la reconocen como una de su familia, le dan lugar en medio de las Divinas Personas, la admiten en sus secretos, y reconociendo en ella como centro de vida a su Querer, la admiten en aquel punto eterno y la enriquecen de todo lo que la eternidad contiene. ¡Oh! cómo es bello ver esta pequeña imagen nuestra inundada de todo lo que la eternidad contiene, ella, como es pequeña se siente perdida, ahogada, no pudiendo contenerlo dentro de sí, pero el amor, el desarrollo de la Vida de nuestro Querer en ella, la lleva a volverse a reflejar en Nosotros, y nuestras olas eternas continúan, como máquina que no cesa jamás su movimiento. ¡Oh! cómo nos divertimos, era ésta la única finalidad de la creación del hombre, con el intercambio de nuestros quereres, él con Nosotros y Nosotros con él, formarnos nuestro entretenimiento, y al mismo tiempo hacer en todo feliz al hombre. Rota la unión con nuestro Querer por el hombre, comenzaron nuestras amarguras y su infelicidad, así que la finalidad de la Creación nos falló. Ahora, ¿quién rehace esta falla, quién pone en vigor los derechos de la Creación? El alma que vive en nuestro Querer, ella deja atrás a todas las generaciones, y como si fuera la primera creada por Nosotros se pone en orden en la finalidad con la cual creamos al hombre; nuestro Querer y el suyo hacen uno solo, y obrando con el Querer Divino, nuestra Voluntad obra en el querer humano, y he aquí que comienzan nuestros réditos divinos en la voluntad humana, la finalidad de la Creación está ya en vigor, y como nuestra Voluntad tiene modos infinitos, con tal que encuentre un alma que se preste para hacer obrar a nuestro Querer, pronto viene a rehacerse del fallo de todas las otras voluntades humanas; he aquí por qué la amamos tanto, hasta superar todo el amor de todas las demás criaturas juntas. A nuestra Voluntad conculcada y despreciada en las otras criaturas, ella le devuelve el decoro, el honor, la gloria, el régimen, la vida, ¿cómo no debemos dar todo a ella?”
(3) Después, como si no pudiera contener el amor, me ha estrechado a su corazón y ha agregado:
(4) “Todo, todo a la pequeña hija de mi Querer; estaré en continuo desahogo sobre de ti, tus pensamientos serán el desahogo de mi sabiduría, tus miradas serán el desahogo de mi luz, tu respiro, tu latido, tu acción, serán precedidos por mis desahogos, y luego tendrán vida. Sé atenta y en cada cosa que hagas, piensa que es un desahogo de Jesús que te viene”.
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13-47
Diciembre 28, 1921
Temores. Jesús le da la paz. Luisa quiere que Jesús haga su voluntad.
(1) Me sentía muy afligida, y con una opresión tal que me sentía morir por ciertas cosas que no es necesario escribir. Ahora, mi dulce Jesús al venir me ha tomado entre sus brazos para sostenerme y darme fuerza, y después todo dulzura y bondad me ha dicho:
(3) “Hija mía, ¿qué pasa, qué pasa? Mucho te oprimes, y Yo no lo quiero”.
(3) Y yo: “Mi Jesús, ayúdame, no me abandones en tanta amargura, pero lo que más me oprime es que siento surgir en mí un querer que quisiera decirte: “Esta vez Tú harás mi voluntad, no yo la tuya”. Y el sólo pensar esto me da la muerte. ¡Oh! cómo es verdad que tu Voluntad es vida, pero las circunstancias me empujan, ¡ah, ayúdame!” Y he roto en llanto, y Jesús haciéndose bañar sus manos por mis lágrimas, y estrechándome más ha agregado:
(4) “Hija mía, ánimo, no temas, Yo soy todo para ti, mira cómo son bellas mis manos perladas por las lágrimas de quien teme no hacer mi Querer, ni siquiera una ha caído por tierra. Ahora cálmate y escúchame, Yo haré lo que quieres tú, pero no porque lo quieres tú, sino como si lo quisiera Yo, ¿no estás contenta? Del resto es necesario un poco de suspensión de tu estado, no tengo a quien confiarte, ¿quién podría hacerlo? Tienen el corazón cubierto de una coraza de hierro, mis voces no son ni escuchadas ni comprendidas, los pecados son horrendos, los sacrilegios enormes, los flagelos están ya a las puertas de la ciudad, habrá gran mortandad, por eso se necesita un poco de suspensión de tu estado que impide el curso a mi justicia. Tú me darás el tiempo libre para venir y Yo, retirándome, sin hacerte salir de mi Voluntad te daré lo que te sea necesario”.
(5) Yo he quedado más que nunca amargada por tantas otras cosas que Jesús me ha dicho acerca de nuestros tristes tiempos, pero calmada porque me ha asegurado que no me hacía salir de su Querer. Al otro día ha venido mi Mamá Reina y trayéndome al niñito Jesús me lo ha puesto en los brazos y me ha dicho:
(6) “Hija mía, tenlo estrechado, no lo dejes ir, si supieras que quiere hacer, rézale, rézale, la oración en su Querer lo arrebata, lo encadena, así al menos se ahorrarán en parte los flagelos”.
(7) Dicho esto ha desaparecido, y yo he vuelto a la trágica duda de haber inducido a Jesús a hacer mi querer.
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13-48
Enero 3, 1922
Relaciones entre la Voluntad Divina y la voluntad humana.
(1) Continuando mi habitual estado, mi siempre amable Jesús al venir me ha dicho:
(3) “Hija de mi Querer, ven en mi Voluntad a fin de que conozcas las relaciones que hay entre la Voluntad Divina y la voluntad humana, que la criatura rompió desde el edén terrestre, y que el alma que no conoce otra vida que la Vida de mi Voluntad, mi Voluntad la reedifica, la une nuevamente, restituyéndole todas las relaciones que había roto: 1. Relaciones de creación, de principio de existencia, estos eran vínculos de unión entre Creador y criatura. 2. Relaciones de semejanza, santidad, ciencia, potencia, todo lo que Yo contengo lo puse en relación con el hombre. 3. Relaciones en orden a todas las cosas creadas, entre las cuales le di el primado sobre todo.
(3) Ahora, el hombre con sustraerse de mi Voluntad rompió todas estas relaciones y se puso en relación con el pecado, con las pasiones, con su más feroz enemigo; por eso el alma que vive en mi Querer se eleva tan en alto, que deja atrás a todos, pone el orden entre ella y Yo, se restituye al principio y pone en vigor todas las relaciones rotas; todas las cosas creadas le hacen cortejo y la reconocen como su legítima hermana y se sienten honradas en hacerse dominar por ella; la finalidad para la cual fueron creadas, el ser mandadas y obedecer a sus más pequeñas indicaciones queda ya cumplida, así que toda la naturaleza está reverente a su alrededor y exulta al ver que finalmente su Dios recibe la gloria de la finalidad para la cual las había creado, esto es, servir al hombre; entonces el fuego, la luz, el agua, el frío, se harán mandar por ella y obedecerán fielmente, y así como mi amor preparó de inmediato el remedio para salvar al hombre, descendiendo del Cielo haciéndome hombre, así esta alma que vive en mi Querer, restituyéndose al principio, a su origen eterno de donde salió, ya que antes de que mi Humanidad se formase, ya besaba y adoraba mi sangre, mis llagas, veneraba mis pasos, mis obras y hacía digno cortejo a mi Humanidad. ¡Oh! alma que vives en mi Querer, eres tú sola la finalidad de la gloria de la Creación, el decoro, el honor de mis obras y el cumplimiento de mi Redención; en ti concentro todo, todas las relaciones te son restituidas, y si tú por debilidad en algo fallases, Yo por decoro y honor de mi Voluntad te supliré en todo, por eso sé atenta y da este sumo contento a tu Jesús”.
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13-49
Enero 5, 1922
El Ser Divino es llevado por una fuerza irresistible a comunicarse a la criatura.
(1) Me sentía muy amargada, y mi dulce Jesús al venir, estrechándome a Él me ha dicho:
(3) “Hija mía, tu aflicción pesa sobre mi corazón más que si fuera mía, y no puedo sufrir que tú estés tan afligida, a cualquier costo quiero verte feliz, quiero ver despuntar sobre tus labios de nuevo la sonrisa que contiene la beatitud de mi Querer; dime entonces, ¿qué quieres para estar de nuevo feliz? ¿Será posible que después de tanto tiempo en que tú nada me has negado, Yo no deba darte lo que tú quieres y hacerte contenta?”
(3) Y yo: “Amor mío, lo que quiero es que me des la gracia de que yo haga siempre, siempre tu Querer, esto me basta; cuánto temo que esto no hiciera. ¿No es esta la más grande desventura, que no hiciera aún en la más pequeña cosa tu Voluntad? Sin embargo tus propuestas, tus mismas premuras a esto me inducen, porque veo que no porque sea tu Voluntad, sino porque quieres hacerme feliz y vaciar mi corazón de la amargura de la cual está como inundado, Tú quieres hacer mi voluntad, ¡ah! Jesús, Jesús, no lo permitas, y si quieres hacerme feliz, a tu potencia no le faltan otros modos para quitarme de mi aflicción”.
(4) Y Jesús: “Hija mía, hija mía, hija de mi Voluntad, no, no temas, esto no será jamás, que nuestros quereres queden ni siquiera lesionados, si es necesario un milagro lo haré, pero nuestros quereres no se desunirán jamás, por eso tranquilízate a este respecto y consuélate. Escucha, mi Ser es llevado por una fuerza irresistible a comunicarse a la criatura, tengo tantas otras cosas qué decirte aún, tantas otras verdades que tú no conoces, y todas mis verdades llevan la felicidad que cada una posee, y por cuantas verdades el alma conoce, tantas diversas felicidades adquiere. Ahora, encontrando tu corazón amargado, esas verdades sienten ensombrecida su felicidad y no pueden comunicarse libremente. Yo soy como un padre feliz que posee la plenitud de toda la felicidad y que quiere hacer felices a todos sus hijos; ahora, si ve un hijo suyo que verdaderamente lo ama, y lo ve triste, pensativo, a cualquier costo quiere hacer feliz a su hijo y sacarlo de esa situación, y si el padre sabe que esa tristeza es por causa del amor que da al padre, ¡oh! entonces no se da paz y usa todas las artes y hace cualquier sacrificio para hacer feliz a su hijo. Así soy Yo, y como sé que tu aflicción es por causa mía, si no te veo regresar de nuevo a tu estado de alegría, y sellada por mi felicidad, Yo seré infeliz esperando que vuelvas a los brazos de mi felicidad”.
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13-50
Enero 11, 1922
Las almas que viven en el Divino Querer, serán al cuerpo místico de la Iglesia como piel al cuerpo, y llevarán a todos sus miembros la circulación de vida.
(1) Encontrándome en mi habitual estado, estaba pensando en el Santo Querer Divino y decía entre mí: “Todos los hijos de la Iglesia son miembros del cuerpo místico, del cual Jesús es la cabeza; ¿cuál será el lugar que ocuparán las almas que hacen la Voluntad de Dios en este cuerpo místico?” Y Jesús, siempre benigno, al venir me ha dicho:
(3) “Hija mía, la Iglesia es mi cuerpo místico, del cual Yo me glorío de ser la cabeza, pero para poder entrar en este cuerpo místico los miembros deben crecer a debida estatura, de otra manera deformarían mi cuerpo; pero ¡ay! cuántos no sólo no tienen la debida proporción, sino que están putrefactos, llagados, tanto que dan asco a mi cabeza y a los otros miembros sanos. Ahora, las almas que viven en mi Querer o vivirán, serán al cuerpo de mi Iglesia como la piel al cuerpo; el cuerpo contiene piel interna y piel externa, y como en la piel está la circulación de la sangre que da vida a todo el cuerpo, y es en virtud de esta circulación que los miembros llegan a debida estatura, si no fuera por la piel y por la circulación de la sangre, el cuerpo humano sería horrible a la vista y los miembros no crecerían a debida proporción. Ve entonces cuánto me son necesarias estas almas que viven en mi Querer, habiéndolas destinado como piel al cuerpo de mi Iglesia y como circulación de vida a todos los miembros, serán ellas las que darán el debido crecimiento a los miembros no crecidos, las que sanarán los miembros llagados y las que con su continuo vivir en mi Querer restituirán la frescura, la belleza, el esplendor a todo el cuerpo místico, haciéndolo todo igual a la cabeza, que reinará con toda majestad sobre estos miembros. He aquí por qué no podrá llegar el fin de los días si no tengo estas almas que vivan como perdidas en mi Querer, ellas me interesan más que todo. ¿Qué ridículo haría este cuerpo místico en la Jerusalén celestial sin ellas? Y si esto es lo que me interesa más que todo a Mí, también debe interesarte más que todo a ti, si me amas, y Yo, de ahora en adelante daré a todos tus actos hechos en mi Querer virtud de circulación de vida a todo el cuerpo místico de la Iglesia, como circulación de sangre al cuerpo humano, tus actos extendidos en la inmensidad de mi Querer se extenderán sobre todos, y como piel cubrirán estos miembros, dándoles el debido crecimiento, por eso sé atenta y fiel”.
(3) Después estaba rezando toda abandonada en el Querer de Jesús, y casi sin pensarlo he dicho: “Amor mío, todo en tu Querer: mis pequeñas penas, mis oraciones, mi latido, mi respiro, todo lo que soy y puedo unido a todo lo que eres Tú para dar el debido crecimiento a los miembros del cuerpo místico”. Jesús al oírme, de nuevo se ha hecho ver y sonriendo de satisfacción ha agregado:
(4) “Cómo es bello ver en tu corazón mis verdades como fuentes de vida, que inmediatamente tienen su desarrollo y el efecto para el cual se han comunicado. Por eso, corresponde, y Yo tendré el honor de que en cuanto vea desarrollada una verdad, una nueva fuente de verdad haré surgir”.
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13-51
Enero 14, 1922
La Santísima Trinidad da vida a todo.
(1) Me he encontrado fuera de mí misma, y veía el Cielo abierto y una luz inaccesible a toda criatura; de dentro de esta luz descendían rayos que investían a todas las criaturas, celestiales, terrestres y purgantes. Algunos rayos eran tan deslumbrantes, que si bien quedaba uno revestido, arrebatado, felicitado, pero no se sabía decir nada de lo que contenían; otros rayos eran menos deslumbrantes y se podía decir algo de la belleza, la felicidad, las verdades que contenían, pero era tanta la fuerza de la luz, que yo misma no sabía si mi pequeña mente fuera aún capaz de volver a mí misma. Si mi Jesús no me hubiese sacudido con sus palabras, ninguna fuerza humana habría podido retirarme de aquella luz para llamarme nuevamente a la vida, pero ay de mí, no soy digna aún de mi amada y celestial patria, mi indignidad me obliga a vagar en el exilio, pero, ¡oh! cuán duro me es. Entonces Jesús me ha dicho:
(3) “Hija mía, volvamos juntos a tu cama. Lo que tú ves es la Trinidad Santísima, la cual tiene como en un puño a todas las criaturas, y como de su simple aliento da vida, conserva, purifica y felicita, no hay criatura que de Ella no dependa. Su Luz es inaccesible a mente creada; si alguno quisiera entrar le sucedería como a una persona que quisiese entrar en un gran fuego, no teniendo calor y fuerza suficientes para este fuego, quedaría consumida por él, por eso quedando consumida, jamás podría decir ni cuánto, ni qué calor contenía ese fuego. Los rayos son las virtudes divinas, algunas de estas virtudes son menos adaptables a la mente creada, por eso se hace feliz, las ve, pero no sabe hablar de ellas; de las otras virtudes divinas más adaptables a la mente humana sí se puede hablar, pero balbuceante, porque nadie puede hablar de ellas en manera digna y justa. Las virtudes más adaptables a la mente humana son: El amor, la misericordia, la bondad, la belleza, la justicia, la ciencia. Por eso, junto Conmigo demos nuestros homenajes a nombre de todos para agradecerla, alabarla, bendecirla por tanta bondad hacia todas las criaturas”.
Después de haber rezado junto con Jesús he vuelto en mí misma.
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13-52
Enero 17, 1922
Cada bien que la criatura hace, es un sorbo de vida que da a su alma.
(1) Estaba siguiendo la Pasión de mi dulce Jesús, cuando en un instante me he encontrado fuera de mí misma y veía que mi siempre amable Jesús venía arrastrado por el camino, pisoteado, golpeado más que en la misma Pasión, tratado en forma tan bárbara que daba horror verlo; yo me he acercado a mi Jesús para sacarlo de entre los pies de aquellos enemigos que parecían tantos demonios encarnados. Él se ha arrojado en mis brazos como si esperase que yo lo defendiera, y lo he traído a mi cama. Entonces, después de algunos minutos de silencio, como si quisiera descansar me ha dicho:
(3) “Hija mía, ¿has visto cómo triunfa el vicio, las pasiones en estos tristes tiempos, cómo caminan victoriosos por todos los caminos y el bien es pisoteado, golpeado y aniquilado? El bien soy Yo, no hay bien que la criatura haga en el que Yo no entre, y cada bien que la criatura hace es un sorbo de vida que da a su alma, así que por cuantos actos buenos hace la criatura, tanto más crece la vida de su alma, la hace más fuerte y más dispuesta para realizar otros actos buenos; pero para que estos actos estén exentos de cualquier sustancia venenosa deben ser rectos, sin finalidad humana, sólo para agradarme a Mí, de otra manera los actos más bellos, más santos aparentemente, quién sabe cuánto veneno contienen, y Yo siendo puro bien huyo de estos actos contaminados y no comunico la vida, por lo tanto, a pesar que parece que hacen el bien, su bien está vacío de vida y se nutren de alimentos que les dan la muerte. El mal despoja al alma de la vestidura de la gracia, la deforma, la obliga a tomar veneno para hacerla morir pronto. Pobres criaturas, hechas para la vida, para la felicidad, para la belleza, y el pecado no hace otra cosa que darles sorbos de muerte, sorbos de infelicidad, sorbos de fealdad, que quitándoles todos los humores vitales las hace leña seca para arder con más intensidad en el infierno”.
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13-53
Enero 20, 1922
Lo que el alma que vive en la Divina Voluntad debe hacer con sus harapos.
(1) Estaba pensativa, y además me veía tan mala que sólo Jesús puede saber el estado miserable de mi alma, y Él, todo bondad me ha dicho:
(3) “Hija mía, ¿por qué te oprimes? ¿Sabes cómo son en mi Voluntad las cosas propias? Como tantos viles harapos, trapos viejos que son más un deshonor que un honor para el alma, y que le hacen recordar que ella era una pobre y que ni siquiera un solo vestido decente poseía. Yo cuando quiero llamar un alma a mi Querer para hacer que establezca en Él su morada, hago como un gran señor que quisiera llevar a su palacio a una de las más pobres, para hacer que dejando sus harapos de pobre se vistiese a la altura de su condición de él, haciendo vida junto con él y haciéndola partícipe de todos sus bienes. Pues bien, este señor va por todas las calles de la ciudad y cuando encuentra una de las más pobres, sin techo, sin cama, cubierta sólo con repugnantes harapos, la toma y la lleva como triunfo de su caridad a su palacio, sin embargo le ordena que deje sus harapos, que se lave y se vista con los más hermosos vestidos, y que para no tener memoria de su pobreza, queme sus harapos, porque siendo él muy rico no admite en su casa cosas que signifiquen pobreza. Ahora, si la pobre llora por sus harapos y se aflige porque no ha llevado nada suyo, ¿no ofendería la bondad, la magnanimidad de ese señor? Así soy Yo, y si aquel señor recorre una ciudad, Yo recorro todo el mundo y tal vez todas las generaciones, y cuando encuentro a la más pequeña, la más pobre, la tomo y la pongo en el ámbito eterno de mi Querer y le digo: “Trabaja junto Conmigo en mi Voluntad, lo que es mío es tuyo, si tienes alguna cosa propia déjala, porque en la santidad e inmensas riquezas de mi Voluntad no son otra cosa que míseros harapos”. El querer tener méritos propios es de siervos, de esclavos, no de los hijos, lo que es del padre es de los hijos, y además, ¿qué cosa son todos los méritos que podrías adquirir en comparación con un acto solo de mi Voluntad? Todos los méritos tienen su pequeño valor, peso y medida, ¿pero quién podría jamás medir un acto solo de mi Voluntad? Ninguno, ninguno, y además, ¿qué son tus méritos en comparación de los míos? En mi Querer los encontrarás todos, y de ellos Yo te hago dueña, ¿no estás contenta?
(3) Escucha hija mía, quiero que dejes todo a un lado, tu misión es grandísima, y más que el decir es el hacer lo que espero de ti, quiero que toda tú estés en continuo acto en mi Querer, quiero el paseo de tus pensamientos en mi Querer, para que paseando sobre todas las inteligencias humanas extiendas el manto de mi Querer sobre todas las mentes creadas, y elevándote hasta el trono del Eterno ofrezcas todos los pensamientos humanos sellados con el honor y la gloria de mi Voluntad Divina, después extiende el manto de mi Querer sobre todas las miradas humanas, sobre todas las palabras, como si hicieras pasear tus ojos y tus palabras sobre todas las de ellas, y sellándolas con mi Querer te eleves de nuevo ante la Majestad Suprema, y ofrezcas el homenaje como si todos hubiesen hecho uso de la vista y de las palabras según mi Querer, y lo mismo si obras, si respiras, si tu corazón palpita, tu paseo será continuo; tu camino es larguísimo, es toda la eternidad lo que debes recorrer; si supieras cuanto pierdes cada vez que te detienes y que me privas a Mí no de un honor humano, sino de un honor divino. Estos son los méritos que tú deberías temer perder, no tus harapos y tus miserias, por eso más atención en hacer tus giros en mi Querer”.
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13-54 Enero 25, 1922
Cada verdad contiene en sí una bienaventuranza, felicidad, alegría y belleza distinta. Qué significará conocer una verdad de más acerca de la Divina Voluntad cuando el alma esté en el cielo. + + +
(1) Encontrándome en mi habitual estado, mi siempre amable Jesús al venir me ha dicho:
(3) “Hija mía, por cuantas verdades de más te manifiesto, tantas especialidades de bienaventuranzas te hago en don; cada verdad contiene en sí una beatitud, felicidad, alegría y belleza distinta, así que cada verdad de más que conoces pone en ti una bienaventuranza, una felicidad, alegría, belleza, de las cuales tú quedas enriquecida; son semillas divinas que el alma recibe, y que manifestándolas a los demás les comunica estas semillas y enriquece a quien las recibe. Ahora, las verdades conocidas en la tierra, siendo semillas divinas que germinan beatitud, alegría, etc., en el Cielo, cuando el alma esté en su patria serán hilos eléctricos de comunicación, por medio de los cuales la Divinidad hará salir de su seno tantos actos de beatitud por cuantas verdades el alma ha conocido, ¡oh! cómo quedará inundada por tantos diversos mares inmensos. Ya la semilla la tienes, con tener la semilla tienes el vacío donde poder recibir estos mares inmensos de felicidad, de alegría y de belleza; quien no tiene la semilla, quien no ha conocido una verdad en la tierra, le falta el vacío para poder recibir estas bienaventuranzas. Sucede como cuando un pequeño no ha querido estudiar otros idiomas, haciéndose grande y oyendo hablar en aquellos idiomas que no quiso o no pudo estudiar, no entenderá nada, porque su inteligencia con no querer estudiarlos quedó cerrada y no hizo ningún esfuerzo para preparar un lugarcito para comprender esas lenguas, a lo más quedará admirado, gozará de la felicidad de los demás, pero él ni la poseerá ni será causa de felicidad a los demás. Ve entonces qué significa conocer una verdad de más o una verdad de menos, si todos supieran qué grandes bienes se pierden, harían competencia para hacer adquisición de verdades. Ahora, las verdades son las secretarias de mis bienaventuranzas, y si Yo no las manifiesto a las almas, esas verdades no rompen el secreto que contienen y continúan nadando en mi Divinidad esperando su turno para hacerla de agentes divinos y hacerme conocer, cuántas beatitudes de más contengo, y por cuanto más largamente han estado ocultas en mi seno, con tanto más fragor y majestad salen fuera para inundar a las criaturas y manifestar mi gloria. ¿Crees tú que todo el Cielo esté al día de todos mis bienes? ¡No, no! ¡Oh, cuánto les queda por gozar y que hoy no gozan! Cada criatura que entra en el Cielo y que ha conocido una verdad de más, no conocida por los demás, llevará en ella la semilla para hacer salir de Mí nuevos contentos, nuevas alegrías y nueva belleza, de los cuales esa alma será como causa y fuente, y los demás tomarán parte. No llegará el último de los días si no encuentro almas dispuestas para revelar todas mis verdades, para hacer que la Jerusalén Celestial resuene de mi completa gloria, y todos los bienaventurados tomen parte en todas mis bienaventuranzas, quién como causa directa por haber conocido esa verdad, y quién como causa indirecta, por medio de aquella que la ha conocido.
(3) Ahora hija mía, quiero decirte para consolarte y para hacer que seas atenta en escuchar mis verdades, que las verdades que más me glorifican son las que se refieren a mi Voluntad, causa primaria por la que cree al hombre, que su voluntad fuera una con la de su Creador; pero el hombre habiéndose sustraído de mi Voluntad se hizo indigno de conocer el valor y los efectos y todas las verdades que Ella contiene. He aquí el por qué de todas mis premuras contigo, para hacer que entre Yo y tú los quereres corrieran juntos y estuvieran siempre en sumo acuerdo, porque para hacer que el alma pueda abrir las puertas y disponerse a conocer las verdades que mi Voluntad contiene, lo primero es querer vivir de mi Querer, lo segundo es querer conocerlo, lo tercero es apreciarlo. Por eso contigo he abierto las puertas de mi Voluntad, a fin de que conocieras sus secretos que el hombre había sepultado en mi seno, los efectos y el valor que Ella contiene, y por cuantas verdades conoces de mi Voluntad tantas semillas recibes y tantos secretarios divinos te hacen cortejo. ¡Oh! cómo hacen fiesta en torno a ti, pues han encontrado a quien confiar su secreto, pero la fiesta más bella la harán cuando te conduzcan al Cielo, cuando la Divinidad, a tu primer entrar, hará salir tantas diversas bienaventuranzas distintas entre ellas, de alegría, de felicidad y de belleza, que no sólo te inundarán a ti, sino que todos los bienaventurados tomarán parte. ¡Oh, cómo el Cielo espera tu llegada para gozar de estos nuevos contentos!”
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13-55
Enero 28, 1922
Jesús nos abrió tantas fuentes en su Querer.
(1) Estaba rezando y mi dulce Jesús me ha atraído a Él, y transformándome toda en Él me ha dicho:
(3) “Hija mía, recemos juntos para poder tomar el Cielo en un puño e impedir a la tierra que se precipite más en la corriente del mal”.
(3) Entonces hemos rezado juntos, y después ha agregado:
(4) “Mi Humanidad estando en la tierra se veía muy estrecha ante la Divinidad, y como era inseparable de Ella no hacía otra cosa que entrar en la inmensidad de la Voluntad Eterna y abría innumerables fuentes en favor de las criaturas, porque siendo abiertas por un Hombre Dios, daba a la familia humana el derecho de acercarse a estas fuentes y tomar de ellas lo que quisieran. Así pues formé la fuente del amor, la de la oración, otra de la reparación, la fuente del perdón, la de mi sangre, la de la gloria. Ahora, ¿quieres saber quién agita estas fuentes para hacerlas brotar y hacerlas derramarse de modo que toda la tierra quede inundada? El alma que entra en mi Querer; conforme entra, si quiere amar se acerca a la fuente del amor, y amando, o con sólo poner la intención de amar, agita la fuente, las aguas al ser agitadas crecen, se desbordan e inundan toda la tierra y a veces son tan fuertes estas agitaciones, que las olas se elevan tanto que llegan a tocar el Cielo e inundan la patria celestial; si quiere rezar, reparar, conseguir el perdón a los pecadores, darme gloria, agita la fuente de la oración, de la reparación, del perdón, y éstas brotan, se desbordan e inundan a todos. ¿Cuántos bienes no ha conseguido al hombre mi Humanidad? Dejé las puertas abiertas para que pudieran entrar cuando quisieran, pero qué pocos son aquellos que entran”.
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13-56
Enero 30, 1922
Las verdades son nuevas creaciones. La verdad es luz, y la luz por sí misma se extiende, pero para extenderse es necesario hacerla conocer, el resto lo hará por ella misma.
(1) Encontrándome en mi habitual estado, mi adorable Jesús al venir, viéndome toda reacia en manifestar y en escribir lo que Él me dice, con una actitud imponente que me hacía temblar me ha dicho:
(3) “Hija mía, mi palabra es creadora, y cuando hablo haciendo conocer una verdad que me pertenece, no es otra cosa que nuevas creaciones divinas que hago en el alma. Y así como cuando creé el cielo, con un solo Fiat extendí los cielos y los tachoné de millones de estrellas, tanto, que no hay lugar de la tierra desde el que no se vea este cielo, y si de algún punto no se viera sería un deshonor a la potencia creadora, y podrían decir que la fuerza creadora no tenía poder para extenderse por todas partes, así mis verdades son más que cielo que quisiera hacer conocer a todos, desde un extremo al otro de la tierra, y como tantas estrellas pasar de boca en boca para adornarme el cielo de las verdades que he manifestado. Si la criatura quisiera ocultar mis verdades, haría como si me quisiera impedir que creara el cielo, y con el secreto en el que quiere dejarme me daría el deshonor, como si una persona quisiera impedir que los demás mirasen el cielo, el sol, y todas las cosas creadas por Mí para no hacerme conocer. ¡Ah! hija mía, la verdad es luz, y la luz por sí misma se extiende, pero para extenderse es necesario hacerla conocer, el resto lo hará por sí misma, de otra manera quedará reprimida, sin el bien de poder iluminar y hacer el camino que quiere. Por eso sé atenta y no me impidas el poder extender la luz de mis verdades”.
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13-57
Febrero 2, 1922
La Divina Voluntad es semilla que multiplica las imágenes de Dios. Para que Jesús obre en nosotros, se necesita suma igualdad en todas nuestras cosas.
(1) Esta mañana, mi siempre amable Jesús ha venido todo bondad y dulzura; traía una cuerda al cuello y en la mano un instrumento, como si quisiera hacer alguna cosa. Entonces se ha quitado la cuerda del cuello y ha ceñido el mío, después ha fijado el instrumento en el centro de mi persona, y con una cuerda que hacía girar por una rueda que estaba en el centro de aquel instrumento me medía toda, para ver si todas las partes de mi persona las encontraba iguales; Él estaba todo atento para ver si la cuerda al girar encontraba la perfecta igualdad, y habiéndola encontrado ha dado un suspiro de gran contento diciendo:
(3) “Si no la hubiera encontrado igual no habría podido cumplir lo que quiero, a cualquier costo estoy decidido a hacer de ella un portento de la gracia”.
(3) Ahora, aquella rueda que estaba en el centro parecía que era una rueda de sol, y Jesús se miraba en ella para ver si su adorable persona aparecía toda entera en esa rueda de sol, y apareciendo, satisfecho parecía que rezaba. Mientras estaba en esto ha descendido del Cielo otra rueda de luz, similar a la que tenía yo en el centro de mi persona, pero sin separar sus rayos del Cielo, y se han fundido juntas, y Jesús las ha sellado en mí con sus santísimas manos y ha agregado:
(4) “Por ahora la incisión la he hecho, el sello lo he puesto, después pensaré en desarrollar lo que he hecho”.
(5) Y ha desaparecido. Yo he quedado asombrada, pero no sé qué cosa sea, sólo he entendido que para que Jesús obre en nosotros se necesita suma igualdad en todas las cosas, de otra manera Él obra en un punto de nuestra alma, y nosotros destruimos en otro punto. Las cosas desiguales son siempre molestas, defectuosas, y si se quiere apoyar alguna cosa hay peligro de que la parte desigual la haga caer por tierra. Un día, un alma que no es siempre igual quiere hacer el bien, quiere soportar todo, otro día no se reconoce más, desganada, impaciente, así que no se puede hacer ningún proyecto sobre ella. Después de esto mi Jesús ha regresado y atrayéndome en su Querer me ha dicho:
(6) “Hija mía, la tierra, cuando se pone la semilla dentro de ella hace germinar y multiplica la semilla que se ha puesto. Mi Voluntad se extiende más que tierra y pone la semilla de mi Querer en las almas, y hace germinar y multiplicar tantas otras imágenes mías, semejantes a Mí. Mi Querer hace germinar mis hijos y los multiplica. Debes saber que los actos hechos en mi Querer son como el sol, del que todos toman la luz, el calor y el bien que contiene el sol, pero nadie puede impedir que se goce de los bienes de él, sin que uno defraude al otro todos gozan de él, todos son propietarios del sol, cada uno puede decir: “El sol es mío”. Así los actos hechos en mi Querer, más que sol, son deseados y pretendidos por todos, los esperan las generaciones pasadas, para recibir sobre todo lo que han hecho la luz deslumbrante de mi Querer; los esperan los presentes, para sentirse fecundar e investir por esta luz; los esperan los futuros para cumplimiento del bien que harán. En suma, mi Voluntad soy Yo, y los actos hechos en mi Querer girarán siempre en la rueda interminable de la eternidad para constituirse vida, luz y calor de todos”.
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13-58
Febrero 4, 1922
Las almas que viven en la Divina Voluntad toman parte de la actividad eterna de la Divina Voluntad.
(1) Continuando mi habitual estado, mi dulce Jesús al venir me ha dicho:
(3) “Hija mía, las almas que viven en mi Voluntad son las pequeñas ruedas que giran en la gran rueda de la eternidad. Mi Voluntad es el movimiento y la vida de la rueda de la eternidad interminable; conforme ellas entren en mi Querer para orar, para amar, para obrar, etc., la rueda de la eternidad las hace girar en su circunferencia interminable, y ellas, como en esa rueda encuentran todo lo que se ha hecho y lo que se debe hacer, todo lo que debería hacerse y no se hace, a medida que giran derraman luz y oleadas divinas en lo que se ha hecho y se debe hacer, dando a nombre de todos el honor divino a su Creador, y rehacen lo que no ha sido hecho por las criaturas. ¡Oh! Cómo es bello ver entrar a un alma en mi Querer, en cuanto entra, la gran rueda de la eternidad le da la cuerda para hacerla girar en su gran mole, y la pequeña rueda hace giros eternos; la cuerda de la gran rueda la pone en comunicación con todas las cuerdas divinas, y mientras gira hace lo que hace su mismo Creador, por eso estas almas son como las primeras creadas por Mí, y como las últimas, porque al girar se encuentran al principio, en medio y al final; así que serán la corona de toda la familia humana, la gloria, el honor y el suplemento de todo, y el regreso a Dios de todo el orden de las cosas creadas por Él. Por eso tus giros sean continuos en mi Querer, Yo te daré la cuerda y tú te prestarás a recibirla, ¿no es verdad?”
(3) Después ha agregado: “No has dicho todos los giros que hace la ruedecilla de tu voluntad en la gran rueda de la eternidad”.
(4) Y yo: “¿Cómo podía decirlos si no lo sé?”
(5) Y Él: “En cuanto el alma entra en mi Voluntad, aun con una simple adhesión, con un abandono, Yo le doy la cuerda para hacerla girar, ¿y sabes cuántas veces gira? Gira por cuantas inteligencias piensan, por cuantas miradas dirigen las criaturas, por cuantas palabras dicen, por cuantas obras y por cuantos pasos se hacen, giran a cada acto divino, a cada movimiento, a cada gracia que del Cielo desciende, en suma, en todo lo que se hace en el Cielo y en la tierra ellas forman el giro; los giros de estas ruedecillas son veloces, rápidos, así que son incalculables a ellas mismas, pero Yo los numero todos, primero para tomarme la gloria, el amor eterno que me dan, y después para fundir todo el bien eterno, para darles la capacidad de hacerlas sobrepasar todo, para poder abrazar a todos y hacerse corona de todo”.
Deo Gratias.
Notas:
Esta Hora corresponde a la de las 6 a 7 de la mañana. Lo interesante es ver como Luisa, de alguna manera, mide el tiempo de acuerdo al ejercicio de las Horas de la Pasión, las cuales formaban parte de su misma vida, esto nos da una explicación de como las podía, no meditar, sino vivir todos los días, pues no importando qué hacía, si no estaba en su “habitual estado” las tenía presentes. ↩
A esta frase que puede causar confusión, se le podrían buscar mil explicaciones, pero creo que no llegaríamos a entenderla en toda su magnitud. En primer lugar hay que ver la frese anterior, donde Nuestro Señor le aclara que es la primera “DESPUÉS” de su Mamá. En segundo lugar, la frase que sigue, donde Él mismo da la explicación: “PERO EN LA PEQUEÑEZ.” Podríamos hablar de pequeñez espiritual, pero también cabría la posibilidad de pequeñez física, y por eso sería que a su Mamá la tenía fuera del pesebre y a Luisa la tenía dentro, en el mismo pesebre. Será el Espíritu Santo quien nos hará entender en plenitud esta frase. Lo único que quisiera resaltar, es que no es adecuado quitar la frase sólo porque no la entendemos o parece contradictoria, o peor aún, equivocada, no, es necesario ponerla para estar acordes con lo que ella escribió y con lo que Jesús le dijo, y no es con mi criterio con lo que debo medir qué se pone y qué no. Por último, cabe mencionar que Annibale di Francia, que revisó este libro, no quitó la frase, a pesar de que él era tan llevado a corregirlos. Así que en nombre de la fidelidad la pongo tal y como Luisa la escribió. ↩
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Fuente
• Libro de Cielo. Sierva de Dios, Luisa Piccarreta. divinavoluntad.info
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